Parte 5

915 74 11
                                    


 Hola Fujisaki-kun — Saludo cortésmente.

— Hiyori, que bonita te vez.

— Gracias — Asiento agradecida.

— ¿Vamos a tomar algo? — Señala la barra de bebidas.

Asiento para que ambos nos encaminemos hacia la barra y saludar algunas personas en el camino, ambos nos servimos un vaso de soda para que poco después nos fuéramos a sentar en una de las mesas cerca de las personas que bailaban alegremente.

Incomodidad. Eso es lo que sentía en ese momento, no sabia que decir, no sabia de que platicar. Fujisaki y yo nos mantuvimos en silencio desde que nos había sentado allí. Solamente había preguntado un ¿Cómo estás? Y ya.

El celular del castaño sonó y yo le mire algo curiosa.

— Discúlpame Hiyori, debo atender esto.

Asentí para que lo viera alejarse y se perdiera entre la multitud.

La verdad no se cuanto tiempo paso desde que mi pareja de fiesta se había ido para que comenzara a preguntarme si no le había aburrido. No sé porque decidí haber venido, mis amigas encontraron con quien estar mientras que yo estoy sola, prácticamente es así. Tal vez seria mejor irme o tal vez buscar a mi acompañante y decirle que bailemos un poco ¡Si! Eso hare.

Me levanto de mi lugar para ir hacia afuera pero no estaba allí, después me dirigí a la barra por si lo veía charlando con sus amigos, pero tampoco estaba allí. Así que desanimada decido ir al baño a pensar bien las cosas, tal vez hasta se fue de la fiesta y yo ni en cuenta. Pregunto a algunas personas el camino hacia los baños y ellos me ayudan a encontrarlo, al llegar allí noto que con que con mis propios ojos estoy viendo como Fujisaki esta besando a una chica. La tiene acorralada contra la pared mientras devora su boca sin ninguna pizca de parsimonia en ella.

En ese instante boqueo para darme la vuelta y salir casi corriendo de allí. En este preciso momento me siento una tremenda estúpida, nunca debí haber venido. Pronto sentí como que por mis mejillas comenzaban a resbalar las lagrimas y yo estaba...estaba ¿llorando?

Un nudo estaba formado en mi garganta, cubrí con mi antebrazo mis ojos para que no me vieran llorar. Realmente no estaba llorando por que me gustase o algo así, esto que sentía era de enojo, me sentía traicionada por él, es un idiota, un idiota que pudo haberme dicho que se había conseguido otra pareja.

De pronto sentí como chocaba con alguien para que me tapara el paso, demonios, que vergüenza. Seque un poco mis lagrimas y mire que había chocado con el pecho de un hombre el cual traía un bonito traje de color negro, subí mi mirada para disculparme, y entonces lo vi, era el, mi peli negro, Yato estaba aquí.

— Hiyori — Me sonrió — ¿Estas bien? — Pregunto con un deje de preocupación.

— Si... — Desvié la mirada para esquivarlo yéndome a sentar a una banca cerca de allí.

— No pareces estarlo — Se sienta a lado mío mirándome confundido.

No quiero hablar de ello por lo que tomo un poco de tiempo dándole una mirada, examinándolo. ¿Realmente Yato esta vestido con algo que no es su traje deportivo? ¿Cómo supo de esta fiesta?

— Dime, ¿Cómo te has enterado de la fiesta?

Me observa fijamente para que pose su vista en el suelo — Tus padres... me han dicho.

Lógico.

— ¿A qué se debía el motivo de tu llanto?

— No estaba llorando — Desvié la mirada — Es sólo que ya estaba a punto de irme, esta fiesta esta un poco aburrida... — Dije las últimas palabras para que mi voz fuera perdiendo fuerza hasta casi convertirse en un murmullo.

— Ah, ya veo... — Asiente comprendiendo. Yato se levanta para que quede confundida.

— ¿A dónde... — Mi pregunta queda inconclusa cuando veo que el Dios se para frente a mí.

— Entonces si estas aburrida — Extiende su mano — Ven, — Sonríe — vamos a bailar.

Siento como mi corazón comienza a latir desbocadamente para que los nervios se empiecen a apoderar de mí. Le miro mientras el sigue mirándome con esa sonrisa que no a abandonado su rostro, bajo mi vista hasta su mano para ver que sigue extendida hacia mi y no puedo evitar pensar que esto es tan irreal, tan de ensueño.

¿Realmente esto no es una fantasía?

Tome su mano y no dije ni una sola palabra, estaba completamente segura de dar un rotundo no ya que no se bailar, pero esto se siente tan irreal que no creí poder negarme. Si esto realmente estaba pasando quería vivir la experiencia al máximo.

Me guio hasta la pista de baile para que la canción movida terminara y después sonara una tranquila, todas las personas buscaban una pareja para después apegarse entre ellos comenzando a moverse con total parsimonia. Observe todo con total detenimiento para que mis mejillas se pintaran de un leve tono rosado y me sintiera muy nerviosa.

— Esta bien si no quieres bailar, entiendo — Siento como suelta mi mano para comenzar a irse, pero le detengo tomándolo del brazo.

— No, — Niego — quiero bailar, ... contigo — Bajo mi cabeza avergonzada por las palabras que he dicho, dios parezco un tomate.

El me mira profundamente, siento su mirada sobre mi y a los pocos segundos sentí como tímidamente sus manos se posaba en mi cintura y yo posé las mías alrededor de su cuello.

— Si así lo quieres, bailare contigo.

Comenzamos a movernos lentamente para que ya mantuviera mi mirada baja, no sabía que expresión tendría, quizás sentía lo mismo, tal vez le gustaba o realmente quizás... nada.

Me relaje un poco, sintiéndome segura y flotando en las nubes. En este mismo instante me sentí llena de innumerables sentimientos, todos y cada uno de ellos se atraviesan haciéndome sentir viva y especial. Disfrutaba mucho el estar con él, jamás olvidaría este momento, podía apreciar cada detalle de el en este instante, su embriagador aroma de rosas que me hacía estar en paz.

La canción había terminado y nos tuvimos que separar, y allí fue consiente de todo, ya no podía ocultarlo mas estaba incondicionalmente enamorada de él; no importa lo que pase yo quiero estar a su lado.

Yato y yo caminábamos hacia mi casa, él se había ofrecido a llevarme y nadie había dicho ni una sola palabra. Sin darme cuenta porque estaba tan perdida en mis pensamientos que no me percate de que ya estábamos en mi casa.

— Hemos llegado — Anuncio.

— Gracias por haberme traído — Sonreí agradecida.

Asiente para que observe como se acerque hasta mi y que pose una mano sobre mi cabeza para deslizarla por mis cabellos, y después con ambas manos tome mis mejillas mirándome. Yo no aparto ni bajo la vista apreciando el momento, toma mi barbilla alzándola un poco y que en ese mismo instante mi corazón martille alocadamente.

¿Acaso el... acaso el me iría a... a besar?

Escuchamos como alguien le llama por detrás para que ambos volteemos a ver a Yukine a unos largos metros de distancia.

Aun sin apartar sus manos de mi el regresa su vista hacia mi y besa mi frente para abrazarme y susurrar en mi oído un ¨Te vez hermosa¨ haciendo que me sienta confundida y me sonroje un poco, se da la vuelta para irse no sin antes escuchar un ¨Hasta luego¨.

𝐃𝐞 𝐂𝐨𝐧𝐟𝐮𝐬𝐢𝐨́𝐧 𝐀 𝐀𝐦𝐨𝐫 || 𝒚𝒂𝒕𝒐𝒓𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora