Capítulo 25

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Me sentía totalmente perdida en mis pensamientos

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Me sentía totalmente perdida en mis pensamientos. No podía dejar de pensar en los sucesos de las ultimas veinticuatro horas. Y mucho menos podía dejar de pensar en lo que habían visto mis ojos. 

El dolor había sido una parada transitoria en el proceso, las sospechas se multiplicaban al 100% pero aún más altas eran las pruebas.

¿Podía ser cierto?

Era una pregunta que se repetía una y mil veces en mi cabeza, además de los nervios. Me había llegado a enamorar de un hombre al cual le había entregado todo, en tan poco tiempo.

¿Qué debía hacer?

Me había dormido a las pocas horas de haber entrado a la cama, las lágrimas y sollozos se habían hecho presentes segundos después, a medida que el recuerdo de Nicholas y los momentos que habíamos pasado juntos se aglomeraban.

—¿Amor?—le había escuchado llamarme en horas de la madrugada, justo en el momento de su llegada.

Se había quitado toda la ropa y luego metido a la cama, atrayendo mi cuerpo al suyo. La tensión instantánea se hizo presente, sin embargo había tratado de no ser tan obvia. Podía sentir su respiración en la parte baja de mi cuello, y poco a poco debido a ello, la consolidación del sueño se me había vuelto dificil.

No habían pasadl ni diez minutos cuando había empezado notar su respiración lenta y compasiva, al ritmo lento de su corazón.

Dejo cerrar mis ojos y por primera vez en la noche, dejo de pensar en él, solo para pensar en mí.

Había logrado dormirme poco después de haberme dado cuenta que se encontraba dormido. Mis ojos se habían cerrado para minutos despues comenzar a sentir paz.

Una paz mínima.

Me había dejado claro a mi misma que debía comportarme totalmente normal, como si no supiera nada. Era la única forma que no sospechara nada, debía controlarme a mí y a mis nervios.

Así que la mañana siguiente, cuando me había preguntado sobre el paradero de su celular, había contestado de la forma más desinteresada posible.

—Debe estar en la mesita—respondo para luego ir al baño.

Suspiro, mis manos trataban por todos los medios no moverse ante los altos nervios que sentía mi cuerpo.

Diablos.

Su reacción había sido normal, solo había ido a tomarlo y luego lo había apagado.

Por mi parte, mi boca había dejado salir una gran bocanada de aire.

Casi.

Horas antes en la mañana, en el momento en que había despertado de dormir, me había recibido con un beso y una cena bien resuelta, la cual había comido sin ningún problema aparente.

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