Un día ella me llamo por teléfono, destrozada. Sin esperar que un minuto pasase, corrí hacía su casa, metiéndome por la ventana que ella me había dejado abíerta.
— ¿Lucy?
La busque. Su cuarto estaba vacío.
— I-Izan... — Su voz me llamo. Me dirigí hacía al baño y ahí estaba: En una esquina, abrazando sus delgadas piernas.
Se veía tan delicada.
Tan pequeña.
Me senté a su lado y la abrace susurrando: — No llores, estoy aquí.
No me había fijado en el piso rojo y sus brazos sangrantes.
— Lo siento... — Susurraba — Lo siento... Perdón...
No respondí. Mis ojos vagaban por cada una de esas lineas en su piel, unas eran grandes y otras profundas.
Mi Lucy...
— ¿I-Izan...? — Me llamo, voltee hacía ella — Lo siento...
— Tranquila. Déjame curar tus heridas.
La cure, la abrace, me acosté a su lado en la cama y no la abandone.
*
Estábamos caminando por las calles vacías de la ciudad, hacía frío y las nubes estaban tristes.
— ¿Vamos a comprar la tinta para teñirnos? — Le pregunte, esperando que ella sonriera.
— Sí — Lo intento, pero no lo logro.
Tome su mano entrelazándola con la mía, le sonreí para después empezar nuevamente a caminar hacía una tienda.
— No tienes por qué hacer esto...
-—¿Qué cosa, princesa?
— Ser tan bueno conmigo... ¿Por qué?
— Todos merecemos un poco de cariño ¿No crees eso? — Nos detuvimos frente la tienda.
— Sí... — Solté su mano y acaricie su rostro — Izan...
— Perdón — Quite mi mano — A veces hago cosas sin darme cuenta.
— No te preocupes.
Entramos, compramos el tinte y la acompañe de su casa.
— Nos teñiremos en dos semanas, ¿Te parece? — Le dije.
— Sí...
— ¿Sucede algo?
— Izan, quiero decirte algo... pero...
— ¿Pero?
— Tengo miedo.
— No, no lo tengas. No te haré daño — Nuevamente mi mano acaricio su rostro — Dímelo.
Apoyo su mano sobre la mía, suspiro y... me beso.
— Me gustas. Lo siento...
Y está vez, la bese yo: — También debo disculparme, también me gustas. Se que solo llevamos tres semanas de habernos conocido, pero siento que ha pasado más tiempo, que han meses, años... y estoy enamorado de ti.
— Estás loco. — Sonrío.
— De amor.
Y la volví a besar.
No faltaban las horas que estuviera con ella, cada día que paso en aquellas semanas... Me sentía tan enamorado que me era imposible dejarla tranquila.
A veces me acostaba a su lado mientras dormía, acariciaba sus cabellos y sus labios con mis dedos, podía pasarme los días admirando su belleza y cuando despertaba, me sonreía y yo la besaba.
— ¡Espero que sepas lo que haces! — Le dije entre risas.
— ¡No te preocupes! He teñido el cabello de mis amigas, bueno... de mis ex-amigas.
— Confió en ti.
Y empezó a teñirme.
— Me siento homosexual — me observe al espejo.
— Seras el homosexual mas bello que he visto — Y se sonrojo.
Me levante de la silla y la bese.
— ¡Izan! — Chillo — Me dejaste tinte en el pelo...
— Agradece que te lo decoloraste.
Tome el pincel con tintura y le pinte el cabello. Ella lucho, pero después se rindió.
— Ahora debes esperar, unas... dos horas.
— ¿Qué cosa haré mientras espero?
— ¿Juguemos vídeo juegos?
Y los ángeles cantaron.
Dos horas después...
— Me iré a bañar — tome una toalla y me metí a la ducha.
Sentía el agua deslizarse por mi cuerpo, estaba relajado, tranquilo. Cuando escuche que la puerta se abría y la cortina se corría. Me gire y observe a Lucy, para después besarla.
Puede que solo llevemos pocos días juntos, puede que seamos menores de edad... pero... la amaba.
Demasiado.
Ella me lavo el cabello y yo a ella, llenamos la tina de agua tibia y nos acostamos uno en cada lado.
Podía admirar su cuerpo, sin una pizca de excitación o lujuria.
— ¿No crees que mis suegros nos podrían encontrar? — Pregunte.
— Ellos están trabajando, llegaran en unas horas más.
— ¿No te sientes incomoda, por...?
— ¿Estar desnuda en la tina con mi novio? Para nada — Sonrió.
— Está bien. ¿Algun día conoceré a mis suegros? — Pregunte.
— Cuando estés preparado para conocer a las bestias, lo harás.
Nos quedamos en silencio, observándonos el uno al otro.
Cuando ella se mueve de su lugar y se acerca a mi, colocándose encima de mi cuerpo.
— Estás muy azul, pareces un Avatar — Se burlo.
— Tú también lo eres — dije.
Y nos besamos, abrazados el uno al otro.
De la tina, a la cama.
De la amistad, un paso más.
De dos seres, a uno solo.
— ¿¡Qué mierda le hiciste a tu cabello!? — Chillo mi madre al verme llegar a casa.
— Me lo teñi. ¿No te acuerdas cuando te dije que iba ha hacerlo? — Le recordé.
— Sí, pero nunca creí que sería un azul...
— No es solo azul, Ma. Es mi símbolo.
— ¿Simbolo de qué?
— De amor.
*
Había pasado tres meses de habernos conocernos, dos meses de ser novios y un mes desde esa noche...
— Izan... — Su voz tembló.
— ¿Qué?
— ...estoy embarazada.
Primer comentario se le dedica el siguiente capitulo
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Campamento Weel's
Teen FictionDebido a malos círculos, Jesse Parker (obligado por su madre) emprende un viaje hacia el no tan famoso Campamento Weel's, en donde conocerá que a él no le hacen falta tantos tornillos como las nuevas personas que se encontrará en aquel lugar. Una h...