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Ari.





Es lindo, demasiado diría yo, desperté hace un buen rato, pero solo estoy mirándolo como tonto, esta recostado sobre mi pecho, mientras yo acaricio su espalda desnuda.

—Temo —susurre dando leves caricias en su cabello— Tenemos que ir a la universidad.

Se removió un poco haciendo un pequeño pujido de desagrado.

—No quiero ir —me sorprendió que dijera eso, siempre es él quien me anda regañando para ir a la universidad.

—Sí no te levantas, me iré sin ti  —lo amenace.

—Lunita, déjame dormir —reprocho.

—¿Quieres que lleguemos tarde?.

No dijo nada, solo negó con la cabeza y se aferro más a mi.

—Ari —susurro e hice un sonido para que supiera que lo estaba escuchando— Me... Duele —dijo bajito intentado que no lo escuchara.

Yo solo solté una carcajada y él alzó la cabeza para poder mirarme, apoyando su menton en mi pecho.

—¿De que te ríes? —regaño.

—Es que, es obvio que te dolería —lo abrace más fuerte besando su frente— Pero yo te curo a besos —bese toda su carita hasta besarlo en los labios.

Agarre su labio inferior entre mis dientes haciendo que abriera su boca dandome acceso de entrar, metí mi lengua rozando la con la suya, movía sus labios de forma lenta, baje mis manos por su espalda hasta llegar a su cintura, me senté en la cama con él encima sin dejar de besarnos, ambos desnudos aún por la noche anterior, hize que enrollara sus piernas en mi cadera, el beso nunca se volvió intenso era lento y bonito sin pasar a algo más, paso sus manos por mi nuca y enredo sus dedos por mi cabello.
Me levante caminado al baño hasta meternos a la regadera.

—¿Nos vemos a bañar juntos? —asentí y abrí la llave del agua caliente.

—¿Te molesta? —pregunté sintiendo el agua caer por mi cuerpo.

—No, esta bien.

Tome el shampoo derramando un poco sobre mi mano, comencé a lavar el cabello de mi niño, de forma lenta, él es un poco más bajo que yo, así que es más fácil para mi hacerlo. Después el hizo lo mismo conmigo y así sucesivamente hasta terminar de bañarnos.

Tome unas toallas y le di una a, Temo, para que la enrrollara en su cintura, yo hice lo mismo con la otra toalla. Después fuimos a la habitación para poder cambiarnos.

—Iré a preparar el desayuno, tu termina de vestirte —indicó, Temo, saliendo de la habitación, ya vestido.

Asentí, y continúe vistiendome. Me estaba comenzando a dar flojera, y pensar que hace una hora tenía tanta energía como para ir a la universidad. Me levante para ir a la cocina, Temo estaba terminando preparar el desayuno, camine hasta el abrazándolo por detrás recargando mi barbilla en su hombro.

—Eso huele rico.

—Lo sé, yo lo hice.

—Voy a dejar de hacerte cumplidos, tu ego crece cada día más —rodé los ojos y me senté en la mesa.

—Sabes que solo bromeo, tonto —sirvió dos platos de comida, poniendo uno enfrente de mi.

—Gracias, hermoso —le guiñe el ojo haciendo que soltara una carcajada.

—No seas, tonto Aristoteles.

—Hoy iré con, Yolo, necesito hablar con ella —indique tomado un sorbo del café que acaba de servir en mi taza.

—De acuerdo, solo no regreses tarde como sabes hacerlo —me advirtió apuntandome con una cuchara.

—Sí de acuerdo, señor mandón, lo que usted diga.

[....]

Después de desayunar, salimos del departamento caminando a la universidad. Aunque tenemos un auto, a veces preferimos caminar, porque según Temo, es más "saludable".

—Cuauhtemoc López, te necesito en el laboratorio hace más de media hora —dijo Symansky, caminando hacia nosotros, o bueno en realidad a Temo.

—Lo olvide, perdón, ¿pero no podías hacerlo tu solo?.

—Sí, pero se supone que el trabajo es de los dos, así que vamos, tenemos que entregar ese trabajo mañana.

Temo, asintió y volteo a verme.

—Aris, perdón, tengo que ir.

—Descuida, supongo que eso es más importante —me encogí de hombros. Mateo lo jalo del brazo para que fuera tras el, dejándome solo.

Mire a todos lados esperando encontrar a alguien con quien hablar y no estar solo como perro abandonado.

Vi como, Diego venía entrando y corrí hacia el.

—Diegito, hola ¿como estas? —sonreí esperando sonar conveniente.

—¿Ya te abandono, Temo? —se cruzo de brazos, yo solo asentí— Lo sabía, pero bueno, ven vamos a la cafetería, seguro Lota, ya está haya.

Asentí caminado tras él.

—¡Hey, por acá! —grito Carlota, sentada en una de las mesas al fondo junto a Yolo, caminamos hasta la mesa para después sentarnos.

—¿Y Temo? —pregunto dando un sorbo de su te helado.

—Esta con, Symansky, en el laboratorio —rodé los ojos.

—Esos elotes se ven a kilómetros —indicó, Yolo sonriendo burlona.

—¿Cuáles celos? ¿De quién?.

—Naa, ni te hagas el menso, que bien que sabes, ya deja que, Temo, este con quien quiera y deja de ser un amigo celoso, ni que fuera tu novio —hablo, Diego.

Me quedé callado, es verdad, Temo y yo no somos nada más que amigos, y no tengo por que enojarme, pero he odiado al Mateo ese desde que llegamos aquí.

Yolo, dio un golpe a Diego, con el codo y este me miró.

—Bueno, en realidad no quise decir eso, a lo que me refiero es que eres muy celoso con él, y ni siquiera son......

—Bueno, bueno, pero eso no importa ¿verdad?, además, Aristoteles, lo único que quiere es cuidarlo, nos conocemos desde hace años y él lo ve como si fuera su hermano, ¿No es así, Ari? —Yolo, de verdad la adoro por intentar arreglar lo que ahora ronda en mi cabeza y no me deja en paz.

No dije nada, solo me levante y salí de la cafetería, escuchando como, Carlota, regañaba a, Diego por lo que dijo, aún así no lo culpo, tiene razón en lo que dijo.








Atte:Queen

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2022 ⏰

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