Capítulo 9 - Serpiente

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Capítulo 9 - Serpiente

Minos caminaba detrás de Karen sin mucho entusiasmo.

La muchacha había aparecido en su mansión y lo había arrastrado fuera sin mucha explicación, probablemente asumiendo que él sabía lo que debían hacer. Vaya sorpresa que podría darle, pensó mientras contemplaba aquella espalda tan delgada.

Por supuesto, esa muñequita vestida de rosa que la seguía a todas partes (Clara, o tal vez Sara) también estaba allí. Iba atrás, como de costumbre.

—¿Podrías decirme exactamente qué estamos haciendo? Si no es mucha molestia —dijo el Demonio luego de un rato, incapaz de pasar mucho tiempo sin oír su propia voz.

—Te lo expliqué aquel día que describí todo mi plan, ¿verdad?

El segundo día que había visto a esas dos chicas, se recordó. El día en que él había asentido con la cabeza mientras paseaban por el bosque, sin oír ni una palabra de lo que la Inmortal le decía.

—Bueno, no pensé que llegara el momento de confesarlo, pero para ser sincero—

—No escuchaste ni una palabra de lo que dije aquella vez. Lo sé.

Minos estaba genuinamente asombrado. Nadie se daba cuenta nunca de sus mentiras o sus actos, se consideraba a sí mismo un actor de primera y por sobre todo un tipo muy carismático. Aunque esa mujer parecía demasiado acostumbrada a las trampas, si lo pensaba bien. Una gran razón para no confiar en ella.

—No eres el primer Demonio que conozco. Ni siquiera el segundo —continuó explicando Karen al no recibir respuesta—. Seré breve, señorito: no puedes ir con el Rey y simplemente arrancarle la cabeza. Debes enfrentarlo en un ritual antes, y he oído que el Demonio que sepa más acerca del otro tendrá ventaja. Pero nadie conoce más que mitos acerca del Rey, así que necesitamos información sobre su pasado.

Se alegraba de no haber oído el plan en un principio, parecía una pérdida de tiempo. ¿Un ritual extraño en lugar de una pelea encarnizada? No se oía tan interesante como había esperado.

—No pareces muy segura de lo que estás diciendo.

—Nadie puede estar seguro acerca del ritual. Solo los Demonios que han participado y unos pocos Inmortales selectos lo han presenciado. Como incluso tú deberías poder suponer, casi todos ellos están muertos. El Demonio que gana mata al perdedor y a los pocos acompañantes que se le permite tener.

Esa última parte sí se parecía más a lo que a él le gustaba. Nunca había visto al Rey, sin embargo, lo imaginaba con una apariencia monstruosa y una sonrisa de despreciable superioridad en su rostro. Sin duda se divertiría partiéndole la cabeza al muy engreído.

—¿Eso es todo? ¿Tuviste que usar toda una tarde solo para decir eso? No deseo ofenderte —acotó Minos con una sonrisa y un pensamiento muy opuesto dentro de su cabeza: en realidad, en cuanto más te ofendas mejor­­— pero suena a que desperdiciaste bastante tiempo.

La Inmortal esbozó una media sonrisa nada alegre.

—Sinceramente, usé más de la mitad del tiempo para insultarte. Es increíble cuántas cosas desagradables puedes incluir en medio de una explicación cuando el otro no está prestando la menor atención.

Aunque Minos comenzó a pensar una respuesta, su mente se detuvo cuando pasó su vista desde Karen hacia más adelante, a lo que parecía ser un pequeño claro sin árboles. Una edificación baja y cuadrada se acurrucaba en ese espacio que no daba para mucho, con sus paredes y su techo apretados contra troncos y ramas. La arboleda no alcanzaba a cubrir toda la construcción, pese a lo mucho que el Demonio deseó que así fuera. Lo poco que se veía de aquella cabaña lúgubre era que estaba hecha de cemento y tenía una sola planta, que nunca había sido pintada y que se encontraba en camino a la ruina. Era un lugar carente de toda belleza.

Pactos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora