Secuestrado por error (YAOI R-18)

Capítulo 6

Transcurrieron tres días desde aquel intento de ataque hacia Ryuta, el "Maestro" habiendo recabado algo de información sobre algunas personas que buscaban a "Shinishi" debió tomar algunas medidas preventivas en los alrededores del bosque en donde se hallaba oculta la casa en donde residían, así como distribuir información falsa sobre lugares en los cuales supuestamente se hallaba escondido aquel prófugo.

Por su lado, Ryuta tras aquel cercano intento de asesinarlo le hizo entrar en un estado donde se encontraba en un constante estado nervioso, la poca confianza que había logrado brindarle a Kohaku y Seiran se había esfumado como al aire, su constante estado temeroso termino conduciendolo a solo poder sentirse seguro cuando el "Maestro" era quien le hacia compañía, si cualquier otra persona ingresaba en la habitación terminaba por desencadenarle un episodio de miedo a tal grado de casi provocarle convulsiones.

—¿"Maestro" realmente no le molesta tener que estar haciéndole compañía al joven Ryuta mientras toma sus comidas? —pregunto Kohaku mientras caminaba junto a su señor a la habitación del menor.

El "Maestro" de cierta forma comprendía todas las razones por las cuales Ryuta se estaba comportando como lo estaba haciendo, más halla del hecho de haber sido secuestrado, la principal razón era el radical estilo de vida al cual bruscamente se vio sometido. Ryuta sin deber ni tener que pagar por alguna contra su voluntad no se le dejo opción para huir de una situación en la cual no merecía estar.

A sus escasos diecisiete años Ryuta fue arrojando a un lado del mundo adulto que cualquier persona con sentido común evadiría tanto como le fuera posible, sin embargo, él no tuvo esa oportunidad, no se le dejo ruta para huir, quisiera o no fue únicamente tuvo un camino para elegir. El "Maestro" al encontrarse frente a la habitación de Ryuta le dio algunas instrucciones a sus guardianes quienes dejaron de realizar preocupas y se dirigieron a realizar sus encomiendas. Al ingresar al cuarto el mayor visualizo a aquel menor que cuidaba con tanto esmero mirando por la ventana los barcos que pasaban.

—¿Nuevamente estas mirando el mar?

Ryuta al escuchar la voz del "Maestro" volcó su atención en que adulto quien en escasos tres días se había vuelto el único ser a quien se atrevía a mirar e intercambiar palabras—. Sí, hoy han pasado muchos barcos gigantes y algunos con pescados —respondió con una alegría que para cualquiera resultaría confusa dadas sus circunstancias pero que para el "Maestro" era la reacción involuntaria que hacia la mente de Ryuta para escapar a su cruda realidad.

El "Maestro" poco tardo en detectar cuan afectado había dejado el ataque a Ryuta, el menor aun si lucia exactamente como Shinishi era evidente que a su vez era distinto a él: Shinishi se caracterizaba por su sentido de la aventura, de vivir el momento, de la adrenalina y las emociones fuertes; muy por el contrario, Ryuta prefería evitar los problemas y ser cauteloso, además de poseer un carácter débil ante lo impredecible. Donde muchas personas tomarían o huirían del riesgo, Ryuta era incapaz de tomar alguna decisión. En los días que le había sucedido al ataque el menor lentamente fue quebrándose, su miedo e inseguridad fueron asfixiándolo hasta que llevarlo a un punto donde su mente apenas podía ser consciente era la de un joven de diecisiete años, fueron menos de veinticuatro horas para notar que Ryuta fue progresivamente adoptando un comportamiento que bailaba entre lo infantil y lo maduro, así como un crecimiento desmedido por solo confiar en el "Maestro" quien lejos de entregarse a la incertidumbre se mantenía preparado para cualquier circunstancia que se le presentara.

—Dime Ryuta, ¿Te gustaría ir a ver de cerca el mar una vez te sientas mejor?

—¿De verdad?

—Si, pero solo puedo llevarte hasta que el doctor Makoto me de su permiso, ¿Crees poder aguantar que te una pequeña revisión?

Ryuta por un momento se sintió invadido por el miedo, pero en dicho su momento su mente estaba más dominaba por su lado infantil que por su razón—. Si promete llevarme a ver el mar podré aguantar.