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Después de que terminara lo mío con Marco no quería encontrarlo por ninguna parte, pero qué pequeño es el mundo que me lo he tenido que encuentra. Trabajo en un colegio de educación especial y él empezó sus prácticas allí.

Hoy los niños, al menos uno de ellos no tenía un buen día, yo tengo 10 niños, se portan muy bien, son cariñosos y algunos tienen más autonomía que otros, cuando estaban todos en el patio uno de ellos se me escapó, no habla, pero si grita, salí corriendo detrás de él, no conseguía pararlo, él es grande y alto, en cambio, yo menuda y delgada. Para mi buena suerte él le paró y tranquilizó.

-gracias por pararle los pies, está muy nervioso hoy- dije agarrando la mano del niño-

- no te preocupes, para eso estoy, siempre que necesites… -dijo mirándome a los ojos-

No sabía qué decir, aún me dolía nuestra pelea, había pasado seis meses y yo seguía llorando por las noches, en nuestras miradas había dolor.

Cuando el día de hoy había acabado, el colegio quedaba apartado de la ciudad, pero no mucho, pero me tocaba caminar… , la compañera que me suele bajar no podía hacerlo hoy.

- hey quieres que te baje?- dijo él parando en mi lado-

Al principio me negué, pero él insistió, cuando monté a aquel coche, los recuerdos me invadieron. ¿por qué estamos separados?, todo por una tontería lo quería demasiado. Me dejo en la puerta de mi casa y se bajó conmigo, los dos queríamos decirnos muchas cosas, lo mucho que nos echábamos de menos, no podíamos dejar de hablarlo, estábamos tan cerca, nuestros labios rozaban, ¿habrá beso??, él se acercó y me beso por fin, ese beso decía lo mucho que nos extrañamos, al final del beso sonreímos y abrazamos, quizás volvamos a estar juntos después de todo.


Derribando TabúesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora