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Minho no pudo pegar el ojo durante toda la noche. La ansiedad hizo que pasara toda la noche sentado mirando sin mirar el televisor, viendo cómo Taemin se queda dormido a su lado, lo más cerca posible, y él lo cubría con un par de cobertores para que no pasara frío.

Cuando Taemin abre los ojos, esa extraña sensación de sentirse triste cuando Minho no está a su lado (que estuvo sintiendo cada día), se disipa rápidamente, porque le ve acercarse con un rico desayuno que le arranca una sonrisa.

Una que Minho devuelve casi automáticamente.

Algo a lo que no debían acostumbrarse.

Minho deja de mirarle, y casi podía jurar que no volvió a mirar a Taemin en ningún momento. Al menos podía agradecer era esa poca calma que ahora siente, ya no tanta desesperación como en los primeros días después de vincularse.

Su mente está inundada de la sesión a la que Jinki asistiría.

Casi se sentía consciente y racional, nuevamente.

Pero aún así, Taemin olía delicioso, y aún así, no le pone un dedo encima.

Es la primera vez que decide prepararse un sándwich y comer. Se siente algo débil, por no haber ingerido nada más que líquidos esos días, a causa de la tensión y porque no quiso perder la cordura al malentender las atenciones que Taemin tuvo con él preparándole el almuerzo y los desayunos.

Tanta adrenalina, que apenas se da cuenta de que pudo haber bajado algunos kilos, por esa debilidad en su cuerpo cuando está de pie y cortando algunas rebanadas de queso.

Y no sabe si esas nauseas son parte de su estado o es por lo que se avecina. No se arrepiente, pero sabe que será difícil. No había planificado esa vida, pero existían situaciones y "situaciones". El río continuaba fluyendo cuesta abajo y él no podía hacer que fuera al contrario.

Su móvil suena y se mueve sobre el mueble de la cocina llamando su atención, anunciándole que no debía quedarse mirando a Lee Taemin que se veía bonito mirando la televisión, con esa carita regordeta mientras masticaba ese almuerzo que le preparó sin darse cuenta de ello, casi como si hubiera estado en modo automático al saberlo hambriento.

Y sí, sabe que es parte de su naturaleza, buscar que su omega lo acepte, buscar agradarle con cosillas así, pero ellos no eran Alfa y Omega.

Desliza la pantalla y suspira antes de contestar, intentando poner en blanco su mente para entender lo que su mejor amigo le diría.

—Jinki...

—Minho, escúchame —en cuanto escucha el tono de voz de su amigo Minho sabe que son malas noticias, sabe que están en problemas cuando le escucha susurrar de esa forma—. Deben marcharse, toma a tu omega y vete al norte, es el único lugar donde no los podrán buscar; es obvio que el juez está a favor de castigar a Taemin.

La llamada se corta y cuando levanta la mirada ve a Taemin de pie, mirándole con el terror pintado en su rostro.

No había escuchado la llamada, pero sí había sentido todo lo que él sintió.

Mierda.

Taemin no comprende, ese miedo, ese terror mezclado con ese alivio que Minho siente en un nivel que le hace temblar.

—Guarda solo lo necesario, no tenemos tiempo y menos podemos cargar con maletas enormes.

Minho deja esas rebanadas de queso y en un abrir y cerrar de ojos está casi respirando el mismo aire de su omega. Están cara a cara, a tan sólo centímetros, mirándose, intentando buscar algo de calma en esos ojos, por ese futuro incierto, por ese futuro que parecía no pintarse de colores.

CulpableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora