23° Oportunidad

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Dean me ayudó a curar mi herida, la bala al parecer había atravesado mi hombro, y casi fracturándolo.

— Estuvo muy cerca de dejarte sin movilidad del brazo por un buen tiempo. — Expresó Dean mientras observaba y limpiaba la herida.

— Respecto a todo esto, sólo voy a decir que por tu culpa he perdido un autobús directo a Florida. — Hablé con un tono molesto, aunque no estaba del todo arrepentido de volver. Logré ver una pequeña sonrisa en Dean.

— Gracias.

— ¿Por volver a salvar tu trasero? De nada.

— ¿Por qué volviste?

— Vi el convoy de Sam, sentía que algo iba a pasar. Algo malo. Y con eso en mente, sabía que debía regresar. Te tomarían desprevenido, amenazarían a los niños, te tomarían preso y cuando algún superior lo creyera prudente, serías ejecutado, eliminando tu nombre de la faz de la tierra.

— Eso es muy... Específico.

— Sé el protocolo, SU protocolo. Obtienen lo que quieren y se deshacen de evidencias.

— Pero pudiste sólo irte, ¿Sabes?

— Lo sé, pero también sabía que Sam tendría éxito, y no quiero que eso quedé en mi consciencia.

— ¿Así que perturbo tu consciencia?

— Un poco. — Desvíe la mirada de una manera discreta al permanecer observando el suelo, en busca de alguna manera para defenderme. — Se supone que soy el bueno, no dejaría que te mataran. A nadie. Además... Creo que Sam podría cometer en un error, siento que es manipulado y matarte sólo empeoraría las cosas.

— Tu novio es de ideales fuertes.

— Ya no es mi novio. Apenas y podríamos ser amigos. Conocidos. — Me apresuré para hacer la aclaración.

— Lo siento. Quedaron... Divididos. — Sonó con culpa.

— Las cosas se dieron, no creo que haya culpables. Me engaño con mi hermano, mi hermano me mintió y a mí ya no me importa, pero tampoco quiero que Sam cometa una tontería, está molesto y no pensado. — Lo sabía a la perfección sólo con verlo en el campo, antes jamás había mostrado interés o cuando tuvo la oportunidad, la dejó pasar. No era de los que disparaban primero y preguntaban después, y esa faceta ahora no le sentaba bien. — Voy a deshacerme de la agencia, no por tus razones o las de alguien más, sino por las mías, me han engañado, manipulado, usado y ahora harán lo mismo con Sam hasta exprimirlo y no quede nada de él. — La ira me inundó desde el fondo de mi corazón, y también podía sentir la mirada intensa de Dean sobre mí. — Gracias por ayudarme con la herida, pero tengo que irme, saber todo lo que pueda sobre el nuevo jefe de la agencia, sus planes, sus contactos, voy a cazarlos como el gato al ratón, buscaré pruebas, evidencias, y el resto de sinónimos suficientes para hacer entrar en razón a Sam. — Me levanté de la cama y me separé de Dean, quién no había dicho ni una sola palabra.

— ¿Y a dónde crees que vas, Mr. Drama? No tienes nada con lo qué empezar.

— He estado peor.

— No, no lo has estado. Antes tenías a tu hermano cubriéndote las espaldas, Sam detrás de un auricular que les cuidaba las espaldas a ambos y una agencia internacional que les cuidaba la espalda a tu equipo. — Lo miré amenazante, advirtiéndole que cuidara sus siguientes palabras. — Necesitas un equipo, porque no sabes ser autónomo, llevas años trabajando para alguien que te daba todas las pautas, y no te lo digo para que te molestes, es la verdad. No eres autónomo, Castiel. — No supe cómo, o en qué momento se había puesto delante mío. — Déjame ayudarte.

Fuego Cruzado | Destiel | AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora