XII

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Gerard

Al día siguiente desperté cansado, apenas dormí, Linz tampoco descansó muy bien, pero se quedó dormida a eso de las 6, no quise despertarla.

Me levanté con cuidado, me puse unos pantalones de vestir, una camisa de manga larga por el frío y mi chaleco, tomé la corbata a rayas de Linz.

Me revolví el pelo, ya estaba algo largo, lavé mis dientes y salí, me preparé un café, lo habitual, seguido me dirigí a mí estudio, tomé mi portafolio y metí las hojas que llevaba de mi extensa carta.

Mi cita era a las 12, pero quería estar listo, recorrí la habitación con mi vista, había cosas que no tocaba en años, todas mis pinturas estaban en los cajones, tenía lienzos ya amarillentos por el tiempo, mis pinceles... Mi guitarra roja estaba en la esquina, la primera guitarra que tuve, tenía otra mas profesional pero estaba dentro del clóset de la habitación principal, esa guitarra me acompañó muchos años, era especial.

La tomé, me senté en mi silla y empecé a rasgar las cuerdas, no la conecté, no quería despertar a mis princesas, imaginaba los sonidos que me sabía de memoria, cada acorde, cada cuerda, cerré los ojos y me recargué al respaldo.

Estaba enteramente ido y así me quedé unos momentos hasta que la dejé a un lado y bajé por un trapo a la cocina, al regresar la limpié, estaba cubierta por polvo, también limpié los estantes dónde estaban mis cómics, de colección y propios, estaba orgulloso, mis figuras de acción, jugaba con ellas conforme me las iba cruzando, me causé gracia.

Abrí los cajones, uno por uno, tenía cajas de lápices de colores, de madera, acuarelables, de pastel, mis carboncillos, acuarelas, más botes de pintura, los ordené todos.

Al fondo tenía más, no profesionales, ¿Han oído que los artistas nos compramos material solo para verlo ahí existiendo de la manera más estética y satisfactoria posible? Pues es verdad, y nadie se salva.

Encontré también mi teclado, no sabía dónde estaban los cables, era una pena.

Me quedé bobeando unas horas hasta que se hizo hora de salir, abrí la puerta de la habitación y miré a Ban durmiendo con su mamá, no quise despertarlas, dejé una nota en la cocina y salí.

Caminaba al consultorio de Sara cuando empecé a sentirme mareado, eso me pasaba por no comer bien, paré en una tienda y me compré un pastelito que devoré en el camino.

Al llegar a la oficina de la secretaria de mi terapeuta, me reporté y esperé en la salita leyendo algunas revistas, una al final llamó mi atención, hablaba de un artista que se presentaría en unos meses, pero no decía quién era, sólo hablaba de su segundo álbum Parachutes la portada me capturó, estaba por leer más pero Sara me llamó.

—¡Gerard!— me saludó con una sonrisa —Me alegra que estés aquí, pasa.

Pasé con más confianza, le conté que había cumplido mis deberes, primero le hablé de Mikey, lo cuál le alegró mucho y luego le conté de la carta, saqué las hojas y se las pasé, ella se tomó su tiempo leyéndolas.

—No es lo que esperaba...— hizo una pausa, ordenó las páginas —Es mejor, muy buen trabajo.

Sonreí.

También me regañó por no comer bien y me ordenó hacerme estudios lo más pronto posible para evitar problemas de salud, me agradaba mucho hablar con ella, más que una terapeuta era una amiga.

Al terminar la sesión salí dispuesto a pagar, pero ella de nuevo se negó.

—Sara, si sigues así se me va a hacer costumbre— le guiñé un ojo a su secretaria y le tendí mi tarjeta de crédito, ella la tomó y me la devolvió con un recibo.

Agradecí y me despedí, partí a mi casa a volver a escribir, tenía muchas ganas de escribirle.

Cuándo llegué me dispuse a abrir la puerta, metí la mano a mi portafolios buscando mis llaves y no estaban ahí, busqué bien ahí dentro y no estaban, me fijé en las bolsas, nada.

Me había quedado fuera de mi casa.

Toqué un par de veces, pero no escuchaba a Linz, ¿Y si seguía dormida con Ban? Habían pasado dos horas y media desde que salí.

—¿Señor Way?

Me volví a la voz.

—¡Emily!— era la hija de una vecina, amiga de Lindsey. —¿Qué haces fuera de casa? Es hora de comer.

—Es que hace un día muy lindo, ¿No cree señor Way?

—Eso creo.— me senté en las escaleras de mi entrada, miré el rosal que había plantado hace unos años, ahora sólo eran espinas.

—¿Por eso se queda afuera?

—Olvidé las llaves.— le sonreí.

—¿Hay alguien dentro?

—Linz y Ban.— respondí

—¿Porqué no abren?

—Creo que duermen.

—¿No guardan una llave escondida?— la niña sentó conmigo

—Nope, sería muy inseguro.

—Hmmm...— la niña recargó su barbilla en sus puños. —¿La puerta trasera?

—No lo pensé, gracias Em.

—De nada señor Way.

Me levanté, tomé mi portafolio y me dispuse a entrar a mi casa

—Ah, y vuelve a casa ya, no es muy recomendable que andes tú sola por la acera, ¿Entendido?

—Sí señor Way, salude a Bandit por mí.

Ella se alejó pedaleando, su cabello era rubio tirando más a blanco, ojos azules, muy linda, llevaba su vestido con flores rosadas, me ponía de nervios que estuviera sola pero era una niña muy rebelde.

Me dirigí a la puerta trasera, estaba abierta, afortunadamente.

—¿Linz? ¿Cariño?— no la escuchaba. —¡Estoy en casa! ¿Bandit?— nada.

Subí, primera habitación, nada, cuarto de Ban, nada.

Probablemente salieron.

Fuí al teléfono de la casa y le marqué a mi esposa.

—¿Gerard?

—Linz... Estoy en casa ¿A dónde se fueron?

—Oh, lo siento cariño, traje a Ban al parque en lo que llegabas. ¿Vamos por tí?

—Oh... No, diviértanse, vallan de compras o algo.— me entristecí, pero recordé por qué quería llegar a casa.

—Bien, cariño, hay comida en el horno.

—Gracias— sonreí aunque ella no podía verme.

—Come bien, por favor, tienes más cintura que yo.

Reí

—Bueno, bueno, nos vemos.

—Nos vemos allá.

Colgué.

Hice caso a mi esposa y comí bien, quedé satisfecho y subí a mí estudio, saqué las hojas, las dejé a un lado, no las necesitaría pero me agradaba como se veía y seguí escribiendo mi carta.

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Me encanta que éste capítulo es más de Gerard haciéndose menso JAJDJAJDJ

Les amo, gracias por leer 💗

Xo.
—V

edit. ya tenía escritos éstos capítulos, olvidé publicarlos, lo siento jsjsj-

ahora  sí, V fuera ;)

Somebody Else ♥ <Frerard> TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora