Lauren POV
En cuanto me desperté aquel lunes, lo primero que recordé fue todo lo sucedido el día anterior: la visita de Camila y sus cuidados, sus sonrisas y sus ojos brillantes. Se quedó conmigo hasta tarde, procurando que me bajara la fiebre y ocupándose en todo momento de que estuviera bien tapada. Recordé que me había despertado a las nueve de la noche porque Camila me estaba poniendo paños fríos en la frente y en las muñecas, intentando hacer disminuir mi temperatura corporal. En aquel instante me sentí algo mejor, y supuse que tanto sus cuidados como la pastilla que me había tomado antes estaban surtiendo efecto. Después, ella me ayudó a incorporarme en la cama y me trajo un plato de sopa caliente. No supe cómo agradecerle todos sus cuidados, pero cuando me percaté de que en la bandeja que había colocado sobre mis piernas había dos platos, me dije que no hacía falta. Cenamos juntas, charlando tranquilamente de los resfriados que habíamos padecido a lo largo de nuestra vida, y después, cuando terminamos de cenar, Camila se llevó la bandeja con los platos de vuelta a la cocina. En cuanto regresó, volvió a sentarse a mi lado en la cama.
– ¿Segura que te encuentras mejor? –me preguntó, y yo asentí en respuesta. Para comprobarlo, posó de nuevo su mano en mi frente. –Creo que aún tienes algunas décimas.
–Seguro que sí, pero de verdad que estoy mejor. Sólo necesito descansar, así que mañana ya estaré como nueva otra vez.
–Eso espero. Dejaré mi teléfono encendido esta noche por si sucede algo y necesitas que venga…
–Camila, de verdad que estoy bien –insistí. Parecía mi madre en vez de mi vecina.
Suspiró, cansada, y me dedicó una sonrisa divertida.
–De acuerdo. Aún así, mañana por la mañana, antes de irme al hospital te enviaré un mensaje para asegurarme de que estás bien. Y dependiendo de cómo te encuentres, seguiremos con nuestra rehabilitación por la tarde, ¿te parece?
–De acuerdo.
Sin decir nada más, ella se inclinó sobre mí y me besó en la mejilla, consiguiendo que me ardiera de nuevo el rostro, pero no por la fiebre.
–Hasta mañana.
–Adiós –farfullé con dificultad. Sus muestras de cariño conseguían embotarme el cerebro, y la fiebre no ayudaba mucho, tampoco.
Camila se marchó no muy convencida, pero aún así no pasó mucho más tiempo antes de que consiguiera dormirme otra vez. Sus atenciones y su sopa consiguieron que me bajara la fiebre, y seguro que el beso que me dio también tuvo algo que ver.
Respiré hondo, agradeciendo no tener que ir al hospital aquella mañana, y me incorporé lentamente en la cama, estirando mis brazos y dándome cuenta de que ya no me dolían tanto como el día anterior. Ya sabía yo que lo que más necesitaba era descansar largo y tendida. Encontré mi teléfono en la mesita de noche y me percaté de que, tal y como me había dicho, Camila me había enviado un mensaje a las nueve:
¡Buenos días! ¿Te encuentras mejor? Espero tu respuesta para saber si te gustaría que esta tarde sigamos con nuestros ejercicios. Xo
Sonreí inconscientemente y me apresuré a responderle a pesar de que sabía que no leería mi mensaje hasta que saliera del hospital:
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So she dance (Adaptacion Camren)
De TodoPorque verla bailar era su salvación. Lauren Jauregui, quien sufrió un accidente y desde entonces esta postrada en silla de ruedas. Camila Cabello, su vecina quien baila todas las tardes y hace que la vida de Lauren tenga algún sentido... Dos person...