Todavía recuerdo el día en que los vi por primera vez y él me pareció la persona más borde y despreocupada del mundo.Llevábamos días viendo cómo construían una inmensa y nueva casa en el pueblo. Cada vez que pasaba para dar mi paseo habitual veía a un pequeño grupo de gente agrupada en la acera de enfrente, glorificando cada cosa que construían. No sabíamos muy bien quién iba a venir al pueblo pero corrían rumores de la llegada de posibles jubilados de la gran ciudad, JA JA JA, grandiosa la ciudad, sí pero los jóvenes sabíamos que ellos tampoco podían permitirse tales lujos. Así que los rumores pasaron a "¿a quién le habrá tocado la lotería?¿Habrá alguna joven muchacha tenido la suerte de casarse con un millonario? Tenía toda la pinta de que si alguien tiene la oportunidad de conseguir tanto dinero lo primero que haga sea volver al viejo pueblo. Era algo imposible.
Y entonces, después de muchos meses de espera, vimos el majestuoso coche rojo, seguido por el familiar 4x4, y finalmente una especie de caravana pegada a un tercer coche, este último más modesto. Trestercios del pueblo estaba reunido en la calle para ver quien bajaba de tales coches, como si se tratara de un espectáculo. ¿A quién se lo ocurre venir un domingo sabiendo que la mayoría no hace nada y va a ser la comidilla del pueblo? Solo a alguien de ciudad se le pasaría por la mente pensar que nadie va a estar pendiente de su llegada en un pueblo pequeño.
Del primer coche salió un hombre no muy alto, con un poco de calvicie y un bigote extremadamente raro. Inmediatamente se dirigió al segundo coche, el familiar, de dónde salieron un hombre alto, trajeado y con una sonrisa contagiosa, una mujer vestida de domingo y con una larga melena de pelo rubio. Y finalmente, un chico, que a diferencia de los dos adultos que lo acompañaban, notó las miradas que lo abordaban y decidió bajar la vista, ponerse los auriculares y despreocuparse de los pueblerinos que lo estábamos mirando. En el tercer coche viajaba otro hombre con el mismo traje que el primero,el mismo bigote extremadamente raro, aunque con más pelo. Este último le entregó unas llaves al señor de la risa contagiosa y este, después de saludar a todos lo presentes allí, entró en la casa, seguido por la mujer y el chico. Los dos hombres parecidos hablaban entre ellos, asintieron a la vez y metieron todos los coches en el parking del enorme jardín de la gran casa, para después acabar saliendo al cabo de un par de horas, según nos contó la abuela de Zoe, una amiga de clase. Los del pueblo nos quedamos perplejos al ver como las grandes rejas se cerraron solas. Fin de la actuación. Alucinantes vecinos.
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COMPLETOS DESCONOCIDOS
Misterio / SuspensoÉl ha desaparecido. Yo soy la primera sospechosa. Los rumores no corren a mi favor. Las cosas de nuestra família pueden volverse en nuestra contra. Ahora tú no estás y yo estoy siendo interrogada casi a diario. Yo te lo contaba todo ¿y tú? Confiaba...