¿Dónde estás?
¿Dónde estás? ¡No te escucho!
¿A dónde te has ido? Ya no te siento.
¿Qué ha sucedido?
Me siento totalmente contrariada, miles de ideas y pensamientos torturan mi mente. ¿Qué he hecho?
Todo estaba bien... Lo estaba, ¿no? ¿Lo estaba realmente?
Te extraño...
Esto duele, ¿por qué duele tanto? Tal vez porque en realidad, te amo.
¿Por qué callas? Prefiero conocer tus pensamientos.
¿Por qué no me hables tú corazón? ¿Cómo funcionará esto sin confianza?
No puedo, esto me duele mucho.
Habíamos quedado en cenar románticamente en cuanto regresaras, tres semanas había pasado lejos de ti, y era duro. Pero antes de eso, te sentía distinto de unos días para la fecha.
No tenerte cerca un mes había sido duro, pero podríamos estar juntos a tu regreso, cenaríamos todos los días si así te sentías contento. Lo hubiese hecho eso y más con saberte feliz. Y te fuiste así
Me aseguraste que estabas así por no poder cenar conmigo inmediatamente de tu regreso a la fecha acordada, qué solo por eso estabas mal. Pero mi paranoia me hacía creer qué había aún más que no me decías, pero que sabía que guardabas para, según tú, no lastimarme.
¿Qué no entiendes que tu silencio me daña aún más? ¿Qué acaso no sabes qué la duda y la incertidumbre con en conjunto algo muy letal?
¿Por qué tengo que esperar? ¿No acaso también te afecta más tener tanto sentimiento ahí guardado?
¿Qué dices? Qué no es sabio que me lo digas, ¿es en serio? ¡NO ME IMPORTA! ¿Qué es muy duro para ti todo esto?
¡Necesito saberlo! Necesito conocer que reside en tu corazón y tus pensamientos.
Si me amas, si dices que me aprecias, por favor explícame, ¿qué ha pasado?
¿Desde cuando exactamente comenzó todo esto?
Mis últimos mensajes para ti han sigo ya de hace más de doce horas, y ya me traías de por sí intranquila y preocupada por ti.
He supuesto que no tenía datos, y que no te habían llegado. Intenté calmarme. Pasaron unas cuantas horas más y por fin los leíste. No me contestaste. Es que no lo entiendo, ¿qué está pasando?
Te escribí nuevamente, con todo el deseo de mi corazón por leerte, por saber de ti, de tu vida, por imaginarte escribiendo cada palabra enviada para mí. Y me dormí ahi, con celular a la mano y mis sentimientos expresados en letras solo para ti. A la mañana siguiente, no hubo respuesta. Te volví a escribir, con todo el entusiasmo y amor, pero mis manos temblaban y mis pensamientos volaban. ¡Ya han pasado días!
Sabía que estabas ocupado, pero mi paranoia era grande, y tu frialdad algo notable; mis sentimientos ya a flor de piel, los sentía ardir en lo profundo de mi alma. Esforzándome por qué sintieras mi amor, mi preocupación por ti, te volví a escribir.
Créeme quería ser directa, quería enfrentarle y preguntarte de una vez por todas qué estaba pasando, pero preferí ser paciente y dejarte tranquilo. Tenía miedo de que me contestaras de repente, con un >>estoy bien, sólo ocupado<< y que no quisieses abrirte o que siguieras sin responderme y me evadieras como lealtad haciéndolo.
Llegó el jueves, y tú estabas tan ceca de regresar. Realmente quería que supieras lo importante que eres para mí. Continúe con nuestro ritual, aquel en el que habíamos prometido dar gracias día a día por estar juntos una vez más, mensajes que nos animaban por ser quienes éramos estando juntos, te escribí con todo el amor que podría profesarte.
¡Por fin me habías escrito algo! Vagamente explicaste lo pensado que había sido tu trabajo este tiempo fuera, pero no era suficiente, había algo más. Intentaste ser el de antes pero seguía esa incertidumbre del saber que algo te afligía.
Yo estaba realmente mal, intentando no pensar fatalistamente.
Llegué a casa y te escribí, no puedo estar sin escribirte o hablarte, aún cuando no respondes, aún cuando el silencio lastima, porque te necesito.
Me explicaste a groso modo que había hablado con tus algunas personas, y lo mejor era dejarlo nuestro por un tiempo. Qué todo estaría bien, que necesitabas enfocarte en algo que tú y yo sabíamos que tenías que hacer. Te creí, creía en ti y en lo que estabas llamado a hacer , me dolía pero lo acepté. Porque me aferré a que cada prueba nos transformaría en algo mejor para ambos, en el futuro ser mejores el uno para el otro.
Pero de dejaste así, creyendo.
Me mentiste, por simplemente ya tenías a alguien más ahí.
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Nuestros escritos.
AcakAsí como nuestros escritos...Son distintas historias vividas,soñadas y olvidadas. Algunas son mías,otras son sueños y algunas son de personas que tal vez ni tu ni yo conozcamos. Espero les guste,y quiero que esto sea como para aprender y ser motivac...