— Lo siento — Se disculpo levantando la vista.
— No importa — Sonreí —. Hola.
— … Hola
— ¿Cómo te llamas? — Pregunte.
— ¿Te importa? — Respondió con una pequeña sonrisa. — Ni siquiera te conozco.
— Entonces, déjame presentarme: Me llamo Izan.
— Lindo nombre.
— Y tú eres hermosa.
— No me hagas reír...
— También debería agregar que tienes una hermosa sonrisa.
— Decir mentiras es muy malo. — Se cruzo de brazos.
— Estaría mintiendo si te dijera que eres horrible.
— Deberías usar lentes ¿Sabes? Pareciera que estás ciego — Dijo y prosiguió su camino.
— ¡Hey! — Le grite — Aún no me dices tú nombre.
— Hm — Ella volteo, dudo y respondío: — Es Lucinda.
— Muy bien querida Lucinda... ¿Por qué no me acompañas a dar una tranquila vuelta? — Le ofrecí. Ella vacilo, voltio y observo como el tren llegaba, se mordió el labio inferior y asintió.
— Bien... — Acepto.
Y así empezó nuestra historia.
— Dime ¿Cuantos años tienes? — Pregunte.
— Dieciséis ¿Y tú?
— Diecisiete.
— Pareces más joven...
— Si me dieran una moneda por cada vez que me dicen eso, ya sería millonario. — Ella sonrió.
Es hermosa.
No podía lograr quitar mi mirada de ella: Cabellos castaños, como los míos, piel tiernamente morena y unos ojos cafés claros. Puede que su apariencia sea como la mayoría del mundo en está tierra, pero para mi era el ser más hermoso y único. Ella me hablaba un poco de su vida, para poder conocerla. Caminábamos por los parques de la ciudad, comimos en un bar.
— ¿Qué hora es? — Pregunto.
Observe mi reloj y respondí: — Son las ocho. ¿Por qué? ¿Tienes... que irte?
— Lamentablemente, sí — Dijo — O si no: Mis padres me mataran.
— Los míos ya se habrán olvidado de mí — Dije. — Si quieres... te puedo acompañar, solo si quieres...
— Claro.
Y la acompañe a su hogar.
Me despedí de ella.
Me aleje.
La extrañe.
*
— "Buenos días, princesa."
— "Buenos días. ¿Desde cuando me empezaste ha decir así?"
— "¿De que forma?"
— "Princesa"
— "¿Acaso no puedo?"
— "No es eso... No lo se"
— "¿La princesa está confundida?"
— "¡Izan!"
— "Yo :D"
— "No tienes remedio..."
No respondí a su mensaje.
— "¿Sigues ahí?" — Pregunto.
Y respondí: — "Siempre."
*
— "Necesito verte" — Fue lo que leí en el ultimo mensaje que me envió. Mi corazón se acelero.
— "¿Por qué?"
— "Quiero estar con alguien, quiero salir de casa ¿Puedes...?"
— "Por supuesto"
— "En el parque. Te veo en 10 minutos"
Me levante de mi cama y me coloque mis zapatillas.
— ¿A donde vas tan feliz? — Me pregunto mi madre
— Voy a reunirme con una amiga.
— Oh... ¿Se podría saber para qué? — Sonrió con picaría.
— Mamá.
— Okey, okey. Pero no llegues tarde.
— Lo se. — Bese su mejilla, salí de casa y partí a su búsqueda.
Al llegar al parque la busque por todos lados, cuando la encontré ella estaba observando hacía otro lado. Sigilosamente me acerque y la abrace por la cintura.
— Hola, princesa — Dije en su oído.
Pero ella no me respondío.
La solté de mi abrazo y la gire. Su delineador se había corrido, sus ojos estaban rojos. Había llorando.
— ¿Qué paso? — Pregunte en un hilo de voz.
— Nada, solo... — Jugueteo con sus dedos.
— Tranquila, no tienes por que decírmelo.
La abracé.
Nos sentamos en el césped y empezamos a platicar.
— Tus padres...
— Jm...
— ¿Desde cuando tienes tantos problemas con ellos?
— Sabes... te conocí hace solo cinco días y hemos hablado mucho por teléfono, pero... no tengo la suficiente confianza para decirte esas cosas. Lo siento.
— No te preocupes, te entiendo. — Ella apoyo su cabeza en mi hombro y cerro los ojos.
— Gracias... gracias por venir, necesitaba a alguien con quien hablar...
— Cuando tú quieras, siempre estaré para tí.
Al pasar los días me iba reuniendo con ella.
Al pasar los días me sentía feliz.
... Al pasar los días me iba enamorando.
¿Y Lucy estaría en mi estado? ¿Ella siente algo por mi? Me gustaría saberlo.
— Me gustan tus ojos — Me dijo un día. —, tienes un color llamativo.
— Solo son azules.
— Azul — Repitío — es mi color favorito.
— ¿Enserio?
— Sí. Cuando niña soñaba con teñirme el cabello de color azul.
— Te verías hermosa. — Digo sin pensar. Se sonrojo. — Lo siento, lo dije sin pensar.
— No importa...
Silencio.
— Si quieres, un día podríamos...
— ¿Qué?
— Teñirnos...
— ¿Tú también lo harías?
— ¿Por qué no?
Nunca la había visto tan entusiasmada.
Quisiera ver esa sonrisa siempre. Todos mis días de vida.
La quiero conmigo.
A mi lado.
Me gusta...
Pero ella, no a mi.
Solo somos amigos.
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Campamento Weel's
JugendliteraturDebido a malos círculos, Jesse Parker (obligado por su madre) emprende un viaje hacia el no tan famoso Campamento Weel's, en donde conocerá que a él no le hacen falta tantos tornillos como las nuevas personas que se encontrará en aquel lugar. Una h...