QUERIDA, QUERIDO...

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Jennie dejó de pestañear siquiera, esperando nada más a que su mejor amigo le explicara lo que estaba tramando. 

—Verás... La amiga de un buen amigo mío va a cumplir su mayoría de edad este sábado, y al parecer sus mejores amigas le quieren dar la sorpresa de su vida.

—Bueno, ¿y eso qué tiene que ver conmigo? —interrumpió Jennie.

—¿Me dejas que te explique, por favor?

—Adelante, sigue.

—Como te decía, sus amigas le quieren dar una súper sorpresa en su mega fiesta. Quieren regalarle un striptease y una sesión... Algo más privada. Mi contacto me dijo que sólo podía ir mi mejor bailarina, y ahí entras tú, querida —explicó Bambam, su rostro de lo más nervioso

—Deja que lo piense... ¡No, ni loca! Lo del striptease sin problema alguno, pero no pienso volverme a acostar con una persona en contra de mi voluntad, aquellos tiempos quedaron atrás, ya lo sabes —reprendió.

Jennie comenzaba a cabrearse y nadie quería eso, menos Bambam estando en la cocina rodeado de tantos objetos afilados. Sólo con la mirada asesina de su amiga podría ser tranquilamente apuñalado en cualquier momento, debía mostrar ya su última jugada o sería demasiado tarde.

—Por favor, Jendeukie —Hizo un puchero—, sólo será por esta vez, además, yo en tu lugar me lo pensaría porque la chica no está para nada mal… —Le mostró una foto de Lisa. «Ya te tengo, querida gatita», pensó mientras aparecía una sonrisa pícara en su rostro.

—Sí, la muchacha es bastante bonita, pero, aun así, Bambi, ¿se puede saber qué gano yo con todo esto? Más te vale que sea una buena oferta, o los mandriles tendrán el culo pálido comparado a cómo te lo dejaré yo como me sigas molestando —amenazó Jennie.

—Atiende, te llevas la mitad de los beneficios y un revolcón con una más joven que tú y que está como le da la real gana... —Se llevó una mirada de descontento—. ¡Oye, no me pongas esa cara! Vamos Jen, no me lo niegues, sólo mírate. Te ha gustado, ¿verdad? —insistió su jefe, riendo.

«Maldito Bam, si tan interesado está, debería ir él a hacerlo. Pero no, el señorito como siempre llenándome la cabeza de mierda hasta que me la cuela. Desde que nos conocimos, hemos sido como hermanos, me ayudó cuando más lo necesité y por ello, aun haciendo un poco de resistencia no le niego nada de lo que me pide. Pero él sabe bien que no suelo hacer este tipo de trabajos. Sin embargo... Cabello largo castaño, alta, cuerpo esbelto, unos labios más que sensuales... Debo admitir que no me importaría dejarme hacer unas cuantas cosas deliciosas por la chica de la foto. Además, me suena de algo, como si la conociera de antes, pero ahora mismo no lo sé con exactitud». Rumió mientras observaba su foto.

—Vale, acepto la propuesta —anunció Jennie.

—Gracias, gracias y mil gracias Jendeukie, te prometo que no te arrepentirás —aseguró su amigo con una sonrisa de lado a lado.

De repente, se formó un silencio incómodo.

«Pobre incrédulo, a ver si te crees que te lo voy a dejar tan fácil, no te va a salir tan barata tu sucia jugada. Te voy a dejar peor que cuando te vas a tus noches locas con Jackson, cabrón». Pensó Jennie, mostrando una sonrisa más falsa que la heterosexualidad de su compañero, sonrisa que hizo temer al contrario, esperando por su castigo.

Viniendo de Jennie sabía que terminaría pagando su travesura con sangre, sudor y lágrimas que no llegarían a saciar su ira, ya que cuando se lo proponía podía llegar a ser bastante vengativa. «Resiste, ya has hecho lo más difícil, esto no será tanto», se reconfortaba Bambam.

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