Javiera.

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Hay días y noches y entremedio Javiera habita, y a veces grita y se anima y otras tantas oye. Oye hojas y árboles y el cielo y las nubes, y entremedio habita y se reseca si no llueve ni palpita la tierra bajo sus pies.

En su mundo cada día es distinto y si la ves entenderás que no son cambios de humor ni vino tinto ni sopor, sino chanclalpargatas más falda larga y manzanas de ramas colgando ancladas.

Hay días y noches y entremedio se cansa de soñar Javiera, y entre familias y oficinas se ocupa de la poesía sin escribirla. Porque no hace falta querer ser dios ni llave ni puerta, ni describir ni prescribir la naturaleza cuando se percibe la puesta del horizonte y caen hacia el norte nubes de maleza que reflejan más que sucifientes poemas y quejas.

Y en su mundo hay días y noches y todos son distintos y ella con ellos. Y baila sobre el viento y sobre la mar y es indiferente porque es consciente de que nadie ahí miente en cuanto a amar.

Y de no ser así, cuánto menos habría sido; de haber habitado un fin, de haberse sostenido rígida, de haber pensado un treinta de abril que el mundo no necesitara su sonrisa.

Menos mal, que hay días y noches, y entremedio habita Javiera, la estrella, Javiera.

Menos mal, que hay días y noches, y entremedio habita Javiera, la estrella, Javiera

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