El reloj que se encontraba en el pequeño mueble junto a su cama marcaba las 6:50 am, exactamente diez minutos antes de que la alarma sonara, marcando el inicio de un nuevo día, de volver a hacer la misma rutina.
Pero en vez de cerrar los ojos con fuerza con la esperanza de poder dormir un poco más antes de que el aparato sonara (Como su acompañante siempre solía hacer), se permitió admirar en silencio la belleza del chico a su lado, aquel lindo joven de piel blanca manchada por miles de pecas de varios tamaños, de cuerpo delgado, rizos de matices blancos y negros, y enormes pestañas que se hacían denotar más en ese momento en que sus ojos chocolate se mantenían cerrados.
Su respiración en esos momentos era tan tranquila, que de alguna forma le daba paz a su alma. Sonrió de medio lado cuando noto el como estrujaba el almohadón en sus brazos mientras se encogía más en su propio lugar, frunciendo levemente el entrecejo; un gesto que le pareció bastante adorable.
Alabada sea aquella deidad que se apiado de ellos y les dio la oportunidad de redimirse y renunciar a sus padres, por que de lo contrario... Quizás jamás hubiese tenido la oportunidad de presenciar el amanecer reflejado en la piel salpicada en pecas de su amado.
Jay reafirmo nuevamente lo que comprobaba todos los días... Amaba a Carlos De Vil con locura.
Y era justo por esa razón, que quería dar un paso gigante en su relación. Con cada día que pasaba, tomaba más valor para animarse de una vez y proponerle matrimonio. Pero con cada nuevo animo, también había un nuevo "pero" proveniente de su interior que le pedía pensarlo mejor, no precipitarse, pues la vida hasta ese punto era buena con Carlos, ¿Para que arruinarlo con una propuesta que bien podía ser rechazada?
Para el árabe, esa cosa del matrimonio nunca había significado nada. Lo consideraba una perdida de tiempo pues no terminaba de entender el por que era necesario hacer un extraño ritual para emparejarse con alguien por el resto de su vida; pues si querías hacerlo, solo era cuestión de hacerlo... No entendía el por que de aquella burda celebración y extraño ritual. En la isla no existía tal cosa o al menos no todos lo practicaban, pues no había precisamente recursos para hacerlo; las personas solo se juntaban y permanecían juntas, sin necesidad de "casarse" o sentir algo genuino por el otro, y podría decirse que vivían "bien" (Al menos en términos de la isla).
No obstante, esa percepción tan indiferente hacia esa extraña celebración cambio una vez que pisaron Auradon y eligieron el bien. El Hada Madrina les conto acerca de lo importante que aquello era, les dijo que era la forma en la que las personas se comprometían a estar juntas por toda la eternidad, era una prueba del genuino amor que dos personas podían llegar a tenerse y una promesa de estar junto al otro en todo momento; y aunque quizás él seguía viéndolo como algo absurdo, con el tiempo se fue dando cuenta de lo importante que era eso para las personas de Auradon; era una gran prueba de amor.
Lo comprobó en la boda de Mal, si, aquella chica de cabellos lilas que también solía burlarse junto a él de esas costumbres extrañas y que ese día vistió de blanco y bailo por toda la noche a lado de Ben. Pudo ver ese brillo en los ojos de ambos, y supo que era algo real, era amor verdadero. Con el tiempo y mientras más iban creciendo fue aprendiendo más de esa celebración; como a partir de eso todo cambiaba, las personas vivían juntas por siempre, resolvían sus problemas juntos, formaban sus familias y tenían finales felices (Con momentos agridulces, por supuesto).
Jay quería algo así. Quería hacer las cosas bien. Queria casarse con Carlos.
Y reafirmo ese deseo nuevamente en la mañana, mientras admiraba el rostro durmiente del pecoso. Justo cuando Jay iba a volver a perderse en las facciones del chico, la alarma sonó marcando que era hora de levantarse, el árabe suspiro, otro día comenzaba; mientras que Carlos se removía y quejaba por lo bajo -Apaga esa cosa... - Mascullo el menor con enfado mientras "intentaba alcanzar" la alarma para apagarla golpeando el rostro de Jay en el proceso.