Evil Walks

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Había pasado una semana desde que Arthur era el nuevo integrante de la familia Scorpion, los lujos eran cada vez más extravagantes y las facilidades para el y su familia de igual forma se habían incrementado.

Si, sabía que lo que había hecho para seguir con vida había estado mal, sin embargo Scorpion se había dedicado a hacerle sentir que era algo natural y las atenciones a su familia eran exclusivas y con trato preferencial.

Nick había contraído fiebre y al llegar a uno de los hospitales y mostrar su identificación de la empresa le asignaron al jefe de médicos de la clínica, posteriormente le dieron medicamentos que en un solo día le quitaron la mayoría de los síntomas.

Tracy había tenido problemas con sus estudios, tras el ingreso de Arthur a la familia Scorpion, Tracy recibió apoyo adicional académico, asesoría con simulaciones de exámenes y en su registro las calificaciones aparecieron como si no hubiese realizado exámenes de recuperación.

Todos en la familia estaban felices por los privilegios que consideraban que era por el trabajo arduo de Arthur en Scorpion Science, sólo él sabía que detrás de cada privilegio, había sangre en cada uno de ellos.

Una tarde de sábado Arthur abrió el buzón de su casa, al revisar se dió cuenta que eran los recibos de luz y agua, cuando revisó ambos recibos pudo ver que en la parte donde debía decir el monto a pagar venía una leyenda de nombre: Deuda saldada por apoyo gubernamental.

Nuevamente Arthur se quedaba pensando que tan lejos era el alcance de Scorpion que podía hacer que una instancia de gobierno intercediera por el en gastos de servicios.

Arthur pasaba ocasionalmente a La Gata Rubia, ahí le informaba a Boris sobre lo que sucedía en la empresa.

—Seguro están tramando algo grande Arthur, ten cuidado, no le digas a nadie lo que sucede, sólo a mí, ten calma, necesito una prueba contundente y en un santiamén vendrán refuerzos por esos lunáticos— dijo el agente mientras guardaba y tomaba foto de lo que Arthur le hacía llegar.

—Gracias Boris, espero ésto termine pronto, quiero terminar con esta pesadilla antes de que pase algo aún más terrible.— suspiro Arthur al tiempo que se despedía y se retiraba del lugar sigilosamente.

Una noche de viernes cercano a la medianoche, Arthur se disponía a retirarse de uno de sus días laborados en Scorpion, de pronto pudo ver cómo del misterioso elevador salió la figura de Ulrich Kovalainen, llevaba unas gafas oscuras y tras ver el reloj electrónico de la pared, giró su rostro hacia donde estaba Arthur, al verlo, el ejecutivo solo respiró profundo y con temor vió como la figura del magnate, quien apoyado con un bastón color negro, mango de plata y un listón color rojo,  se acercaba a paso lento  a su oficina.

Apenas pudo estar listo Arthur para recibirlo sin tartamudear, cuando el hombre apagó el interruptor de la luz de la oficina del gerente para después quitarse los lentes.

—¿Trabajando hasta tarde Arthur?— dijo con su ronca voz, extrañado de ver a alguien aún a esas horas de la noche, cuando normalmente el edificio está solo cercano a la madrugada.

—Si señor, ya estoy próximo a retirarme...desde la entrevista que no lo había visto— dijo Arthur tratando de romper la tensión que generaba Ulrich con su presencia.

—Efectivamente, he estado ocupado con la operación Pastorius, está vez, nada saldrá mal— en ese momento Ulrich de su bolsillo sacó un frasco con un líquido color blanco.

—¿Que es eso señor? ¿Algún tipo de fármaco de Scorpion Science?— Inquirió Arthur tratando de adivinar el contenido.

—Esto...mi estimado Arthur, es la cumbre de meses, no, años de investigación, este líquido mezclado con el agua potable, cambiará la demografía de este país, y solo Scorpion Science tendrá la cura— sonrió el hombre satisfecho de sus futuras acciones.

—Pero señor, ¿está hablando de que nosotros provocaremos una enfermedad de la que sólo nosotros tendremos la cura? Eso es...— Justo antes de finalizar su frase fue interrumpido por el magnate.

—¿Ilegal? ¿Inhumano? Deja de pensar como un derrotista, esto es el futuro Arthur, puedes formar parte de este futuro junto con nosotros, o formar parte del pasado con los cadáveres de quienes pisotearon a nuestra nación.—

— Señor, aunque sé que a mis intereses ha convenido trabajar aquí, y que ahora soy parte de la gloria alemana con Scorpion, debo decirle que no puedo hablar con el orgullo de alguien que nació allí.— dijo Arthur tratando de cuidar el tono de su voz.

Ulrich soltó una carcajada para después mirar a Arthur seriamente.

—Arthur, te sugiero que tengas una charla de padre a hijo, creo que el te podrá dar una buena razón por la cual estás aquí, me gusta el apellido que escogió, Davenport, más convincente que Kovalainen supongo.— El misterioso empresario se retiró de la oficina entre carcajadas mientras guardaba en su bolsillo celosamente el frasco con lo que sería el inicio de una pandemia.

Arthur guardó sus cosas y se apresuró a su casa, Ulrich ahora le había dejado dudas del pasado de su propia familia y debía aclararlas de inmediato.

Salió de la empresa con prontitud, era tarde y las calles estaban casi por completo vacías, como si hubiese un toque de queda y temiesen salir de noche, llegó a casa y al ver la luz encendida en su habitación supo que Elisa estaría ahí esperándolo.

Abrió la puerta y pudo verla leyendo una revista.

—Arthur cariño ese hombre en verdad te ha puesto a trabajar demasiado estos días— dijo con molestia mientras se ponía de pie e iba a darle un beso de bienvenida.

—Cielo, ven, acompáñame al auto— Arthur la tomó de la mano y aunque Elisa protestó al andar solo en sus pijamas, él la hizo subir.

—Arthur son casi la 1 de la mañana y me haces entrar al auto, sea lo que sea que me tienes que decir lo puedes hacer en nuestra habitación.— protestó molesta Elisa ante la situación.

—Escucha Elisa, no me lo vas a creer, pero, ellos, la empresa, son un grupo de nazis y neonazis que están a punto de hacer algo muy grave en el país, no puedo decírtelo en la casa porque hay cámaras y probablemente micrófonos— dijo Arthur confesando a su esposa lo que llevaba guardando en secreto desde hace tiempo.

—Arthur creo que has visto demasiadas películas, eso no es posible y como broma no se me hace gracioso, anda vamos a casa, debes estar exhausto con tanto trabajo.— Elisa se disponía a salir del auto con Arthur cerró la puerta y se abrió la camisa mostrando a la altura del pecho el escorpión que habían marcado en su piel.

—¿Le llamas a esto una fantasía?— Cuestionó Arthur a Elisa al tiempo que le mostraba su marca, a partir de ahí le confesó todo lo que había sucedido desde el primer día hasta el último de ellos e incluso de su amigo en aquel club nocturno.

—Amor te ayudaré en todo lo que pueda te lo juro, no te preocupes, todos saldremos de esto.— abrazó con cariño a Arthur mientras le frotaba la espalda con su mano.

Pasada la madrugada, Elisa se levantó de la cama y tras cerrar la puerta de la habitación con cuidado le dió un beso  a Nick, revisó que Tracy estuviese dormida y tras eso se dirigió a la cocina.

Tomó una copa de ginebra que estaba en un anaquel para después descolgar el teléfono y hacer una llamada.

—¿Si? Habla Elisa, el traidor está en La Gata Rubia—

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