La oportunidad había sido dada, Ryuta sabía que tanto Kohaku como Seiran estaban tomándose las molestias de darle ocasión de hablar con el mayor, con ese adulto que parecía estarlo evitando, y sin embargo no lograba encontrar las palabras adecuadas para iniciar la conversación. solo estaba quedándose sin siquiera dirigir una mirada a Ryusei. Aunque durante el trayecto de su habitación a la oficina estuvo confiando en querer compartir sus pensamientos, ahora dudaba si había sido buena idea dejarse llevar.
Ryusei, por su lado, intentaba mirar hacia cualquier dirección menos hacia donde Ryuta se encontraba. Nunca espero que sus guardianes fueran ponerse en contra suya. Había pasado los últimos días evitando pensar en todas las emociones que se arremolinaban en torno al menor, que, por primera vez en su vida, se sentía atemorizado por enfrentarse a alguien, preguntándose el motivo para estar siendo cobarde frente a alguien que casi seguía siendo un niño y que, encima, ni siquiera suponía una amenaza real.
—¿Necesitas algo? —pregunto manteniendo control de sí mismo y fingiendo centrarse en los papales que había estado revisando con Seiran.
Las palabras seguían atorradas en su boca, Ryuta, en su interior, tenía tantas cosas que deseaba decir, pero había algo que parecía estarlo acobardando, como si algo pudiera terminar al momento de abrir su boca, y, fuera lo que fuera eso, no deseaba que lo hiciera crear una mayor distancia, de la que quizás ya existía, entre ellos dos, sin embargo, aquello estaba dándose, aunque estuviera quedándose callado.
Divagando por algunos momentos más, Ryuta estaba por llamar a Kohaku para que lo llevara de vuelta al dormitorio, cuando en su mente volvió a aparecer la imagen de Shinishi, si Ryusei seguía tras aquel chico, no existían motivos para que el mayor lo hubiera tomado a él, Ryuta deseaba impedir que en su corazón emergiera algo que lo hiciera perder aquellos sentimientos tan importantes que poseía hacia Ryusei. Todo cuanto se hallaba residiendo en su corazón era todo cuanta tenia, era lo único valioso que poseía. Lo único que podía ofrecer. Si aquello no era suficiente para adueñarse del corazón de Ryusei, entonces perdería su único motivo para continuar estando en esa casa.
—¿Ryusei-sama... usted... se ha aburrido de mí?
El mayor finalmente dirigió una mirada la menor, quien se encontraba con su mirada agachada.
—¿Acaso ese chico, Shinishi, le era tan especial? —pregunto intentando que su voz no fuera a quebrarse—. ¿Tanto me parezco a él que tiene que evitarme?
Escuchando a Ryuta, Ryusei sabia cuan doloroso era para el menor ser evitado, explicarle las cosas no bastarían para hacerle comprender que él no poseía culpa de nada, que todo era culpa de su idiota corazón de adulto y sus propias acciones. Encontrándose tras su escritorio, Ryusei solo usaba su trabajo como excusa para no afrontar su propia estupidez. Sin importar cuanto se reprochará a sí mismo, los eventos ya habían ocurrido. La realidad era más que clara; Ryuta había sido herido y Shinishi había sido dejado libre, y él fue un idiota. Sus accione jamás podrían ser justificadas, era hipócrita de su parte querer fingir que nada ocurrió y arrogante estar jugando con Ryuta de la forma en que lo estaba haciendo. Si realmente deseaba compensar a Ryuta e intentar enmendar algunos de sus errores, solo podía asumir las responsabilidades y dejar de abrumar al menor con preocupaciones y confusiones. Levantándose, abandono su escritorio, camión los pasos existentes entre este y Ryuta, quien a duras penas lograba evitar que las lágrimas fueran a deslizarse por sus mejillas, sin embargo, aquello fue imposible cuando se sintió como unas manos tomaban las suyas al tiempo que esa voz que tanto disfrutaba escuchar la expresaba la palabra que no esperaba escuchar.
—Perdón —agachándose a la altura de Ryuta, Ryusei por última vez se reprochó sus acciones y prometió no volver a dejar que sus pensamientos continuaran abrumándolo—. Todo ha sido cosa mía. Tú no has hecho nada mal.
ESTÁS LEYENDO
Secuestrado por error (YAOI R-18)
عاطفية¿Cómo paso esto? La vida normal y tranquila que tuve por 17 años se me arrebato sin que pudiera hacer nada, nunca le di un motivo a alguien para hacerme esto, siempre fui alguien quien lo único que deseaba era vivir tranquilo y poder sacar a mis pad...