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Su mano temblaba tanto y tan rápido que casi no le daba tiempo a respirar una vez cada cierto tiempo. Sus lágrimas salían de sus ojos sin parar y daba igual que llevara dos horas sola, en casa y ahogandose en sus propios dolores, porque le dolía todo. Podía sentir un dolor en su pecho, había empezado a sudar y su cabello se estendía por toda su cara, pero no pensaba recogerselo, porque le dolía demasiado. Desde que Jungkook se había marchado ella no se había movido del suelo, ni siquiera se atrevía a ponerse en pie.

Un grito desgarrador salió de sus labios y cerró fuertemente sus ojos, tratando de tranquilizarse. Su respiración, llevaba alterada desde que se había quedado sola.
Asique tras un rato apoyada contra la pared, hiperventilando y gritando decidió que debía levantarse, por ella.

Sus ojos se abrieron mientras se apoyaba contra la pared para levantarse y nada más ponerse de pie, sintió como todo la volvía a llevar al suelo, como si fuera un imán, pero se negó, sujetó sus manos contra la estanteria de la pared y notó como una cosa morada se extendía por su muñeca.
Su respiración fue a mejor en cuanto se levantó, yendo cada vez de más rápido a más despacio, pero eso no le quitaba no poder enfocar lo que veía.
Su vista en ese momento estaba nublada, dió dos pasos hacia el salón y sus ojos se cerraron ante el dolor.
Su torso dolía, su vientre dolía, su cabeza y manos también, ni siquiera podía recordar la última vez que Jungkook le había metido tal paliza.

Las ganas de llorar la volvieron a hinundar por dentro, provocando que su respiración fuera a peor otra vez y decidió volver unos pasos atrás hasta el telefono colgado en la pared.
Sus piernas fallaron una vez, justo antes de dar el paso hasta él y se tambaleó hasta ahi, agarrando el mango del teléfono y empezó a marcar.

Otro pequeño gemido salió de ella, provocando que en unos segundos, su garganta impidiera el paso del aire. Y ahí lo sintió.

—Rosé—murmuró, por la linea telefónica— ven...— ni siquiera podía aguantar el teléfono en su mano cuando se hechó hacia abajo, abrazandose a si misma, sintiendolo, otro grito desgarrador fue permitido por sus pulmones y entonces las lágrimas volvieron a salir, abrió sus ojos, notando como algo recorría sus piernas, como poco a poco, cada vez se mareaba más, como sentía su cuerpo irse poco a poco, como cuando abrió los ojos y vió la sangre a sus pies.

—¡Ah!— gimió, dejando escapar otra lágrima—Hum — sollozó. Notó como su mano inconscientemente se posaba en su vientre, también como su interior dolía más que nunca, y entonces apoyó su cabeza contra la pared, entre-abriendo la boca y dejando que lo último que viera fuera el blanco techo.
El tiempo que llevaba inconsciente en el suelo paró de contarse cuando la pelirroja apareció, subiendo como pudo y lo más rápido posible las escaleras de aquel edificio, con el bolso en uno de sus hombros y tratando de recuperar el aliento, llegando al quinto piso.
La puerta estaba cerrada, asique lo único que pudo hacer fue buscar en su bolso las llaves que Lisa le había prestado apra que pudiera entrar algún día.
No sabía que narices había sido aquella llamada telefónica, no tenía ni idea de cuantos segundos había permanecido en la línea antes de salir corriendo de su trabajo. Había tenido que coger dos taxis para poder llegar lo antes posible, y eso de encontar el maldito tráfico, pero todo se cayó al suelo en cuanto abrió la puerta.

Su mente no pudo procesarlo, sus sentidos se colapsaron unos segundos, dejando las llaves sobre la mesita y quitandose los tacones para llegar hasta la mitad del pasillo, arrodillandose ante la rubia.

—Oh, dios...Lisa— sus manos intentaron tocarla, hacer algo, pero cada vez que intentaba tocarla, cada vez que la miraba, se obligaba a apartar sus manos. Su piel ahora tenía un color blanquecino, sus labios estaban agrietados y parecía una muñeca de trapo.
—Lisa, Lisa, eh, eh, no te duermas, ¿vale? Yo...— habló tan rápido que ni siquiera ella se entendía, hasta que miró hacia el suelo.

Se levantó inmediatamente del suelo, yendo hacia la entrada y cogiendo su bolso. Aquella iba a ser su primera y esperaba ultima llamada a emergencias.
Mientras tanto volvió con la chica, volviendo a quedarse a su lado y movió su cabeza para poder verla de frente, dios.

—Escucha, Lisa, no cierres los ojos, ¿Si? Hazlo por mi, por Rosé, estoy aqui, ¿vale? — su mano atrapó la suya y cuando el "pi" sonó en el móvil, supo que eso iba a acabar mal.


Emergencias, ¿qué necesita?

Nothing but a woman [L.M & J.JK] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora