7. Segundo dia como un perro.

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Chloe

Abrí lentamente los ojos y moví un poco mi cabeza, esta almohada está súper cómoda, volví a cerrar los ojos, pero lo abrí de inmediato, las almohadas no respiran, alcé mi cabeza con cuidado para toparme con Delgado, yo estaba recostada de su pecho, y él de mi cuello, pero mi movimiento brusco lo despertó. Él se paró sobre la cama y se estiró, luego dio un bostezo, hice lo mismo que Delgado. Saltamos de la cama y caminamos hasta la puerta, la cual estaba entre abierta, con mi hocico la empujé y ésta se abrió haciendo un chirrido como de películas de terror.

Bajamos las escaleras y llegamos a la planta baja. No había nadie, extrañada, me dirigí a la cocina, miré el refrigerador, donde había una nota pegada. Ma levanté en mis patas traseras y me acerqué a leerla.

Buenos días, hija

Llegaré en unas horas, el desayuno está en el microondas.

Te amo

Si, la nota más corta que he visto. Como sea... Mis patas tocaron el suelo y se dirigieron al microondas, le di un fuerte golpe con mi pata y éste se abrió, traté de llegar a él, pero estaba muy atrás, di un pequeño gemido, ¡no lo alcanzo! A quien rayos se le ocurre la idea de dejar comida en el microondas ¡si se lo van a comer unos perros!, supongo que a mi mamá es la única que se le ocurre. Atrás de mí se escuchó una leve risa. Volteé mi cabeza para toparme con Delgado riendo.

-Déjamelo a mi-dijo con tono rudo y caminó como si fuera un perro de concurso, rodé lo ojos y me eché para atrás, dándole espacio a Delgado, me senté sobre mis patas traseras y observé a Delgado. Después de unos cinco minutos que me parecieron eternos, se separó de esa maquina del infierno y se sentó a mi lado. Al parecer se nos cruzó la misma idea, una ridícula, muy ridícula. Comenzamos a ladrarle al microondas, tan fuerte como podíamos. Unos momentos después escuchamos unas pisadas.

-¿Pero que rayos hacen?-giramos hacia atrás y vimos a Lili con una mueca y refregándose los ojos.

-Pues, no podíamos coger la comida-dije obvia, ella me miró extrañada.

-No hablo perro-ah, si, por un segundo se me olvidó. Me acerqué a ella, la tomé de la mano y la tiré, ella me siguió hasta el microondas, Lili solo metió la mano y sacó los dos platos de comida, los dejó en el suelo y rápidamente Delgado y yo comenzamos a comer como cerdos.

Después de comer y estar unas horas viendo la tele mi mamá llegó.

-Buenas noticias-dijo aplaudiendo-¡vamos a la casa de la abuela!-giré mi cabeza hacia Delgado.

-¡Vamos a visitar a Wolfy!-comenté emocionada.

-Por cierto, ese nombre es ridículo,¿"Wolfy",para un lobo?-Delgado se rió.

-Cállate, idiota- lancé un gruñido en su dirección, él hizo lo mismo y le di una mirada asesina, haciendo que se quede callado. De nuevo, centré la atención en mi madre, di un pequeño asentimiento para que continuara.

-Nos vamos mañana en la noche-asiento otra ves.

-¿Cuanto nos vamos a quedar?-Lili aparece en la sala de estar.

-Unos cuatro días-respondió mi madre. Di un ladrido mientras mi cola iba de un lado a otro. Caminé hacia ella y le lamí la mejilla-voy a preparar la comida, Lili-llamó mi madre, la susodicha se giró-necesito que me ayudes con la comida, ustedes dos-pensó-vayan al parque o caminen un poco-asentimos. Lili nos abrió la puerta y nosotros salimos. Caminamos por las aceras en silencio, vi una pequeña piedra y comencé a patearla con mi pata, de momento escucho el ruido de llantas frenando, alcé la mirada, la cual estaba puesta en la piedra. Un auto de color blanco con verde estaba parado a nuestro lado, leí el sello que tenía, ay no.

Convertirse en perroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora