16: Familia destruida/Unida

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N/A: El vídeo es el cual me inspire para este capitulo, no es necesario que lo coloquen al leer.

Eran las tres de la noche, estaba en mi cabaña cuando mi teléfono empezó a vibrar. Conteste: — ¿Hola?

— ¿Izan? — Era Anna, la vecina de Lucy.

— Sí. Eh... ¿Por qué llamas?

— Hay problemas.

Y mi corazón dejo de latir.

 Desde ese momento sentí que todo era lento, que... de un momento para otro estaba llorando temiendo por Lucy, después estaba conduciendo mi auto a toda velocidad, y... llegando a la casa de Lucy.

***

— ¿Y qué paso después? ¿Qué le paso a Lucy? — Pregunte.

— Se suicido. — Respondió el Avatar en un simple susurro.

Cuando Izan llego al hogar de su amada, Anna lo esperaba en el jardín, sollozando.

— ¿Qué sucedió?

— Lucy, ella... ¡Sus padres descubrieron su embarazo! ¡Lucy me envió un mensaje y decía que ya lo no soportaba! 

Izan no quería oír más las palabras de Anna. La policía rodeaba la casa, pero él entro sin pensarlo.

— ¡¿Lucy?! — Grito.

— Joven, debe irse — Lo intentaron echar, pero el los golpeo y corrió hacía la habitación de Lucy.

— ¡¿Quíen eres tú?! — Grito un hombre calvo — ¡¿Eres el idiota que a embarazado a mi hija?!

— ¡¿Donde está ella?! 

— ¡Vete de aquí! ¡Le has cagado la vida a nuestra hija! — está vez fue una mujer. 

— ¡Yo no le he cagado la vida! ¡Fueron ustedes! — El hombre intento balancearse hacía Izan para golpearlo, pero la policía lo sostuvo. — ¡Yo solo intente hacerla feliz! ¿¡Qué no se dan cuenta!? ¡Ustedes son la mierda aquí!

Y corrío hacía el baño donde se encontraba su amada, apoyada en la tina con sus muñecas cortadas. La abrazo.

— ¡Lucy! ¡Responde! ¡Por favor! — Sollozo — ¡No me abandones...! ¡Agh! ¡Te amo! 

Sentía como sus ojos ardían por cada lágrima que dejaba escapar, sentía como su ser se destruía por cada segundo.

— ¡Vuelve, por favor! ¡No quiero dejarte! — Observo a su audiencia y grito, con su alma furiosa:— ¡Ayuda!

Ya todo había acabado para ellos dos.

Ya no volverán a estar juntos.

Nunca.

Él está solo.

Abrazo nuevamente sus piernas intentando calmarse.

— La perdí a ella y nuestro hijo esa noche. — Apreté su mano con la mía en señal de apoyo.

— ¿Necesitas algo? — Pregunte.

— ... ¿Me podrías acompañar? Debo ir a un lugar... Por favor. — Suplico. Su voz se oía más tranquila y había parado de llorar.

— Claro. — No podía negarle. 

— Pero será en el amanecer... 

— Está bien. Deberías ir a dormir, descansa un poco. 

— No tienes que decírmelo dos veces — Sonrío. Le ayude a levantarse del suelo y caminamos hacía su cama, se recostó en ella — Gracias, Jesse.

— Dime cuando necesitas ayuda. — Me senté en mi cama, sin lograr dormir.

No se cuanto tiempo Izan lleva conduciendo, pero ya no estábamos en el campamento, si no, en la ciudad. 

— ¿Qué vamos a hacer? 

— Solo es una pequeña visita. — Sonrió.

Se estaciono en una plaza y nos bajamos del auto.

— Desde ahora iremos caminando — Aviso. 

— Claro.

— ... Hace mucho que no estaba por estos lugares — Respiro profundamente. 

Observe el lugar: Varios arboles, niños corriendo de aquí para allá, padres, parejas... Espero que ver esas parejas no le afecte a él. 

Empezamos a caminamos. Él tenía sus manos en los bolsillos y una mirada serena. Cuando giramos una esquina un niño se acerco a Izan.

— Disculpe — Dijo — ¿Por qué su cabello es azul? 

Izan sonrió y respondió:— Me lo teñí.

— ¿Y por qué?

— Es mi símbolo, tiene un buen significado para mi.

— Oh.

— ¡Hey, Sean! — Grito un hombre de cabellos rubios que de seguro era el padre. El niño de cabellos claros se giro, sonrió — ¡Ven!

— ¡Ya voy! — Respondío — ¡Adios!

— Adiós — Le dijo Izan.

Sean corrío hacía su padre, el cual, no estaba solo, a su lado había un hombre de cabellos negros y mirada sería.

Ichiro, no debes dejar que el niño vaya por la vida acercándose a desconocidos ¡Podrían raptarlo! — Dijo.

— Ay, Kei. No seas un agua fiestas. El niño solo es sociable — Sonrió.

— Agh. — Bufo.

— ¿Vamos, Jesse? — Dijo Izan. 

— Eh... Claro.

Perdí de vista al niño. Caminamos sin hablarnos hasta llegar a...

— Es... — Empecé a decir.

— El cementerio — Completo.

— Debes estar bromeando — Mi voz sonó más como un regaño —, Izan...

— Lo sé, pero quiero ir a verla — Apretó los puños. — Si quieres... puedes irte, no es necesario que sigas...

— Lo haré, no te preocupes. — Volvió a sonreír, pero esta vez su sonrisa tenia un pequeño toque de... tristeza. 

Era un mar de flores aquel sitio, habían familias visitando sus familiares, otros despidiéndose de ellos. Izan caminaba frente a mi, en silencio. Cuando se detuvo frente una lapida, con dos nombres en él.

Lucinda Jacob y Thiago Groud.

— ¿Tú hijo?

— Pedí que pusieran su nombre con el de ella, así  cuando vengo a verlos siento que... los tres estamos juntos, unidos.

No habían flores alrededor de la lapida, pareciera olvidada. Izan se arrodillo y dijo:— Hola, amor mío. — Sonrío — Como les prometí, vine a verlos... Espero que te hayas portado bien, Thiago.

Su sonrísa se borro, remplazándola sus lágrimas de dolor. 

Campamento Weel'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora