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Ari.





Lo primero que hice al salir de la universidad fue correr a casa de la única persona capaz de soportarme además de Temo.

— Tío Ari, ¿qué haces aquí? —sonrió feliz como siempre— ¿No deberías estar en la Universidad?

— Lo mismo digo —apunte a su pijama.

— Me quedé dormida ya sabes pero, ¿sucedió algo? —Se hizo a un lado dejándome entrar.

— ¿Tiene que suceder algo para venir a ver a mi quería sobrina? —Entré corriendo al sillón.

— Uy, perdón, yo solo preguntaba, ¿quieres un café y así me platicas que paso con Temo?

La mire, tenía una sonrisa ladina en su rostro.

Odio que me conozca tan bien.

— Sí, gracias.

Después de que tuviéramos una muy larga charla y de ver un par de películas, mire la hora, ya era tarde y regrese al departamento.

Abrí la puerta, Temo, estaba dormido en la barra de la cocina con una taza de chocolate caliente junto a él.

Se ve tan lindo.

Acaricie su mejilla y acomode sus mechones cafés que caían por su rostro.

Lo moví un poco intentando despertarlo, seguramente se quedó esperando a que llegara.

—Temito, despierta —susurre pero nada, no despertó.

Lo cargue como cuando eramos más niños y pensaba que él era un príncipe que yo rescataba.

Lo recosté en su cama, lo arrope y me acosté a su lado.

Desde que recuerdo, cada vez que alguno iba a casa del otro dormíamos juntos, y cuando decidimos venir a vivir juntos a la ciudad de México, nunca hemos dormido separados, es como si lo necesitáramos.

—Tardaste mucho, ¿donde estabas? —Dijo adormilado.

Abrí los ojos de golpe, apenas estaba empezando a dormir.

—Estaba con Yolo —susurre y con la poca luz que nos daba la luna mire como sonreía— ¿No estás enojado?

—No, la verdad prefiero que estés con Yolo, y saber que estas seguro a que estuvieras en un bar como aquella vez ¿recuerdas?.

Sonreí, aquella vez pelee con una ex novia y me emborrache, Temo fue por mi y me trajo devuelta al departamento.

Estuvo toda la noche junto a mi, consoladome.

—Temo, discúlpame, sé que no debí hacer eso en el laboratorio, y tampoco debí irme sin decirte a donde, pero sabes que odio a Mateo, y el simple hecho de que estuvieras de su lado me dolió.

Temo tomo mi mejilla levantando mi rostro.

—Jamás estaría de ningún lado que no sea el tuyo, ten por seguro que siempre te escogere a ti ante todo.

—Eres un menso —dije sonriendo.

—Este menso te espero angustiado todo el día, no tienes derecho de decir nada.

—Ven aquí —abrí mis manos para que se acomodara y poder abrazarlo.

—Ari —susurro. Hize un sonido para que supiera que lo estaba escuchando— Perdón por gritarte, no debí hacerlo.

—Eso ya no importa, ahora duérmete —asintió y se acurruco más.

[....]

Abrí los ojos, Temo no estaba junto a mí.

—¡Temo! —grite al salir de la habitación.

—Buenos días —dijo esa voz insoportable.

Diego estaba en la cocina haciendo el desayuno.

—Buenos días, ¿sabes donde esta, Temo?.

—Sí, dijo que saldría y que volvería en un momento.

—¿Y tú qué haces aquí?.

—Pues vine a desayunar con ustedes, pero ahora que Temo se fue, voy a desayunar yo sólito y me iré a la universidad.

—Voy a llamarle, él nunca se iría sin avisarme —regrese a la habitación buscando mi celular.

No contesto, ¿adonde carajo habrá ido tan temprano?.

[....]

Después de desayunar con Diego, fuimos a la universidad.

—¡Temo! —corrí a él, estaba sacando cosas de su casillero.

—Hola, Ari —¿Neta me saluda así como si nada?.

—Me dejaste solo, ¿por qué? —hize voz de bebé, él siempre cae con eso.

—Perdóname, tenían que venir a hacer unos asuntos.

—¿Que tipos de asuntos?.

—No puedo decirte.

—¿Qué me estás escondiendo, Cuauhtemoc López Torres? —dije frunciendo el ceño.

Él se mordió el labio desviando la mirada.

—Nada, mejor vamos a clases —se dio vuelta para caminar al salón.

—No Cuauhtémoc —lo tome del brazo— Creí que no teníamos secretos.

—Ari, ¿si te digo prometes no enojarte?.

—Lo prometo, pero dime.

—Vine a hablar con Mateo.

No dije nada y solo lo mire.

—Solo...solo es porqué tenía que arreglar un asunto con él. —me dio ternura que intentará explicarme la razón, pero aún así no me gusta que pase tiempo con Mateo.

—¿Qué asunto?.

—Un trabajo que no terminamos, pero prometo que solo fue por eso.

—Tranquilo, tienes derecho de hablar con él si quieres, no necesitas explicarme nada.

Sonrió, amo su sonrisa.






Atte: Queen

Amigos Con ¿Derechos? [Aristemo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora