Tantos años creyéndome risco cuando en realidad era ola. Era mar.

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Hace poco, durante una noche, me imaginaba a gente conocida hablando cosas de mí, señalándome, murmurando entre sí cómo debería hacer las cosas.

Me visualizaba a mí, ahí al lado, hecha una bolita.

Hasta que me dije "Esperá. ¿Y estos quiénes son para hacerme sentir así? Con todo lo que ya he transitado, superado, vivido, sentido. ¿Quiénes son?"

Y de repente me sentí como una gran masa de mar arrastrándolo todo, dejando la arena impecable tras de mí, limpia de huellas, rastros, burlas, opiniones y críticas ajenas.

Ya no veía a la ola de frente a punto de llevárselo todo y arrastrándome con ella. Estaba del otro lado finalmente. Me movía con la fuerza del océano.

Me sentía poderosa. Capaz de filtrar lo que sí me hacía bien, de empujar y dejar afuera a lo que no me aportaba. De estar en control. De poder llegar a donde quiero. De merecer realmente el lugar en el que estoy.

Y me fui a dormir feliz, inundada de amor propio.

Jamás en mi vida me había sentido tan bien por mí misma.

Hoy recordaba ese pensamiento y volví a sentir esa caótica paz:

Tantos años creyéndome risco cuando en realidad era-podía ser ola. Era mar. 

 

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