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Jungkook conducía tan rápido como podía por la carretera, debía llegar a tiempo a casa.
Había pasado la noche fuera y bien que lo recordaba, pero ahora era hora de tomarse la vida en serio. Porque las caricias de Kim eran suaves, su boca húmeda también pero...no era la de Lisa.
Su ceño se frunció y pudo divisar como alguien salía del edificio para luego él adentrarse en él, hasta que abrió la puerta, y la vió ahi, sentada en el sofá, con un libro entre las piernas y mirando al frente, sin siquiera inmutarse ante su llegada.
¿No iba ni a recivir un "hola"?

—¿Qué coño haces levantada, Lisa? Son las seis de la mañana.

La respuesta nunca llegó a sus oidos, le cabreaba de cierto modo que pasara de él. Se merecía un mínimo de respeto.
A paso lento se acercó hasta la chica y se sentó a su lado, haciendo que aunque la chica no se moviera, su cuerpo se tensara ligeramente y aún así, su vista no se apartó de aquel punto fijo.
Porque Lisa no podía similar que estaba embarazada, que una vida crecía dentro de ella y que no quería que se desarrollara. ¿Qué clase de
persona mata a un ser vivo que ni siquiera ha tenido la oportunidad de vivir? Y en ese momento pensó que puede que Jeon tuviera razón, que fuera un monstruo.
Sus labios se entreabrieron lentamente y aunque siguió pensando en sus problemas, el azabache seguía ahi, sentado, esperando una respuesta que no llegaba.

—¿Hola? ¡Lisa! — chasqueó los dedos delante de ella y esta se giró bruscamente, la había asustado.

Su corazón se paró unos instantes y entonces dejó salir el aire para poder volver a coger aire.

—Buenos días...— susurró, levantandose. Ahora, estaba aterrada. Debía esconder la prueba que se había hecho y sabía que no sería muy fácil, porque Jungkook sabía donde estaba cada cosa de Lisa.

Sus pies se detuvieron en el pasillo, una mano llegó hasta su vientre y apretó fuertemente. Su ceño se frunció y volvió a mirar al frente, ignorando al chico.

—¡Lisa!

La chica lo ignoró y siguió caminando, tenía que ir al baño, urgentemente.
Corrió hasta este pocos segundos después para devolver todo lo que había cenado la noche anterior, procurando hacer el menor ruido posible.

[...]

La chica volvió a dejarse ver en la cocina algo asustada y encogida, ni siquiera sabía si debía mirarle a los ojos o simplemente hacer como si no existiera.

Sus pasos como si estuviera caminando sobre cristales rotos, como si en algún momento fuera a temblar y a caerse, sabía que no podría levantarse.

El azabache ni siquiera se molestó en mirarla cuando se sentó frente a ella y lo miró unos segundos antes de quitar el periódico de su vista. Estaba enfadado, enfadado con ella porque sabía que odiaba que lo ignorara, que hiciera como si no existiera.

—Que sea la última vez que me ignoras cuando te hablo, Lalisa. — avisó.

Los hombres de la rubia se encogieron lentamente y asintió, bajando su mirada, colocando su mano en sus muslos. No sabía que podría pasar, de que hablarian o a donde irían ese día, pero su respiración se congeló un momento cuando una llamada en el telefono del chico y él, se levantó para cogerlo.

Ahora era su momento, ahora era su oportunidad de levantarse de esa mesa y correr hacia la habitación para tirar aquella prueba a la basura, o meterla en su bolso para que Rosé se deshiciera de ella, porque no la quería cerca, no podía debar que él la viera.

[...]

Los días habían pasado para Lisa demasiado rápido, ahora se cumplía un mes de su embarazo, y cada vez podía sentir más dolores en su vientre, porque no se sentía segura de nada, su cabeza daba vueltas completamente y no sabía ni siquiera donde estaba en ciertos momentos.
Ahora, sola en casa, sentada en el sofá podía apreciar lo que era el silencio, lo que era la tranquilidad y vivir sin agobios de ningún tipo. Su mente se congelaba cada vez que Jungkook volvía a casa y ese día, después de que se viera con Rosé para darle la prueba pensaba que podría sonreirle, que podría ser gentil. Porque no sabía nada.

Se levantó para dirigirse a la cocina cuando la puerta de la casa se abrió, provocando un fuerte estruendo y vió al darse la vuelta como el chico se aproximaba a la cocina, dando las buenas noches. Las palabras se quedaron atragantadas en su garganta en cuanto lo vió frente a ella en la cocina, compartiendo la misma vista y dios...tan guapo.
Porque era demasiado para ella y a veces se preguntaba por qué se había casado con ella cuando podría haber elegido a cualquiera, más guapa, más lista, obediente...todo. Pero ahí estaba ella, amandolo con todo su ser, porque a pesar de todo, lo amaba.

—Tenemos que hablar.— anunció.

Sus pasos, contados hacia ella.
Su sonrisa, borrada de su boca.
Sus hombres cuadrados.
Sus ojos oscuros.

Mordió su labio inferior levemente, tratando de calmarse, porque si lo sabía, si lo sabía estaba acabada. Pero rezaba porque fuera cualquier otra cosa.

—¿Si? — consiguió pronunciar.

Cuando Lalisa se dió la vuelta para sentarse, su mano atrapó la suya y entonces su cabeza giró en su dirección, tratando de asimilar ese roce, ese mínimo toque le la derrumbaba por dentro.

—Lisa, sabes que no me gusta que salgas sin avisarme antes.

Su voz sonaba abrupta, sus ojos clavados en ella, y por un momento, respiró tranquila.

—Perdón, yo solo...— tartamudeó, ni siquiera sabía como se había enterado.

—No es por ti, cariño...— susurró— sabes que no quiero que te pase nada...— sus dedos rozaban sus labios.

Lalisa no bajó la mirada, no porque no quisiera, sino porque una mano se lo impedía. Jungkook seguía delante de ella, mirandola por minutos hasta que decidió volver a abrir la boca.

—Lisa, si te pasa algo...—sus manos bajaron por sus brazos lentamente, observandola, y por un minuto, pudo sentir como la pena se adueñaba de sus ojos. —No puedo permitirme que te pase algo. — negó.

Ahora la atmósfera estaba cargada de tensión, ambos seguían quietos, la mano de Lisa inconscientemente viajó hasta su vientre y rápidamente la subió por su brazo, acariciandolo para luego volver a bajarlo.
¿Por qué le hacia esto? ¿Por qué la trataba tan mal y luego le decía que la apreciaba siquiera? No tenía sentido para ella.

Si tan solo pudiera decirselo, si tan solo pudieran hablar como alguna vez lo hicieron...

Todo sería diferente.

Iba a decir algo, su boca se abrió para soltar todo lo que llevaba dentro, pero antes de que pudiera decir nada el habló primero.

—Y también tienes que entender, Lisa...que cada vez nos hacemos más mayores, que cada vez hay menos posibilidades de...criar a alguien...— lo había dejado ahi, ahi se había acabado su frase y en ese mismo instante su mano se posó en su vientre, aún sin saber que ya estaba hecho.

Había ganado.

Nothing but a woman [L.M & J.JK] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora