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Cayden no me ha dirigido ni una sola palabra de lo que llevamos de viaje, tan solo mira con un detenimiento tan abrumador hacia la ventana; me desconcierta verlo de aquella manera, tan distante

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Cayden no me ha dirigido ni una sola palabra de lo que llevamos de viaje, tan solo mira con un detenimiento tan abrumador hacia la ventana; me desconcierta verlo de aquella manera, tan distante.

Mueve sus manos frenéticamente, rascándosela entre si hasta formar líneas largas y gruesas en su palma, que se tornan de un rojo pálido poco a poco e inflamándose a tal punto de parecer que las garras de un gato hubieran acariciado su piel en una canción tortuosamente lenta.

—¿No me vas a dirigir la palabra?—Hago una pequeña pausa esperando su respuesta—¿Cayden?

Silencio. Eso es lo que me regala, es como si no escuchara mis llamadas, solo se dedica en sacar el inhalador que le ayuda a recuperar, en ciertos momentos, el aire que pierde con cada palabra.

Lo mira como si el mundo ha desaparecido a su alrededor y aquel objeto fuese su único consuelo, sin embargo, en sus ojos se puede ver un vacío y odio que al proyectarse tan repentinamente, tiene que obligarse a cerrar sus ojos y capturar el aire en sus desgastados, cansados y lastimados pulmones que le suplican dejar volar lejos el objeto que los torturan por horas.

—Cayden, respira—Murmuro con preocupación al notar como su mirada se vuelve cada vez mas distante a la realidad, es como si huyese hasta de su propio infierno; como si intentara crear un mundo alterno donde el pasado que lo atormentan nunca existieron. 

 Hace caso omiso de lo que dice su representante, quien lleva desde hace varios minutos regañándole y aclarándole que necesita un asistente, pero por lo que puedo asumir Cayden no se encuentra presente ante la fastidiosa conversación, su mente debe de estar viajando entre lagunas que están más allá de lo que sucede a su alrededor; levanto mi mano para guiarla hasta su barbilla y obligarlo a verme, pero de un momento a otro lanza el inhalador con fuerza, debo de alejarme y cubrir mi rostro. 

 Este llega a estrellarse en la ventana de en frente, pasando entre medio de Thiago y Ed, este último  detiene el auto de improvisto y Cayden aprovecha para estrellar su puño en su lado de la ventana, lo veo perpleja como baja del carro, da pasos apresurados hasta detenerse en medio de la acera  dándole la espalda a una hermosa vista llena de frondosos y gigantescos arboles, que de alguna u otra forma le ofrecen la sombra que necesita para desahogarse.

Pone su brazo en su boca, y lo muerde.  Es un acto que me deja perpleja, pues nunca lo había visto auto lesionarse de cierta manera, lo poco en lo que hemos coincidido lo he visto consumirse entre cada calada del cigarro o en cada pellejo que se le nota en los labios al capturar aquel veneno que es responsable del gran humo que lo rodea.

Muerde su brazo con todas sus fuerzas mientras desgarra su garganta en un grito cargado de dolores que ni su subconsciente se atreve de recordar; sin aviso alguno, una lagrima silenciosa cae por mi mejilla justo en el momento en que él se deja caer de arrodillas y hace retumbar el suelo con el peso de sus placenteros y disturbios pecados.

El Lamento de una estrella (Un amarre por accidente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora