SEX TRIP

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No le hizo falta girarse para saber quién se encontraba detrás de ella, reposando la cabeza en sus hombros, pues al parecer, despertándose algo desorientada después de dormirse acompañada del incesante llanto al que sucumbieron ambas, Lisa también estaba sobrellevando un pequeño dolor de cabeza.

—¿Por qué no te has quedado en la cama? Necesitas un poco más de reposo, Lili —dijo, en un tono bajo.

—Vi que no estabas y me asusté un poco... Estas vistas son preciosas, ¿verdad? —Jennie asintió, dándose la vuelta.

—No me cambies de tema, tienes que descansar para que te recuperes bien —Lisa le sonrió, retirándole un mechón de cabello tras la oreja para, seguidamente, ahuecar una de sus mejillas en la palma de su mano.

—No quiero, ya llevo mucho ahí metida, déjame salir un poco y te prometo que luego vuelvo —Vio la mueca de la castaña rumiándolo, y comenzó a besuquearle el cuello, sonsacándole una pequeña sonrisa—. Por favor, gatita... Déjame dar una vueltecita, aunque sea —Extasiada, a la contraria le costó separarse, encontrándose con sus ojos rogantes y su cara de cachorrito.

—¿Cómo voy a luchar contra esa carita? —Lisa mostró la dulzura de su dentadura—. Está bien, solo un ratito.

Lisa le dio un casto beso—: sólo un ratito... —Hizo el gesto con los dedos—. Ven, ayúdame a andar porque me cuesta un poco —Pasó su brazo tras el cuello de la castaña, esta, dejando el suyo en la espalda de la otra, apoyándola en ella. Salieron de la habitación, Lisa preguntándose por donde la estaba llevando Jennie entre tantos pasillos.

—¿A dónde vamos?

—Te voy a presentar a unas personas que tienen ganas de conocerte —La repentina protagonista se sorprendió, pues cayó en que seguía sin saber dónde estaba. Llegaron a una inmensa terraza y de las personas que se encontraban, algunos en la piscina, reconoció inmediatamente a Bam, este viéndola como si fuera un fantasma, se levantó de su silla corriendo hacia ella. Al ver las intenciones de este, Jennie lo frenó.

—Ni se te ocurra, acaba de levantarse y todavía no está bien del todo —le advirtió, la castaña.

—Vamos, deja por lo menos que me dé un abrazo —pidió Lisa—. Por favor, pareces mi madre, o Mima... —Comenzó a reír, cortando sus risas tras la mirada que le lanzó la otra—. Perdón —Carraspeó. La mayor, rodó los ojos y se apartó dejándole espacio a su amigo.

—Todavía sigo sin creer que estés aquí, te hemos extrañado mucho, Lis... ¿Cómo te encuentras? —preguntó emocionado, abrazándola.

—Mejor, mucho mejor. Gracias, Bam —respondió una vez se separó de este, que le posó la mano en el hombro, alegre. Después se acercaron una joven y un joven agarrados de la mano.

—Por fin conocemos a la flamante Lisa —dijo Juno—. Jennie no ha parado de hablarnos de ti, créeme que tenía muchas ganas de conocerte... Yo soy Juno y él es Félix, mi pareja —Lo señaló, el chico haciéndole un ademán, saludándola—. Ven a sentarte, no te quedes ahí de pie que no vas a crecer más —Lisa no pudo evitar soltar una risita al escucharla reír. Entre los dos le brindaron apoyo, llevándola a una de las sillas alrededor de la mesa redonda que quedaba bajo la sombra de aquel sol tan radiante.

—Bueno, ¿cómo te está llevando tu estancia? —preguntó el joven. Jennie se sentó al lado de esta, agarrándole la mano bajo la mesa.

—La verdad es que me acabo de despertar como quien dice, pero supongo que bien... Muchas gracias por ayudar a mi gatita —La observó, arriesgándose a quedar desorientada en aquellos ojos cafés.

—Nos alegramos, pero no es a nosotros a quienes debes agradecerle nada —respondió la joven. Lisa iba a contestar cuando se oyeron en la entrada de la terraza, lo que parecían risas algo fuera de lo común para la rubia, tendiendo a molestas. Fijó la mirada en el señor de mediana edad que se iba acercando a ellos sin darse cuenta de su presencia, acompañado de otro joven que parecía muy disciplinado.

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