Juliana:
No estaba tranquila, desde ayer que no estaba tranquila y no podía hacer nada para que las cosas se calmaran, para que mi corazón estuviera en paz. Desde ayer que no sabía nada de ella, desde ayer que no la veía y ya sentía que la extrañaba más de lo que hubiese extrañado a alguien en la vida, yo lo peor es que no sabía si la volvería a ver en algún momento, si ella decidiría por mí.
—¿Quieres llamarla? — Escuché una voz en la entrada de mi habitación. — Quizás ahí se te quite esa carita de pena que andas trayendo.
Apenas fui capaz de levantar la cabeza de la almohada, encontrándome con el rostro amoratado de Natalia y con la sonrisa burlona de Makis. ¿Desde hace cuanto que no veía a mi mejor amiga en casa? ¿Desde hace cuanto que ella me hacía falta? ¿Desde hace cuanto que Makis también se había vuelto parte del mapa?
Las respuestas a todas estas preguntas solo podían ser resueltas con una única expresión, demasiado tiempo, más de lo que esperaba. Entonces, el peso de los días había venido sobre mi como pesados sacos de arena, aplastándome, asfixiándome, sintiendo que moriría mil y un veces antes de poder si quiera decir un cuarto de todo lo que me estaba ahogando de a poco.
—Uy, Makis, acerca la silla a la cama. — Anunció ella golpeando el brazo acolchado de su silla de rueda.
Otro motivo para estar destruida, Natalia no tenía movilidad completa en su pierna y quizás pasara las primeras semanas en silla de ruedas antes de recién poder enfrentarse a las muletas; desde ese punto venía una larga y dolorosa recuperación, en la que básicamente tendrían que destrabar cada músculo y cada nervio a la fuerza, dándole la oportunidad de recuperar en algo la movilidad de la pierna, o, en su defecto, quedar de por vida dependiente de muletas.
—Nati, yo... es que. — No me dejó terminar, como siempre que sabe que estoy destruida, como siempre recogiéndome desde el suelo aunque ella esté peor.
—Ella está enamorada de ti ¿Lo sabes? — Preguntó Makis ayudando a acomodar a Natalia y luego rodeando la cama para recostarse al otro lado. — Aunque tenga mil opciones, ella te elegirá a ti, ella ama con intensidad Juli.
Y eso es lo que me daba miedo, que ella me amara con esa misma intensidad con la que yo la amaba y que al final terminara lastimada de una u otra manera, porque eso es a lo que ella apelaba eligiéndome, enfrentarse a un dolor tremendo, a una traición que me daba miedo; yo sabía que a finde cuentas, la rompería de mil maneras diferentes.
—Y yo solo le pagaré con dolor. Makis, yo solo la lastimaré si me elige. — Le respondí en apenas un susurro. — Si ella me elige, perderá todo, incluso el corazón.
—¡Juliana, cuidado con lo que dices! — Me advirtió Natalia. — No te quiebres ahora.
Miré a mi mejor amiga, con pena, incluso con rabia por lo que le había pasado. Ella era otra persona que había destruido con un secreto que parecía ser un agujero negro que absorbía y destruía a todas las personas que me rodeaban. Yo había destruido su pierna, yo había hecho que ella sufriera esa tortura y que casi muriese, yo le había arrebatado la vida sincera, que a fin de cuenta era lo único honorable que nunca habíamos tenido.
—Natalia, déjala hablar, ella está mal. — Reprendió Makis.
Suspiré. — Ya me cansé Natalia, me cansé de tener este secreto que casi te mata. — El rostro de pavor de ella me hizo ver esa súplica tácita que pedía un freno a esta idea descabellada. — Lo siento Natalia, pero yo no puedo dejar que tu sigas cargando con mis culpas y que sigas poniendo el pecho a las balas que no te pertenecen.
—Por favor...
Solo miré a Makis, lo hice porque ella era la única capaz de cuidar a la cabeza hueca que tenía al lado, intentando callarme de muchas maneras posibles.
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Accidentes del destino - (Ventino) [Jumila]
RomanceJuliana no esperaba encontrarse con la persona a la que más daño le había hecho, Camila se encontró con quien más odia, ninguna de ellas sabe quién es la otra, pero cuando los corazones llaman, simplemente se encuentran, es aquí, cuando el peso de u...