ChloeSeguimos a las sombras por al menos diez minutos, en el silencioso y tranquilo bosque. Comenzaba a impacientarme, nos estábamos tardando mucho. Sólo debíamos buscar a los cachorros y regresar al auto que estaría en movimiento en cuanto llegáramos.
-¿Crees que nos estén llevando con los perritos?-susurré a Delgado. Él me miró de reojo mientras alzaba su nariz al aire y olfateaba ligeramente.
-Si, ellos están en esa dirección, pero, lo que me extraña es que ellas hayan aparecido. Siempre que vienen es para dar una advertencia, pero, por lo que me contaste la última vez, no se trataba de eso. Creo que lo que han tratado de hacer es protegerte.
Me quedé en silencio, pensando profundamente en lo que había dicho, tenía razón, siempre aparecían para ayudarme en un momento de terror. Tal vez quieren que vea algo.
Largos minutos en los que lo único que hacíamos era caminar pasaron. Al final, las sombras nos llevaron con los nuestros amigos caninos, encontrándolos en una situación un tanto aterradora. Todos estaban sentados, mirando en nuestra dirección, pero sin moverse, cuando las sombras los tocaron, fue que al fin dieron una señal de vida.
Y tan pronto logrando llegar al hogar, mis padres ya nos esperaban en el carro.
————
-¿Listos?-todos asintieron.
Ya estábamos en el laboratorio, cada uno con algo que hacer, al final, Delgado y yo seríamos los que entrarnos por los ductos y puertas a áreas restringidas. Debía saber qué era lo que más sombras me querían decir.
Y así fue como el plan se llevó a cabo, los adultos distrayendo a los guardias y los cachorros asegurándose de que no había moros a la costa.
Delgado y yo corrimos hacia el interior del pulcro edificio con paredes y prácticamente todo de blanco. Escondiéndonos cada que alguien pasaba por los pasillos y pasando por los ductos cuando era necesario. Por fin llegando a las tan deseadas oficinas con los datos más importantes, siempre siendo guiadas por las sombras, que, al parecer, eran invisibles para los humanos.
Íbamos corriendo en los estrechos ductos, los cuales eran perfectos para perros, debo decir, nos dirigíamos a la oficina de Cris, necesitaba saber qué es lo que están haciendo Jeff y él, sé que algo están tramando. A lo lejos pude divisar la pequeña rejilla por donde íbamos a salir, mas nunca pude llegar.
Mis patas dejaron de tocar suelo en algún punto, haciendo que cayera por otro ducto que ni siquiera sabía que estaba allí. El fuerte ruido que produjo mi caída se extendió por los túneles, haciéndose unas dos veces más escandaloso.
-¡Chloe! ¿Estas bien?-sacudí mucho cabeza, saliendo de mi pequeño trance.
-Si, eso creo-me levanté y me estabilice firme en mis cuatro patas, ahora mirando a mi alrededor y captando olores desconocidos.-Oigan, nunca había visto este camino, ni siquiera está en el mapa de ductos. Puede ser que lo que busquemos esté aquí. Mejor quédate arriba, Delgado, si algo pasa necesito que avises a los demás, espérenme aquí, volveré.
Lentamente me adentré aún más profundo, dejándome llevar por mi desarrollado olfato, hasta que escuché voces. Provenían de la rejilla que estaba a unos metros, así que caminé rápidamente y muy sigilosamente hasta allí. Me asomé con cuidado por si había algún peligro, pero desde mi lugar eran, al menos, unos tres metros del suelo, así que no podrían alcanzarme.
Pude divisar a personas con caras cubiertas, al igual que sus cuerpos, todo en ellos estaba siendo tapado por algo que parecía como el traje que utilizan los astronautas. En sus manos llevaban pequeñas bandejas de material duro, con unas cuantas inyecciones y sustancias desconocidas en probetas. Cuando estuvieron frente a una mesa que llegaba a sus cinturas, colocaron todo allí y avisaron que estaban listos. Y unos segundos después, otras personas entraron a la sala con perros de diferentes tamaños y edades.
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Convertirse en perro
RandomHola, me llamo Chole, tengo 17 años y vivo en Minnesota. Tengo un perro llamado Delgado es un Pastor Alemán, de todos, él es mi mejor amigo, le debo mucho. Ha hecho que deje la timidez atrás y cumpla mis sueños, es lo más importante que hay en mi vi...