✿𝓜𝓸𝓸𝓷𝓯𝓵𝓸𝔀𝓮𝓻✿ 《✔️》

8.

Lunes; 8:32 a.m.

Entré a clase bostezando. Había pensado en no venir e ir a casa de Azucena o quedarme en mi casa, pero al final vine. Ella y yo vamos a institutos diferentes.

—Hola.— saludé a Eduardo, con quien compartía mesa.

Me respondió el saludo y empezó la clase, hoy había llegado temprano.

[...]

9:00 a.m.

Todavía quedaba media hora para que acabara biología, la asignatura que más odiaba.

Con cuidado de que la profesora no me viera, puse mi mochila en la mesa y saqué mi móvil para escribir a Zu. No aguantaba más a la tutora.

《 ¿Estás en clase? Me aburro y quiero verte. 》

Tecleé después de revisar Instagram.

Rápidamente se marcó en leído y apareció escribiendo.

《 Hoy no he ido, pásate por aquí si quieres, pero tenía pensado ir a comprar. 》

Ignoró lo otro y con una sonrisa terminé la conversación.

《 A y media estoy allí. 》

Guardé el móvil y recé por que la clase acabara rápido.

Tenía ganas de verla.

[...]

Narra Azucena.

10:30 a.m.

Había pasado una hora justa y seguía sin llegar.

Se habrá retrasado porque tendrá examen.

11:45 a.m.

Harta de esperar, cogí una bolsa y salí yo sola a comprar.

Aún seguía pasándolo mal por si mientras yo estaba fuera, él llegara y le tocara esperar por mi decisión, así que me apuré para llegar pronto.

2:15 p.m.

Era la hora de salida de su instituto, así que me acerqué mosqueada para hablar con él.

Esperaba en la puerta ansiosa, golpeando el suelo con la zapatilla cuando una cuadrilla de chicos salió.

Les sacaba un poco a dos de ellos.

Ahí odié ser alta,

O puede que lo agradeciera.

—Pero que bombón.— dijo uno más bajo que yo, escaneándome de arriba a bajo.

—Idiota, es de Valentín.— le pegó una colleja un chico de pelo negro. Este sí me sacaba un poco de altura.

—¿De Valentín?— preguntó otro, mientras yo les miraba expectante.

¿Les había hablado de mí?

—¿Sabéis dónde está Valentín?— pregunté yo, acabándose mi paciencia.

El que me reconoció se mantuvo en silencio al igual que los otros tres, menos el que intentó ligar conmigo.

—Se ha ido con Bea, pero si quieres te acompaño a buscarle.— me guiñó el ojo, cuando el pelinegro de nuevo le pegó en la nuca.

—Idiota.— murmuraron los tres que se callaron.

Sentí como la sangre se me heló y mis rodillas temblaban. Las piernas me amenazaban con no sostenerme.

—Gra... Gracias.— tartamudeé, yendo de vuelta a mi casa.

Sin permiso mis mejillas se mojaron sin poder controlarlo.

Estuve esperándolo toda la mañana como una tonta para que él estuviera con ella.

Pasé por delante de la plaza, ya sin vergüenza de que me vieran llorar, y los ví.

Ella encima de él.

Él con sus manos en su cintura.

Y en el banco en el que nosotros pasábamos la noche.

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