[Ya te perdoné]
Camila:
Un año y cinco meses después.
—Señorita Esguerra. — Miré directamente al abogado. — ¿Puede identificar al, y cito, "cerdo corrupto" del que habla la señorita Juliana Pérez en su carta? — Miré directamente a ese hombre que hacía nada vociferaba ser algo mío.
—Si abogado. — Sentencié con voz fría, y sin ningún tipo de remordimiento apunté al que decía ser mi padre. — Es él.
—Que se tome constancia de que la testigo apuntó directamente al acusado. — Apuntó el abogado completamente seguro. — Señorita Esguerra ¿Usted tenía conciencia de los negocios sucios efectuados por su padre?
—No era consciente de ninguno de ello, ni siquiera del que implicaba arruinar la vida la vida de mi novia. — Mi padre me miraba como si quisiera matarme, implorándome de alguna manera que guardase silencio. — Además, es importante mencionar que hacía meses que yo no vivía en casa de mis padres. Él mismo me corrió al negarme terminar con mi novia, así que me fui a vivir con ella.
—¿Existe alguien que pueda corroborar su vivienda de los últimos meses? — Preguntó de manera suelta, luego agregó. — ¿Alguien además de su novia?
—La señorita Natalia Afanador y su esposa María Cristina De Angulo.
—¿Las señoras se encuentran en este momento en la sala? — El abogado parecía firme, intentando mantenerse completamente firme para no caer frente a los ojos acusadores y dolidos de mi padre.
—Si, ellas se encuentran en la parte de la audiencia general.
Por un instante mis ojos se cruzaron con los de mi padre y me pareció ver un atisbo de arrepentimiento, pero se fue tan pronto como quise darme cuenta de que él podía tener el mínimo de humanidad como para arrepentirse. Él podía tener de todo menos humanidad o decencia como para sentir algo tan noble como lo era el arrepentimiento.
—Señorita. — Nuevamente el abogado que guiaba el caso parecía estar consciente del torrente de sentimientos que invadían mi cuerpo, así que estaba luchando por llevarme de vuelta a esa sala y no dejarme volar a la deriva en mi propia depresión. — Usted presentó una carpeta que contenían las pruebas suficientes para inculpar a su padre de desfalco, complicidad en carteles conformados por narcotraficantes, de fraude, compraventa fraudulenta, estafa a pequeñas empresas y de asesinato. — Dios, mi padre era un verdadero monstruo. — Además de implicar a su madre como cómplice o co-benefactora de los crímenes que se le imputan a su padre, además de encubrirlo. — Si, mi madre lo había secundado en todo. — ¿Cómo obtuvo usted esa carpeta?
—De manos de Natalia Afanador.
Mi padre lanzó una sonrisa sarcástica. — De seguro esa muerta de hambre es una fuente confiable.
—Señor, guarde silencio. — Cortó el juez con frialdad. — Reanude la tanda de preguntas abogado.
—¿Tiene consciencia de cómo llegó esa carpeta a manos de la señora Afanador?
Lo sabía, y me dolía tener que decirlo de ese modo. — Llegó por medio de un paquete enviado por mi novia, ella escribió una carta dirigida a mí, una a su mejor amiga y la carpeta con toda la información que fue presentada en la audiencia anterior. — Una seña de mi abogado me invitó a seguir. — Por lo que tengo entendido y como está descrito en la carta a su mejor amiga, Juliana recibió eso de las manos de Evan Smith el día anterior de que MI PADRE la intentara matar.
—¿Y quién es Evan Smith?
—Es uno de los organizadores de las carreras clandestinas. — Sabía que Evan estaría en problemas, pero el siempre me dijo que estaba dispuesto a todo. — Era un buen amigo de mi novia y cuando ocurrió lo del accidente, él fue uno de los pocos enterados de las acciones efectuadas por mi padre para ocultar la culpabilidad de mi hermano en ese, sobornando a quien y le cruzó por delante para inculpar a una chica pobre que no tenía recursos ni mucho menos oportunidad de defenderse. — No podía evitar el dolor se me colara en el corazón y que se mezclara con mis palabra para dejar a toda la audiencia completamente absorta. — Durante un tiempo él estuvo haciendo las averiguaciones pertinentes, reuniendo las pruebas necesarias que fueron presentadas y verificadas por el juzgado.
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Accidentes del destino - (Ventino) [Jumila]
RomanceJuliana no esperaba encontrarse con la persona a la que más daño le había hecho, Camila se encontró con quien más odia, ninguna de ellas sabe quién es la otra, pero cuando los corazones llaman, simplemente se encuentran, es aquí, cuando el peso de u...