C30: Qué mundo tan pequeño

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El cuerpo me duele cuando logro abrir los ojos, nunca había sentido un dolor tan abrumador

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El cuerpo me duele cuando logro abrir los ojos, nunca había sentido un dolor tan abrumador. La habitación es de color blanco y con muebles en madera con metal. La ventana de piso a techo da directo a una parte del jardín. Todo es calmado y por unos segundos vuelvo a cerrar los ojos... ojalá en mi casa fuera así.

Todos mis sentidos se ponen alertas cuando detecto una respiración y sonrío para mí mismo cuando noto que es Lessly.

Esta sentada en un sillón bastante cómodo al lado mío, su cabeza descansa en su mano y esta reposa en una de las manos del sillón. Tiene una manta color amarillo en su cuerpo, creo que sus padres la colocaron ahí.

El collar que le di descansa en su pecho y puedo ver que emite una luz similar a los truenos debido a que yo estoy cerca. Se ve tan preciosa... tan calmada.

Less cambia de posición y cuando hace su cabeza hacia un lado logro ver un moretón color purpura casi rosado debido a la curación.

Gruño.

—Cuando el chico de cabello plata hizo que todos saliéramos volando, le hizo ese moretón a mi hija— interrumpe una voz suave y bastante calmada.

Miro hacia el fondo de la habitación y me encuentro con una mujer hermosa, tiene su cabello carbón hecho un chongo el paso de los años no pasa en ninguna parte del cuerpo excepto en sus ojos... es madura. Es bastante pequeña y aunque Less se parece demasiado a su padre hay sólo dos cosas que saco de ella.

Su sonrisa y su forma de mirarte.

—Alaska Stone— sonríe y puedo ver esa sonrisa en Lessly. Ella juguetea con su anillo de compromiso, cuando hace eso es que esta nerviosa o pensativa. Pase unas horas cuidándola en su camino al mar hace una semana. Conozco algunos gestos de la madre de mi chica.

—Aaron Black— ella me sonríe.

Y me quedo pasmado. Es la primera que no cambia su gesto ante la mención de mi apellido.

—te pido una disculpa por las discusiones familiares en las que te involucramos— Alaska se disculpa

—en la familia siempre hay problemas— digo, a manera de que le quite importancia— ¿usted también me matará como su esposo?

—no— ella se ríe. Alaska se sienta en la cama, en la orilla— cuéntame de ti, Aaron

—no me gusta hablar de mi— digo, hago un gesto de dolor. Mi cuerpo sigue bastante resentido

—eres un chico romántico— dice, segura. Me río.

—no conozco el amor, nunca me lo dieron— es el turno de la madre de Less para reír.

No entiendo él porque de su risa.

—que no hayas sido criado con amor no significa que no lo sepas dar— frunzo el ceño— tienes una forma diferente de demostrarlo

Maldita Eternidad #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora