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No teníamos algo serio, solo de vez en cuando nos veíamos, teníamos sexo y cada uno para su casa, se notaba que había química entre nosotros e incluso me atrevía a decir que me llegaba a gustar.

Estaban buscando una chica desaparecida y le habían dicho que creían que estaba enterrada en un punto en concreto, yo interesada y preocupada por el caso decidí acercarme y preguntar. Al verlo lo abracé como siempre, él me estrechaba entre sus brazos fuertes, me dio un beso en la frente y seguimos caminando, le pregunte que como iba la búsqueda, él solo me dijo que no habían encontrado nada y que el tenía la esperanza de que no fuera la chica que buscamos y que esté aun viva. El empezó a mirar por todos lados para a ver si habia alguien y me llevo hacia los baños más cercanos, había gente, esperamos a que se fuera disimuladamente y nos metimos, empezó una guerra de besos, siempre me encanto sus besos, me hacen sentir bien, bajo sus besos por mi cuello haciendo que suspirar, nuestras camisetas desaparecían, me subió encima del lavabo, entre mis piernas, nuestras intimidades rozaban y nos hacían gemir, vi que la puerta estaba abierta y baje a cerrarla, pero no la cerré del todo, los besos y caricias continuaban pero.

¡-Christopher que cojones haces! Vuelve al trabajo- dijo la señora rubia y grande-

Nos tuvimos que separar, ya que nos había cortado el rollo y el tenía que volver a trabajar, me había quedado con las ganas.

Derribando TabúesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora