Somebody Else ♥ <Frerard> TERMINADA

V

*El aspecto de Gerard es el de la multimedia pero con su cabello pelinegro jsjs

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Al día siguiente desperté increíblemente ansioso por llegar a la escuela, me levanté más temprano y alegre que de costumbre y fuí a darme un baño.

Después fuí a sacar algo de ropa, esa vez usaría mis jeans negros ajustados que me gustaban pero nunca me atrevía a usar, y aquella remera que había cortado de las mangas y con el cuello en forma de "V", cómo había adelgazado algunos kilos en ese momento me quedaba más holgada, completé mi outfit enteramente negro con mis amadas Dr. Martens y llevé una sudadera por si acaso.

Me revolví el pelo, que tenía hasta la barbilla, era realmente negro gracias al tinte que usaba, y me gustaba, le había dado un toque rebelde, había pensando varios días atras el decolorarme las raices de turquesa, y lo hice después de unas semanas.

Me fuí a la casa de lobos junto con Mikes, quien tardaba milenios en salir pero esa vez en específico lo había sentido más, y te ví en la entrada, llevabas una camiseta de los Smashing Pumpkins, lo cuál me emocionó muchísimo.

El día transcurrió como de costumbre, clases aburridas, Mikey sin parar de hablar, Ray regañandonos por nuestros comentarios subidos de tono, y nosotros sin poder quitarnos los ojos de encima.

Al final de nuestro horario habitual de clases, al llegar a tu casa, nos invitaste a pasar, dudamos un poco pero al entrar nos convencimos del todo.

Tu casa era maravillosa, en tonalidades marrones claros y oscuros, era realmente cálida aunque afuera estuviera lloviendo, era perfecta, nada que ver con la mía que era a escala de grises a causa de mi padre.

Cuándo tu mamá salió a saludarte y nos encontró se alegró, era realmente hermosa y nos presentaste, su nombre era Linda.

Después de comer subimos a tu habitación, que era algo pequeña y desordenada, pero linda y cálida cómo toda la casa, ahí me dí cuenta que tenías una guitarra eléctrica a la que llamabas Pansy, dijiste que era tu tesoro y que te enorgullecías enteramente de ella, ya que la habías comprado tú mismo.

Ahí salió el tema de la música, te conté mis gustos y tú me contaste los tuyos, coincidíamos en la mayoría, Mikey dijo que él tocaba el bajo, y yo dije que tocaba la guitarra pero no era tan bueno, y que mi abuela me había enseñado a cantar y a tocar el piano, también mencioné que Ray era todo un dios en la guitarra.

Dijiste que sería bueno iniciar una banda, me reí porque pensé que era una broma, pero tú te perdiste en tus pensamientos, dijiste que sería perfecto y un sueño hecho realidad, así que quedamos al día siguiente para tocar en tu cochera.

Nos quedamos un poco más, pero al hacerse las 6 decidimos que era mejor volver, así que retomamos nuestro camino a nuestra abandonada casa.

Al entrar tiré mi mochila a un lado y fuí directamente a la cocina por agua, acto seguido llamé a mi madre para ver si estaba en la casa y cómo era de esperarse, nadie contestó.

Algo molesto me dirigí a mí habitación, que compartía con Mikey, no teníamos que hacerlo pero nos gustaba, y él fué detrás de mí.

Saqué mi caballete de debajo de la cama y lo armé para comenzar a pintar, estaba realmente frustrado y cansado de todas esas mierdas que diario teníamos que pasar mi hermano y yo, algunas veces pienso que el se merece un mejor hermano mayor, hubiera deseado ser mas maduro, por él y por tí.

las veces que pintaba me empeñaba en usar una paleta colorida, con colores vibrantes y de tonalidades alegres para animarme, pero esa vez usé negro a más no poder, negro, negro, negro, rojo, negro, rojo, negro, rojo, negro, sangre, venganza.

¿Alguna vez les han dicho que pintar, rayar o algo así sirve para calmarse? bueno, no están equivocados.

Al terminar mi pequeño intento de obra lo miré, había terminado haciendo a un hombre y una mujer, de frente, con los ojos cerrados, cubiertos por su propia sangre, me gustó.

Pensé que había sido una pintura rápida, pero al notar que Mikes se había quedado rendido en la cama y que la única luz que iluminaba nuestra habitación era nuestra lámpara, me dí cuenta que por obviedad no era así.

No quería dormir, estaba algo ansioso,y siempre tuve problemas de sueño, así que comencé a escribir, escribía una historia, de dos amantes trágicos, y siendo sincero nunca supe de quiénes se trataban. Y así, con el papel en el escritorio y mi bolígrafo rasgando el papel, me dormí.