Capítulo 17 - Karen

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Capítulo 17 – Karen

La muchacha dejó de hablar, aún envuelta en los brazos de Minos. Él respetó el silencio por un tiempo, esperando que ella continuase. Sin embargo, al parecer no tenía nada más que decir.

—¿Eso es todo? ¿Luego vivieron felices para siempre y comieron perdices?

—Claro que no. Describí a mi hermana como una chica rebelde y alegre, ¿acaso eso es lo que has visto en Sara ahora?

—No realmente. Siempre está cabizbaja y dócil, parece uno de esos perros con cara triste, o... —O un zombie, pensó el Demonio, una muerta viva. No lo dijo en voz alta, podía ganarse un buen reproche si lo hacía. Decidió elegir mejor sus palabras— ... una muñeca. Siempre hace lo que le dices, ¿verdad?

—Lo dices como si eso fuera algo malo. Tú también haces lo que te digo.

—No siempre.

La mujer se apartó un poco y él pudo observar que tenía en el rostro esa expresión de orgullo que rozaba la superioridad. La actitud emotiva que había tenido mientras contaba la historia había desaparecido.

Ignorando el comentario de Minos, la Inmortal continuó hablando:

—La Sara de ahora tiene los recuerdos de su primera vida, pero es como si le faltara una parte de su alma. Quizá el Demonio con quien hice el Pacto se la haya llevado, o simplemente se siente culpable de que yo haya hecho un trato con un ser como ese. Solo sé que aunque no sea Inmortal como yo, es como si hubiera dejado de ser Humana. Lleva años en ese estado sin cambiar ni un poco, sin envejecer ni siquiera pescar un resfrío.

—El Demonio con que hiciste el Pacto está muerto, supongo.

—Así es. El Líder fue vencido por el Rey, quien lo mató para obtener el trono tal como tú planeas hacer con Él. Esa es la historia de los Demonios, siempre lo ha sido.

—¿El Pacto sigue en pie aunque el Demonio haya muerto?

—Claro que no. El Pacto se borra cuando el Demonio muere, pero el Rey se me acercó antes del duelo y me ofreció un nuevo Pacto —diciendo esto, Karen le mostró su brazo derecho, dejando a la vista aquella Marca que Minos había visto tantas veces sin prestarle atención: un zorro que mostraba los colmillos—. Para mantener viva a Sara, solo me pidió que continuara con el servicio de mercenaria con el que cargo desde hace tanto tiempo. No me pareció un mal precio, pero estoy harta de vivir bajo el mando de otros, haciendo Pactos y negociaciones.

La expresión de Karen viró poco a poco de la tristeza al enojo, trayendo a sus ojos celestes aquella mirada de ira y odio que llevaba el día en que el Demonio la conoció. Nuevamente no parecía tener nada que decir, del mismo modo el hombre tampoco tenía qué preguntar. Así que tan solo examinó aquel rostro duro y filoso, intentando imaginar cómo era cuando su dueña aún poseía un alma completa y una vida sino feliz, al menos regular.

—Lo que no comprendo es por qué dices que lo que me has contado es la historia de Sara. A mí no me parece más que tu historia.

—No has escuchado con atención. Nunca lo haces —dijo la joven mientras se sentaba en una esquina de la cama y comenzaba a desatar lentamente los cordones de sus botas—. Te he contado cómo vivió, cómo debió separarse de mí, por qué murió y por qué revivió. Fui breve, pero debió ser lo suficiente para que incluso tú comprendieras por qué el Rey tiene poder sobre ella.

—No —se quejó el Demonio, intentando sonar más firme que confundido—. Desde donde yo lo veo, me has contado sobre tu vida. Sara solo era un accesorio.

Pactos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora