-Buenas noches ¿Que desean ordenar?- pregunta el chico con su libretita de anotar.
Me rio porque me hace gracia el hecho de que se lo que diría, ya que trabajo en lo mismo, Lauren me mira pero su expresión no es de molestia si n de gracia, creo que está pensando lo mismo que yo en este momento.
-¿Qué deseas pedir?- dice ella mirándome.
-Puedes elegir tu- le respondí, sinceramente no sabía que elegir.
Ella asiente y le da dos órdenes al chico, y una botella de vino, sé que esa es bastante cara, en el restaurante la venden.
-Es mi vino favorito- dice ella mientras entrelaza sus manos por encima de la mesa.
-¿Y porque nunca la pediste?- le pregunte inclinándome como ella en la mesa.
-Mis amigas no tienen mis gustos- dice y me mira a los labios.
Si no hubiera tanta gente podía decir que la besaría, aunque no sé si ella puede aprobar eso.
-Pero me gusta cuando eres tú quien me sirve- susurro sin quitar su vista de mis labios. Ligeramente me los mordí y ella trago hondo.
-¿Qué te gustaría que te sirviera?- le pregunte sin dejar de mirarla.
-Yo...- el chico llego con la botella de vino y ella se dejó caer un poco en su silla, cerrando un poco sus ojos pero sin dejar de tenerme en su campo de visión.
-Disfrútenlo- dice el chico y se retira luego de servir las dos copas.
-Pruébalo- ella toma un sorbo y lo degusta.
Y aunque me gustaría decir que tiene mal gusto, todo en ella encaja perfectamente como el delicioso vino que estaba rondando en mi paladar.
-No tengo otra palabra sino que decir, exquisito- ella me dedico una sonrisa.
-Como tú- dijo inclinándose como hace un momento.
-No respondiste- le recordé tomando un sorbo grande de vino.
La vi dejar la copa en la mesa y acercar su mano cerca de sus labios, ladeo su cabeza un poco –Diría que a ti-
Aquella confesión de verdad que me gusto y el vino estaba como entrando en mi sistema aún más rápido, cuando inicie la insinuación espere detenerme antes pero, se siente bien, gustarle a una mujer como ella.
Vi su copa y estaba por la mitad cuando la mía se había acabado, sus labial rojo estaba marcado en la copa y se veía digno de una fotografía.
-¿Mas vino?- pregunto con una sonrisa llenando de nuevo mi copa hasta un límite prudente.
-Cualquier puede pensar que te quiero borracha- dijo con cierta gracia sin apartar la mirada de mí.
El chico llego con la comida, ordeno todo en la mesa y ella lo observaba moverse a ritmo rápido.
No había probado una comida tan exquisita o era el hecho de que Lauren me estuviera dando a probar todo. Su mano se posó en mi rostro y dejó una suave caricia, acerco una fresa a mis labios y la hizo morder y luego tomar un trago de vino. Creo gemí y ella alzo su ceja.
Había pasado un rato y ella llamo al chico, este trajo la cuenta pero y tenía mi rostro apoyado en mi mano y solo la veía desenvolverse con el chico.