Capítulo 2: Calma y paranoia

6 0 0
                                    

El entierro de los padres de Karen fue triste e incómodo. No conviví tanto con ellos pero fueron buenas personas, Karen no se apartaba de mí y apretaba mi brazo con tanta fuerza que creí que ella me haría mas daño que el mismo accidente. Tenía ahora si los ojos rojos, aun asi evitaba llorar mucho, cuando todo termino nos quedamos ahí un tiempo.

Todos pasaron a dejar sus condolencias a ella mientras a mi me miraban extraño, tenía sentido ya que era un extraño. Incluso aquella anciana de aquelarre paso con Karen, aun asi nos quedamos ahí un tiempo para luego volver a su casa.

Ahora estaba sola por dentro, y por fuera solo un pequeño grupo limpiaba todo, entramos y la casa estaba sola, siempre pensé que era una casa cálida y acogedora, ahora era fría. Karen me pidió esperar en la sala en lo que ella guardaba todo, al final termino llevando todas las mochilas que tenían y aun asi nos faltaron cosas que tuvimos que embolsar. Cobijas, fotos, ropa, en si llevaba muchas cosas.

—Disculpa por hacer que cargues tanto— dijo Karen mientras esperábamos a un amigo que se ofreció a ayudarnos, él estaba trabajando porque eran vacaciones y traía la camioneta de su papa, él fue quien me dijo lo que paso, era igual muy amigo de Karen, quizás mas que un amigo, aunque honestamente no me importaba, ambos me agradaban asi que si eran felices juntos era algo bueno—. En cuanto sepa qué hacer con mi vida me iré por mi cuenta.

—Aun que te vayas siempre serás bienvenida en mi casa, además que me gusta tenerte de compañía y tú me has cuidado estas semanas, se me hace justo que nos cuidemos el uno al otro.

—Sí, eso me parece una buena idea.

Minutos después llego mi amigo, él era bastante inteligente y teníamos la misma edad, lo conocí antes que a Karen asi que le tenía mucha confianza, además de ser de las pocas persona en quienes confió en situaciones feas. Su camioneta era naranja y ya tenía el tiempo marcado, él se había tomado tiempo del trabajo para ayudarnos asi que venía cubierto de polvo y cemento, usando una camisola de mezclilla y pantalón de trabajo igual de mezclilla gruesa, lo único es que traia que no fuera del trabajo eran unos tenis viejos, además de tener el cabello cubierto de polvo.

—Karen, Marcus, espero no llegar tan tarde— dijo mientras bajaba e iba a abrazar a Karen—. Lamento lo que ocurrió.

Karen solo apretó fuertemente la espalda de Thomas, era delgado pero tenía los músculos bien definidos, aunque rara vez alardeaba de eso, en si tenia el cuerpo de alguien que comenzó a trabajar en la obra desde los 10 años y que podía comer grandes cantidades de comida sin engordar.

—Gracias por venir Tommy— dijo aun entre sus brazos, esperen, ¿le dijo "Tommy"?, algo anda mal aquí, pero si ambos son felices todo bien.

—Disculpa por no poder ir antes, tenía trabajo y no pude escaparme y perdón por mancharte tu ropa.

—No te preocupes, gracias a ambos por ayudarme.

— ¿Estas bien Marcus?, aun no me agrada la idea de que salgas, hace unas semanas estabas medio muerto— dijo Thomas mientras agarraba algunas cosas—. Yo subiré esto.

—Estoy bien Thomas, solo cansado y adolorido, pero puedo hacer algunas cosas.

—Mejor deja que Thomas lo haga, no es por nada Marcus pero aun sin tus heridas él es más fuerte— eso dolió, aunque era cierto, ¿porque no le dijo "Tommy"?, presiento que algo me ocultan.

—Hare que no dijiste eso Karen— respondí—. Está bien, te lo dejo a ti Thomas.

Luego de un rato Thomas y Karen subieron todas las cosas, incluso tuvimos que llevarnos algunas adelante para no tener que hacer dos viajes. Nuestras casas estaban a unos 20 minutos en transporte público pues teníamos que tomar dos aun siendo del mismo municipio, pero en auto propio el tiempo era de apenas 10 minutos.

La Leyenda del Fénix Tomo 1: Lo desconocidoWhere stories live. Discover now