Capítulo 12 - No me ames.

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Natalia podía sentir el miedo recorrer su columna vertebral, Juliana parecía dispuesta a revelar cuanta cosa se le cruzara por la cabeza, parecía dispuesta a entregarse a los brazos de Camila completamente desnuda, no le importaban las consecuencias de dejar la culpa hablar por ella en ese estado de embriaguez extremo.

—Juli, creo que es mejor que vayas a dormir. — Intervino en un intento desesperado por hacerla callar a la chica. — Ya estás demasiado borracha.

Juliana parecía poco dispuesta a cooperar. —¡No! ¡Ella tiene que saber!

Camila, completamente ajena a lo que pasaba entre esas dos amigas intentó hacer un intento vano de ayudar, así que se acercó a la morena para ayudarla a ponerse de pie y sostenerla.

—Juli, Nati tiene razón, estás demasiado borracha, es mejor que duermas para que mañana conversemos con calma.

Pero Juliana parecía poco dispuesta a oír razones, pues se removía con violencia intentando soltarse del agarre de Camila; se sentía hipócrita siendo abrazada, mimada y cuidada por la pelirroja, se sentía hipócrita siendo ella la que estaba viva, se sentía hipócrita escuchando como la muchacha desahogaba su pena y su rabia contra el asesino de su hermano, se sentía hipócrita por estar enamorada de una chica que ni siquiera sabía que la odiaba.

—¡No quiero dormir! ¡Quiero que sepas toda la verdad! ¡Quiero cuidarte!

Camila tomó con suavidad las mejillas húmedas la chica. — Pero si tú ya me cuidas, — suavemente se fueron formando círculos en los pómulos prominentes de la chica. — Tú eres la que hace que mi corazón se sane, — un beso fue posado en la nariz de la morena, haciéndola suspirar por la cercanía con sus labios. — Solo tú me haces sentir así, solo tu me haces sentir bien Juliana, solo tú me lograste hacer sentir enamorada, solo tu lograste esto conmigo.

—Cami, no creo que razonar con ella sea lo mejor. — Natalia lo sabía, pudo verlo en el rostro devastado de su amiga, las palabras de la pelirroja habían terminado por tirar los cimientos que tanto se había demorado en construir, había derrumbado a Juliana y la había dejado irremediablemente rota. — Mejor intentemos que ella duerma, intentemos que pase la borrachera y luego hablamos con ella.

—¡NO! ¡ELLA TIENE QUE SABER! ¡TIENE QUE SABER QUE NO ME PUEDE AMAR! — Juliana estaba fuera de sí; ya era suficientemente malo que todo se le moviera y que el piso ondulara bajo sus pies, pero que su amiga intentara hacerla callar, solo hacía que los deseos de hablar fueran más fuertes. — Ella tiene que saber que no la merezco.

—¡¿De qué demonios hablas?! — Rugió Camila un poco molesta por no comprender, por sentir ese rechazo por parte de la morena. — ¿Es que acaso hice algo mal? ¿Es que ya no me quieres en tu vida? ¿Por eso me dices estas cosas?

—Es que si supieras la verdad me odiarías.

—¿Cuál verdad Juliana? ¿Cómo podría odiarte si yo...? — Camila se detuvo, soltando un suspiro antes de decir lo que estaba a punto de decir. — Si yo me he enamorado de ti.

—No... Cami, por favor, no me ames. —Los suplicas de Juliana terminaron por romper a Natalia, quien sabía que su amiga se estaba destruyendo de a poco intentando.

—Camila, no sigas intentando razonar con ella, ayúdame a llevarla a la habitación, tiene que descansar.

Camila se quedó con un sabor amargo de boca, sin embargo, sabía con claridad que la muchacha no estaba en condiciones de hablar, y por mucho que le gustara saber que era lo que le atormentaba tanto como para pedirle que no la amara. — Llevémosla a su habitación.

Entre ambas chicas tomaron los lánguidos brazos de Juliana y la intentaron mantener estable mientras caminaban a trompicones a la habitación de la muchacha, quien no dejaba de balbucear lo mucho que quería a la pelirroja, pero no podía amarla, porque estaba siendo mala por tenerla a su lado, se sentía egoísta por haberla enamorado.

Accidentes del destino - (Ventino) [Jumila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora