19- Sentimientos

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En un día recurrente un par de horas de descanso bastaban para Levi y así lograr recuperar energías luego de agotadoras jornadas, pero por primera vez en su vida algo hizo cambiar su predecible rutina. Una hermosa mujer dormía a su lado placenteramente y sus cabellos cubrían parte de su rostro, sin embargo todo de alguna manera era nuevo y desconocido para el capitán quien por primera vez cerró los ojos prometiendo en vano que solo serían cinco minutos más. La piel de Hanji era tan cálida y sus pechos eran la almohada más perfecta en la que su rostro podía descansar.

Ahora que Hanji dormía profundamente, Levi tuvo tiempo para contemplar detalles de su cuerpo y luego se sintió un poco mal por la noche anterior, quizás había sido un poco bruto con ella y debía admitir que su cuerpo dolía también un poco, pero se aseguraría de compensar aquellas molestias físicas de alguna manera aunque de todos modos su humor era increíblemente bueno esa mañana, tanto que no le importaba realmente lo que pudieran pensar de él. Aunque en realidad nunca le importó lo que otros pudieran creer sobre sí mismo. Era increíble la paz que podía experimentar con algo tan simple como dormir de aquella manera, ni en sus más alocados sueños imaginó que en algún momento terminarían de esa manera. Tan solo sentirla cerca de él era todo lo que necesitaba.

Hanji por otra parte se removió bajo la cama para aferrarse un poco más a su cuerpo si eso fuera posible. La mujer parecía tenerlo prisionero bajo esas firmes y eternas piernas, aunque tampoco le disgustaba.

—Levi~ —ronroneó la castaña aún sin abrir los ojos.

—Oh, por dios. ¿Es esto acaso el cielo? —Levi sentía que se derretía por dentro.

Para su desgracia el roce matutino estaba provocando estragos también. Pese a su repentina y obvia calentura, era mejor tratar de pensar en otras cosas. Sin embargo, Hanji tampoco cooperaba. Al carajo la legión, la mujer más hermosa del distrito estaba en su cama mirándolo lascivamente.

Tan rápido como el capitán cerró los ojos, de la misma manera los abrió ahogándose en un suspiro que nació desde las profundidades de su alma cuando una traviesa boca jugueteó en su centro con circulares movimientos. ¿Era acaso Hanji una diosa del sexo? ¿Cómo podría saber ella las cosas que él prefería? ¿Su erección era tan evidente?

Ninguna de esas interrogantes en su cabeza encontró respuesta cuando Hanji succionó con fuerza haciendo que Levi finalmente se rindiera a los placeres de la vida que curiosamente se tornaban hermosamente misteriosos.

Inteligente, extrovertida, hermosa y malditamente sensual. Hanji definitivamente era el paquete completo y aunque no fuera hermosa o todas esas cosas, el solo hecho de ser Hanji y existir, era suficiente para Levi.

—¿Capitán? —alguien llamó en voz baja, tocando la puerta con discreción.

En un día normal, Levi despertaría al amanecer y luego de asearse se dirigiría a cada habitación donde obligaría a los cadetes y a toda persona de cualquier rango a mantener limpio el cuartel, donde por último finalmente llegaría el desayuno. Sin embargo este no era un día normal. El capitán Levi llevaba muchas horas encerrado en aquella habitación y al parecer no tenía intención alguna de salir. Quizás había decidido que los titanes podían irse a la mierda y que incluso si ya no quedaban soldados dispuestos a entregar sus corazones, siempre era una buena opción repoblar la especie dentro de los muros junto a la castaña sensual de eternas piernas.

Después de mucho tiempo Levi se dignó a salir de su auto cautiverio. Ninguno de los soldados era capaz de mirarle a los ojos, no después de oírlo tener sexo de esa manera tan animal y escandalosa. Probablemente toda la humanidad dentro de las murallas les había oído aunque aparentemente nada de eso iba a estropear el mejor día de su vida.

La ciudad donde la luna no brilla [LeviHan/Historia completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora