Crave

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La clase terminó y recogí todas mis cosas para ser el primero en salir, la segunda clase era en un par de horas, así que para aislarme del resto del mundo no encontré mejor lugar que la biblioteca. Le pedí los apuntes del viernes y del lunes a una amiga para ponerme al día y me metí en la biblioteca para concentrarme en hacer la tarea y olvidarme por un par de horas todo lo que me estaba pasando.

Me puse los audífonos para aislarme lo más posible y comencé a pasar los apuntes a mi libreta de forma automática porque ni siquiera estaba analizando lo que leía.

–¿Por qué tan solito?.–subí la mirada y suspiré al ver a la chica de pie frente a mi, arrojó unos libros sobre la mesa y tomó asiento a mi lado.–¿Te hago compañía?.

–Haz lo que quieras, Rebecca, la biblioteca es pública.–respondí seco mientras seguía escribiendo en la libreta.

–Hay un rumor en la facultad y dicen que estás solterito.–sentí sus dedos en mi cabello.–¿Quieres hablar sobre eso?...¿Qué pasó con la pelirroja?.

–No, no quiero hablar sobre eso.–moví mi cabeza para que quitara su mano de mi cabello y la miré.–Trato de estudiar, si te vas a quedar hazlo en silencio, ¿sí?.–asintió con una pequeña sonrisa y se mordió el labio.

–Lo que tú me pidas, ojos lindos.–sonreí apretando los labios y volví a lo que estaba haciendo ignorando por completo su presencia.

Pero es que era imposible ignorarla del todo porque a pesar de que tenía los audífonos puestos podía escuchar el irritante sonido de su bolígrafo, además cada vez se acercaba más a mí y en una de esas veces logró dejar su mano en mi pierna, la comenzó a subir peligrosamente por mi muslo y la detuve justo cuando iba apretar mi paquete.

–¿Cuántas veces te tengo que rechazar en el año para que dejes de insinuarte como si me estuvieras vendiendo algo?, ya basta Rebecca, no estoy de humor hoy para soportarte.–intentó unir nuestros dedos y quité rápido mi mano levantándome de la mesa.– Contigo no se puede.–negué recogiendo todas mis cosas para arrojarlas a la mochila.

–Me encanta lo que no puedo tener, eso es lo que pasa.–se levantó de nuevo quedándose frente a mí y cuando terminé de guardar las cosas, la miré, pero mis ojos bajaron directo a sus pechos desnudos.

Se había bajado el escote de la camisa dejando a mi vista sus enorme implantes y negué mirándola a los ojos de nuevo.

–Cúbrete, quizás eso te haya funcionado antes, pero conmigo debes saber que unos bonitos pechos no son suficiente.–cargué la mochila a mi hombro y comencé a caminar.

–Caerás, Luke, siempre caen.–dijo a mis espaldas y reí para mi mismo saliendo de una vez por todas de ese lugar.

.....

No logré concentrarme para ninguna de las clases, estaba físicamente en el salón pero mi mente estaba en otra parte, revisaba mi teléfono todo el tiempo esperando algún mensaje de ella, entré a sus redes sociales para saber si había subido algo nuevo, incluso llamé a Michael para preguntarle por ella y me dijo que no la había visto desde que se había ido con Alex.

La mitad del tiempo me la pasé viendo sus fotos en mi teléfono, como un masoquista me sentía, porque verla me dolía pero aun así no podía evitarlo. Ante la imposibilidad de concentrarme en clases y con las chicas acosándome por los pasillos decidí saltarme la última clase.

Le escribí a Mike para preguntarle si quería ir a beber una cerveza conmigo y me dijo que si así que fui por él a su casa y como de costumbre Calum venía con él, eran como uña y mugre.

–¡Luke!, hermano.–dijo Calum a subirse al auto y reí por primera vez en el día.–Llegamos para alegrarte el día, aunque no tengamos tetas grandes y cabello pelirrojo.

Youngblood | L. Hemmings ✦VOL. II✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora