Prometo intentar no hacer capítulos tan largos para la próxima, gracias por ser pacientes y esperar como siempre, nos leemos en unos dias de nuevo, al final les dejó mis redes para que me sigan, voten, comenten, y disfruten la lectura.
Besos, G.
Clavé la mirada en Valen que me observaba fijamente esperando una respuesta, puse a mi mente a trabajar rápido buscando una salida para el problema en el que me había metido la indiscreción de mi hermana.
—¡Ni reclames que tú tienes la culpa de esto! —Respondió Sandra al verme callado.
—¿Yo? ¿De qué habla Sandy? —Cuestionó Valen.
—De la enfermera de papá que anda tras Santiago —se dirigió a Valentina para luego verme a mí— ¿Y tú que haces con está? Que fácil eres.
—Sandra deja de decir estupideces —pedí ya alterandome.
—Deja que las diga, cuéntame de la enfermera. —Valentina estaba siendo obvia, mostrándose demasiado interesada en las tonterías que soltaba mi hermana.
—Papá tiene una enfermera personal, que no oculta sus intenciones de enredarse con Santiago, es una ofrecida de lo peor.
—¿Y yo de qué tengo la culpa?
—De todo Valentina, la tipa mira el camino despejado y avanza, tienes que ponerle un freno ya porque a mí no me tiene mucho miedo, deberíamos ir al hospital juntas y la enfrentas. No puedo estar pendiente de Santiago, eso deberías hacerlo tú.
Sintiendo un poco de alivio por la reacción de Valentina, las dejé sola para poder terminar de vestirme, tenía el tiempo justo para llegar a la reunión, no podía perder un segundo escuchando todas las estupideces que salían de la boca de Sandra.
Entrar a mi cuarto me sacó del estado de estrés en el que había estado, observar las cosas de Valentina tiradas por mi cama mejoró un poco mi humor, por un par de segundos fue como si nunca nos hubiésemos distanciados, su presencia se sentía fuerte en cada rincón.
Salí con la corbata en la mano, tratándola de anudar mientras caminaba, la voz de mi hermana era la única que se escuchaba por lo que deduje que continuaba llenando de chismes a Valentina.
—La suripanta no dejaba de verle las cejas —decía mientras movía las manos de forma chistosa.
—¿Las cejas?
Avancé hacia ellas en silencio, el interés de Valentina por lo que le contaba mi hermana me llenó de curiosidad.
—¡Sí las cejas! —Respondió Sandy.
—Zorra.
—¿Me pueden explicar que tienen que ver mis cejas en todo esto? —Ambas voltearon al mismo tiempo, codeándose la una a la otra sin responder mi pregunta— ¿Me van a explicar?
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El desastre del que me enamoré
RomansUn escritor difícil y una editora novata unidos por el amor. Santiago está decidido a recuperar a Valentina, para conseguirlo deberá enfrentar las consecuencias que dejó su oscuro secreto. *** Tr...
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