7- Un pesimista nunca se decepciona

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Todo resultaba tan confuso que era doloroso, momentos atrás su mano estaba entrelazada a la de Hanji y luego entre sus dedos no había nada más que recuerdos que hacían gritar a su afligido corazón y la pesadilla le despertaba una y otra vez en medio de la noche.

En solo minutos la ciudad había sido destruida y un sentimiento similar a la desolación le inundó. Levi había prometido que jamás la soltaría y que podrían permanecer juntos aún sin saber si sus sentimientos eran correspondidos por Hanji. Sin embargo, nada de eso quedaba y todo lo que había podido hacer por la castaña era obligarla a subir a un navío de evacuación donde se había dado la preferencia por mujeres, niños y ancianos. Levi se odió a sí mismo por ver a Hanji llorar desgarradoramente al saber que él no podría ir con ella como lo prometió y la convenció que él iría en la siguiente embarcación que zarpara, pero ni él podía creerse aquella mentira. Ni siquiera estaba seguro si existía la posibilidad de sobrevivir.

Sobrevivir, una palabra tan simple pero que le hacía sentido al ladrón quien toda su vida había luchado por conseguir un espacio en aquel mundo cruel. Pelear para sobrevivir, robar para sobrevivir, matar por sobrevivir.

Cuánto hubiera deseado Levi seguir en aquella paz, bajo la sombra de un árbol, viendo sonreír a Hanji hasta envejecer junto a ella, pero incluso el amor parecía un lujo imposible de obtener para un ladrón. Hubiera preferido morir en aquel instante que mantenerse despierto a la incertidumbre de saber el destino de Hanji, aunque confiaba en que la atolondrada chica podría regresar a salvo junto a los suyos.

Desde aquel nefasto día, en que la tarde soleada llegó a su fin para dar bienvenida a una ciudad en ruinas y a gran mayoría de sus habitantes muertos, pasaron un par de años. Con un poco de suerte y tal vez malos hábitos, Levi había logrado sobrevivir en la superficie. La ciudad subterránea parecía un lejano recuerdo del que prefería olvidarse para siempre, siendo un lugar al que jamás regresaría porque de hacerlo sería como olvidarse de Hanji. No hubo día en que el ladrón no pensara en ella y por asuntos de la vida misma, jamás volvió a verla pese a que Levi intentó buscarla en cada ciudad hasta los más apartados distritos. Aparentemente nadie sabía de la existencia de la familia Zoe y eso dejó una vaga sensación de angustia en su pecho, angustia con la cual debió lidiar cada día desde ese entonces, desde que sus miradas se encontraron por última vez en medio del caos por la venida de los titanes.

Fue entonces cuando en su cotidiano día algo capturó su atención, una especie de afiche en la pared en la que el gobierno buscaba nuevos reclutas. La mayoría de hombres jóvenes optaban por servir a las tropas de guarnición y los más afortunados eran designados para la policía militar. Sin embargo, ninguna de ambas opciones parecía tentadora para Levi. Por otra parte, la legión de reconocimiento tal vez podría otorgarle la emoción que su vida había perdido por completo desde que se separó de Hanji. Emoción que contrarrestaba con la alta tasa de bajas y donde sus probabilidades de envejecer se reducían considerablemente. El ladrón cogió el afiche de la pared y lo quitó para doblarlo cuidadosamente y guardarlo en su bolsillo.

Las campanas comenzaron a sonar y un murmullo general hizo que Levi volteara por inercia, las puertas de una iglesia cercana se abrieron junto con el recibimiento de quienes permanecían allí. Una angustia comprimida por años estrujaron su corazón en el momento en que aquella mujer tomó la mano de su ahora marido y éste besó ligeramente su mano. Era tan irreal que era doloroso de ver.

—Disculpe, ¿quiénes son? —se atrevió a preguntar Levi a una mujer de avanzada edad que estaba allí aparentemente esperando por ellos.

—El joven Berner y la señorita Zoe, aunque ahora ella es la señora Berner. ¿No son tal para cual? —comentó aquella mujer ruborizándose.

Levi perdió el habla y se sintió mareado de pronto, tanto que debió apoyarse en la fría pared de piedra para mantener el equilibrio. Luego de la impresión vino la ira y su puño se estrelló contra la pared con la fuerza suficiente para triturar sus huesos, pero a Levi no le importó realmente y el único sentimiento posible para él eran las ganas de morir.

Sabía que debía estar feliz por saber que ella estaba realmente bien después de años, pero verla en aquel vestido blanco le había hecho perder los hilos de la cordura. Se sentía herido y nadie le había hecho sentir de esa manera, tanta fue su desesperación que no le importó romper la promesa, robar un caballo, cortar la garganta de un par de soldados para regresar a la ciudad subterránea después de años.

Ésta vez se sentía diferente, Isabel enarcó una ceja con evidente molestia al verlo después de tanto tiempo cuando lo había dado por muerto al no recibir noticias de él en todos esos años, pero el trabajo era trabajo de todos modos, donde aquella vez no sería la excepción y Levi pronto se vio envuelto en aquellos brazos de esa pelirroja que entendía completamente la forma de complacer a los hombres aunque fuera de aquel triste modo. Muchas cosas habían cambiado en la superficie, pero abajo todo seguía igual que antes.

—Estás vivo —comentó Isabel con un matiz triste en su voz.

—Eso creo —respondió Levi.

—Te diría que te quedes a mi lado, pero sé que no lo harás.

—Lo siento por no corresponder tus sentimientos de la misma manera.

—No te preocupes, sabes que siempre estaré esperándote.

Isabel sonrió pese a que hubiera preferido noquearlo con un merecido puñetazo en su nariz, pero se sentía feliz sabiendo que Levi estaba vivo y de regreso aunque fuera por un momento. La pelirroja sabía que posiblemente era la única mujer capaz de domar a aquella fiera de los ojos azules fríos como el invierno, pero esta vez se sorprendió en la actitud dominante de Levi. Era evidente que estaba molesto por algo o quizás alguien. Era de esperarse que horas más tarde la pelirroja despertara sola en la cama, pero Isabel sabía que tal vez no volvería a verlo y debía conformarse con solo recuerdos.

Ese mismo día, Levi regresó a la superficie con una determinación en su mirada. Tal vez luego se arrepentiría, pero la vida ya carecía de sentido por lo que no titubeó cuando se enlistó para luego formar parte de algunas de las ramas militares, ni siquiera temía a la muerte pero eso era mejor que estar dentro de las murallas, tampoco deseaba servir a civiles ni proteger a la nobleza.

Levi solo tenía clara una cosa, él lucharía por conseguir aquella libertad.

La ciudad donde la luna no brilla [LeviHan/Historia completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora