20° Pertenecer

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Un mes después.

Finalmente me acoplé a la vida de estos cazadores en el búnker, fui amenazado por cada nuevo cazador que llegaba de imprevisto y me reconocía como un agente, así toda su estadía se volvía incómoda, pero por suerte Charlie o Dean llegaban para evitar que me dispararan, apuñalaran, cortaran la cabeza, e incluso hubo una ocasión donde Benny dejó me intentarán matar mientras el observaba con un bowl de palomitas y hubiera terminado con una daga en el pecho de no ser porque mi atacante la perdió y comenzó a disparar, el sonido alertó a Dean quién salió a mi rescate. Fue desde entonces que la extraña convivencia que teníamos fue más relajada, la tensión desapareció y la actitud pasiva-agresiva de Benny comenzó a empeorar, pero ocurrió un problema en el exterior que requirió de su presencia y pude descansar de él por primera vez, posteriormente Charlie decidió que se tomaría unas vacaciones ya que nada "interesante" ocurría, sólo sé que el día que se fue no dejaba de mirar hacia atrás con una sonrisa que daba escalofríos.

Para bien o para mal, dejé de intentar pensar en cómo matar a Dean, la venganza no tenía caso cuando pierdes las razones para vengarte, lo comprendí el día que en mi último intento tomé un cuchillo de la cocina y caminé hasta la habitación de Dean dónde él dormía, estaba decidido a hacerlo, pero al abrir la puerta y permanecer de pie bajo el umbral de la puerta comenzó la duda, comenzó la verdadera pregunta, ¿Por qué? Toda mi vida había alguien más dándome instrucciones, la vida misma me enseñó que personas como Dean debían morir, pero ahí parado me pregunté por qué tenía que deshacerme de él, ¿Por qué? La vida me golpeó duro para aprender a odiar, aprender a matar sin remordimiento, a no preguntar. Pero ese era el momento de otra lección importante, aprender a cuestionarme todo lo que creo, porque fui engañando en lo que más creí real, y supe que había excepciones a la regla, Dean podía serlo. Sin hacer nada, Dean ahí tumbado en medio del sueño, me desarmó, el tiempo junto a él fue educativo, y ya no estaba seguro si su agradable trato conmigo era producto de algo más, pero todo el mundo coincidía en una cosa; Dean Winchester es el ser humano más honorable por el que darían su vida, todos habían coincidido con esa devoción. Esa noche Dean dejó de ser mi enemigo, aunque eso no significaba que era mi aliado, pero dejó de portar la marca enemiga para así él mismo determinar su posición, dejé que él fuera quién me demostrara quién era Dean Winchester en realidad, quién sería Dean para mí.

Tras la marcha de Charlie, ahora el búnker sólo estaba para mí, para mí y para Dean. Pero la dinámica entre nosotros no había cambiado y en la última semana que llevábamos solos creamos una rutina diaria. Cada mañana Dean iba a mi habitación, me despertaba y después de una hora salíamos a desayunar, un rato cada quien iba por su lado, usualmente un par de horas y nuevamente nos juntamos para ver algo juntos. Me sentía muy mal por todo, debería odiarlo, pero al final del día terminaba riendo y preguntándome por alguna sorpresa al siguiente día hasta que se volvió un círculo vicioso que no fui capaz de romper, todo en Dean me había hecho cuestionarme todo de mí, tal vez al final no era ese fiel soldado que pensé que era.

- Dean... Creo que te has acabado la miel... - Hablé en voz alta esperando que él me escuchara. Pero él ya estaba ahí, justo junto a la puerta del congelador y cuando la cerré di un brinco al verlo de sorpresa. - ¡Dios! Dean...

- Lo siento, no planeaba asustarte.

- No, sólo... no te esperaba. Creí que estabas en otra parte.

- En fin, ¿Miel?

- Sí, queda lo último. - Enseñé el frasco a nada de estar vacío.

Dean lo tomó y tras ir por una cuchara comenzó a comer el resto de miel con ella, me empalagué de sólo pensar en miel pura siendo ingerida sin más.

- Listo. - Regresó a mí y me entregó el frasco.

- ¿Listo? Te la has terminado. - Lo miré sorprendido.

Fuego Cruzado | Destiel | AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora