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Capítulo Doce

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Siento que han pasado 84 años, perdón por la demora, si están en el grupo de Facebook ya saben lo que ocurrió, espero les guste mucho el capítulo, y lo disfruten

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Siento que han pasado 84 años, perdón por la demora, si están en el grupo de Facebook ya saben lo que ocurrió, espero les guste mucho el capítulo, y lo disfruten. Dejen sus comentarios sin temor y voten mucho, no les cuesta nada.    Besos, G. 

Sentí un ligero ardor en la garganta después de haber tomado el trago de golpe, tosí como acto reflejo manteniendo el brazo extendido para pedirle el otro shot a Sandy.

—¿Estás triste o enojado?

—Furioso.

—¿Puedo ayudarte en algo? Sí me das permiso voy y la lanzó un trago encima.

—No Sandra.

Renegué fastidiado deseando que mi hermana me dejara en paz, estaba atravesando un momento complicado no se me antojaba estar lidiando con su imprudencia. Me sentía desconcertado por todo lo que estaba ocurriendo, mi lado irracional buscaba algún motivo para justificar esa compartiempo nocivo de Valentina, me negaba a aceptar que jugaba conmigo de manera malintencionada.

Aunque a todas luces, eso era lo que hacía, de ahí nacía mi enojo hacia ella. Sandra desapareció con una de sus amigas, dejándome solo como había deseado, abrí la botella de agua que estaba sobre la mesa, mientras masoquistamente buscaba a Valentina sin moverme de mi sitio, la música sonando tan alto hacía que me sintiera más incómodo y aturdido.

Debí haberme ido después de la discusión con Valentina, pero en lugar de ello preferí quedarme, mientras habíamos estado gritándonos mutuamente, noté a Felipe observando con demasiado atención nuestra conversación acalorada, no se necesitaba ser demasiado listo para entender que el tipo estaba esperando una oportunidad, parecía haber encontrado una en medio de nuestro disgusto.

—Esta fiesta está siendo un desastre, Manu peleando con Sebas, tú, Valentina y su drama, y yo sin encontrar a un tipo interesante entre este montón de bobos —ladeé la cabeza al escuchar la voz de mi hermana a mi lado—, me voy a morir virgen y cuidando a Milki.

Suspiré con alivio al escuchar la palabra virgen, tomé su mano y la besé haciéndola reír en el acto.

—Con que te conserves muchos años más virgen me basta.

—No te ilusiones con eso, solo quería animarte un poco —empujó mi hombro sonriendo—, espero pronto dejar de serlo. Si te sientes muy mal aquí podemos irnos, yo te acompaño, si quieres me quedo en tu departamento y mañana te preparo algo delicioso de desayunar.

—Gracias princesa, pero me voy a quedar —respondí con decisión no pensaba dejar a Valentina al alcance de nadie, menos en ese estado vulnerable, volteé observando el ambiente a mi alrededor, la fiesta parecía apenas comenzar—, no te preocupes por mí, ve con tus amigas.

—No quiero dejarte solo, déjame ir a golpear a Valentina.

—No voy a estar solo Sandra, este lugar está lleno de mujeres.

El desastre del que me enamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora