Sandra apretó mi mano sin apartar la mirada de la pantalla que nos mostraba el doctor, en ese instante que la vi de reojo, me arrepentí de haber permitido que me acompañara a esa cita médica.
El doctor nos explicaba con mucha paciencia, todos los detalles del procedimiento quirúrgico que tendría que realizarse, en caso de ser aceptado como donante, intentaba concentrarme en cada palabra pronunciada por el médico, pero Sandy estaba haciéndome las cosas difíciles.
—¿Doctor cuáles son las complicaciones? ¿Se puede morir? ¿Va a poder tener una vida normal?
—Princesa, por favor —supliqué sintiendo que se me estaba agotando la paciencia, parecía estar a punto de romper en llanto.
—En toda intervención hay riesgos, en este caso estamos hablando de una cirugía mayor, hay posibilidades de complicaciones cardíacas, accidente cerebrovascular o formación de coágulos sanguíneos en las piernas o pulmones. Están además los riesgos asociados a cualquier operación en el abdomen, que son hemorragia, infección y falta de cicatrización de la herida. La complicaciones con la cirugía del hígado incluyen hemorragia, fugas biliares o lesión a los conductos biliares.
—Con eso es suficiente —dije viendo fijamente al doctor, necesitaba que cerrara la boca, Sandra ya tenía los ojos llenos de lágrimas.
—Te puedes morir —susurró sujetando con más fuerza mi mano.
—No debí haberte traído aquí, soy un imbécil.
—No quiero que te hagas esa operación, compremos un hígado, ¿no has escuchado que venden órganos en el mercado negro?
—Cállate —pedí mientras la abrazaba, el doctor respiró profundo, seguramente igual o más desesperado que yo, Sandra se había pasado la consulta entera haciendo preguntas. —¿Cuándo podemos comenzar con los exámenes? No quisiera perder tiempo, en caso de que el tratamiento fallase, deseo que papá pueda recibir el hígado lo más pronto posible.
—Tienes que llenar un cuestionario médico antes de iniciar con la evaluación, después de eso podremos determinar por dónde comenzar, haremos exámenes de todo tipo, incluso psicológicos. Es un proceso largo, podemos comenzar la siguiente semana de una vez.
—Compremos el hígado —murmuró Sandra que permanecía entre mis brazos.
—Programaré una cita —me puse de pie para despedirme del doctor con un apretón de manos, intentando alejarme de Sandra que estaba aferrada a uno de mis brazos.
Salí del consultorio resignado a no despegarme de mi hermana, apresurado por llegar a las oficinas de papá, para comenzar a poner en orden todo.
—Contactaré a alguién que nos pueda vender un hígado.
—Sandra no puedes bromear ni siquiera con eso, es un delito. Date prisa que tengo muchas cosas que hacer, me está esperando la asistente de papá.
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El desastre del que me enamoré
Roman d'amourUn escritor difícil y una editora novata unidos por el amor. Santiago está decidido a recuperar a Valentina, para conseguirlo deberá enfrentar las consecuencias que dejó su oscuro secreto. *** Tr...
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