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Lunes; 2:00 a.m.

Me revolví entre las sábanas intentando no despertarla. De nuevo el insomnio me atacó. Y de nuevo bajé al veinticuatro horas a por tabaco.

En la calle apenas había un gato, y si lo había, estaba buscando comida en algún contenedor.

Avancé hacia la farola que iluminaba la máquina expendedora. Nunca había nadie. Excepto hoy.

—Maldita mierda— gruñó entre dientes, soltando un vaho que se perdió entre el fresco de la noche.

Alumbrada débilmente, una chica de más o menos mi edad agitaba la misma máquina a la que yo pegué una patada ayer.

Me acerqué evitando reír.

—Hay que hacer así— me situé al lado de la máquina y le di una patada, para que después cayera un paquete de cigarrillos.

Cogiéndolo, se lo ofrecí. Por su parte, ella posó su mano en el pecho. Supuse que la asusté.

—Diablos— susurró acomodando su pelo tras su oreja.

—De nada— le di el paquete y me puse delante de ella para coger el mío.

Sentí su mirada en mi espalda, así que después de coger mi caja, me giré para verla mejor.

Pelo castaño y corto, ojos marrones y de cuerpo normal. No había nada extraño.

—Gracias— levantó ahora la voz, inspeccionandome esta vez.

—Valentín—  ofrecí mi mano.

—Azucena— la aceptó.

                                [...]

4:15 a.m.

Ella forzó en parar su ataque de tos, debido al tabaco.

—¿Vienes siempre?— pregunté cuando cesó.

—Bueno, a este no.— respondió con las manos en los bolsillos y el cigarro entre los labios mientras avanzábamos por la acera. —¿Tú?—

—Sí, de hecho... Llevo casi un año— calculé mentalmente. Recordé que siempre que discutía Bea venía a por tabaco.

Ella posó su mirada en mí y me miró con lástima.

—Zu— la apodé.

—Es la primera vez que me llaman así— confesó repitiendo sin voz el apodo.

—No suena mal— me convencí en voz alta. Nunca había conocido a nadie que se llamara Azucena, por lo que me era curioso.

Ella asintió, moviendo levemente su flequillo a la par que su cabeza.

—Y tú... ¿Tín?— ahogó una risa juntando sus labios y tiró su cigarro al suelo.

Carcajeé y negué repetidas veces.

—Creo que lo normal sería Valen, ¿no?— me obligué a dejar de sonreír, mordiendo el interior de mi mejilla.

—Si así lo prefieres...— se encogió de hombros y el viento agitó su cabello.

Nos miramos inquisitivos.

—Zu—

—Tín—

De un momento a otro estallé en carcajadas y ella en risitas ahogadas por sus manos cubriendo su boca.

¿A ella no le gustaba reír?

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✿𝓜𝓸𝓸𝓷𝓯𝓵𝓸𝔀𝓮𝓻✿ 《✔️》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora