Capítulo 10

2.6K 178 6
                                    

Silencio, ningún sonido perturbaba el incómodo silencio en que se vio sumido aquella habitación, un adulto peligroso y un joven inofensivo, dos caras de una misma moneda solo mantenían a la esperada del continuar de alguno. Podía escucharse el sonar de las olas golpear contra las rocas, agradables corrientes ingresaban por la ventana meciendo ocasionalmente los cabellos de quienes se encontraban dentro de aquella habitación.

Ryusei aun intentaba comprender que motivos podría tener Ryuta para haber realizado aquella petición, ni siquiera podía darle sentido, sumido en sus pensamientos fue devuelto a la realidad al sentir como una mano se aferraba a la suya, al mirar hacia la cama se cruzó con los inocentes ojos de Ryuta, este estaba mirándolo de una forma que parecía rogar ver aceptada su petición. Deshaciéndose de su corbata y su saco, Ryusei se acomodo junto al menor quien con cuidado se recorrió para dejar espacio para ambos.

—¿Esto es lo que deseas? —preguntó el mayor acariciando gentilmente los cabellos del menor quien se aferró a las ropas contrarias, apenado Ryuta hizo su mayor esfuerzo para no mirar a Ryusei directamente, le apenaba mucho su propia petición y por ello mirar a ese adulto que tanta gentileza le brindaba—. No temas —dijo el mayor depositando un tierno beso en la frente contraria para acto seguido elevar la mirada de Ryuta de forma que ambos pudieran mirarse—. Seré cuidadoso.

Gentiles toques, agradable calor recorriendo su piel, alegría y confusión entre mezcladas, Ryuta no podría encontrar palabras para explicar cuáles eran sus sentimientos en ese instante, las caricias hechas a su cuerpo iban dejando tras de sí una embriagante sensación que dejaba su mente en blanco. Ryusei paseaba sus manos por cada parte del cuerpo contrario, poco le había llevado dejar a la vista la tersa piel de Ryuta. Demandante era la exigencia por unirse con ese menor a quien tanto ansiaba proteger, aun cuando al principio sus cuidados eran hechos por redención, poco a poco todo cambió tras haber permitido a nuevos sentimientos ingresar a su corazón, sentimientos fáciles de emerger, pero difíciles de deshacer.

Sus manos ansiaban recorrer cada parte del cuerpo contraria en un intento por memorizarlo, mientras su nariz se deleitaba ante el dulce aroma dejado por los jabones comprados para limpiar el cuerpo de Ryuta. Su cordura únicamente le estaba permitiendo contenerse con la finalidad de no lastimar las piernas de Ryuta, las cuales pese al tiempo transcurrido desde que fueron heridas, continuaban sin curarse del todo.

—R-Ryusei... sama...

Le era imposible, Ryuta sentía su mente en blanco, cada toque, cada sensación parecían estarse robando cada uno de sus pensamientos, solo encontraba capacidad para pronunciar el nombre de aquel adulto que lo cuidaba con gran afecto, cada acción realizada hacia él iba acompañada por un gran cuidado el cual buscaba no causarle daño a su, aún débil, cuerpo. Gemidos abandonaba sus labios, respirar resultaba difícil al ser besado, pequeños espasmos hacían acto de presencia con cada toque realizado. Altamente embriagante estaba resultando esa sensación de deleite ante esa nueva sensación creada por Ryusei.

Un dolor, acompañado por una incomodidad se hicieron presentes al Ryusei introducir un dedo en su parte inferior de Ryuta, con ligeros movimientos el mayor poco a poco comenzó a dilatar la entrada del menor, quien complacía con gemidos negados a pasar desapercibidos, y que doblaron su presencia al ser introducido un segundo dedo. Sin detener su acción, Ryusei valoro el tiempo apropiado hasta poder introducir su miembro en Ryuta. Pasados unos instantes acomodo a Ryuta boca arriba alzando con cuidado las piernas y colocarla sobre sus hombros. Posicionándose, con calma fue ingresando—. ¿No te lastimo? —le pregunto al menor que en su expresión podía contemplarse una gran felicidad.

—Ryusei-sama está dentro de mi cuerpo —expresó Ryuta envuelto en felicidad—. Soy... ahora soy uno con Ryusei-sama...

Tomándose su tiempo, Ryusei poco a poco comenzó a moverse, ambos sentían elevarse las temperaturas de sus cuerpos, todo a su alrededor desapareció, solo eran ellos dos entregándose mutuamente. El placer y la lujuria predominaban en aquella habitación, Ryuta y Ryusei perdieron noción del tiempo, estaban sumergidos en un sitio donde solo ellos existían. Fuertes pero gentiles estocadas, sudores uniéndose, alientos entremezclándose, sus cuerpos chocando, Ryuta solo necesitaba aquello para saber que tal momento ocurría, realmente estaba siendo tomado por la persona que más amaba, esa persona por quien vivía y a quien debía su existir.

Secuestrado por error (YAOI R-18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora