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Ni siquiera podía moverse, su rostro helado caía hacia atrás en el sillón en el que estaba sentada, hacia horas que estaba asi, hacia horas que su cabeza no le dejana pensar, porque cada vez era más dificil para ella.

Horas atrás el chico parecía tener cualquier tipo de afección por ella, pero en cuanto terminó volvió a gritar, volvió a tirar cosas, volvió a amenazarla. ¿Era ella el problema?

Claro que si, era ella, ella había provocado a Jungkook, había hecho que se enfadara, pero todavía no estaba enfadado del todo. No aún.
Podia notarlo, notaba que algo vivía dentro de él, cada noche, cuando se obligaba a si misma a dormir en la misma cama que el azabache, sentía su rabia despertar, a través de sus pesadillas y lo que murmuraba inconscientemente en ellas.
Siempre se ponía tan nerviosa que se destapaba para que su calor corporal se fuera, porque la ponía nerviosa, pero la noche anterior había llegado demasiado lejos, su cuerpo lo había notado, su calor era demasiado y empezó a llorar. A llorar como hacía semanas que no hacía y se obligó a ella misma a salir de la cama y dirigirse hacia el sillón de la sala de estar.

Donde actualmente se encontraba.

—Lisa, ¿no piensas moverte de ahi? ¿Hola? — el azabache llevaba diez minutos esperando a que la chica hiciera algo, un gesto, algo. Pero nada, seguía en la misma posición. ¿Qué narices le pasaba? ¿Se habría vuelto loca?
Eso era lo que le molestaba de la rubia, que siempre fuera tan impredecible, que siempre tuviera que tener razón. Pero estaba mejor callada. ¿A caso no había aprendido nada?
Su ceño se frunció y agarró fuertemente su maletín, apretando sus puños, marcandolos y se dirigió hacia la chica, colocandose delante de ella.

—¡Bien! — comenzó— ¡Pues mientras tú estás ahi, sentada, sin hacer nada, yo iré a trabajar, a ganarme la vida! — gritó, estaba harto, exhausto de verla y saber que era incapaz de hacer algo por ella misma.
—¡Siempre estás igual, Lisa! ¡Eres una inútil, ¿me oyes?!— sus dientes se apretaron, marcando su mandívula y resistiendose soltó el brazo de la chica. —¡Haz algo! — la miró momentaneamente, sus miradas se cruzaron y no pudo evitar sentir algo recorrer su brazo— ¡Vamos! ¡Levantate!

Sin embargo, lo único que hizo Lalisa fue subir su cabeza y mirarlo, sus ojos, perdidos en algún lado, sus labios agrietados y cuando sus ojos se empezaron a cristalizar, sus dedos cogieron impulso para levantarse.
Jungkook miró atentamente a la chica, no podía creerse que había llegado a este punto, pasaba de él, ni siquiera miraba a un punto fijo cuando empezó a caminar y él la siguió.

—¡Lisa! —gritó— ¡Te he repetido mil veces que no me ignores! — Su mandívula estaba tensa otra vez, pero ahora simplemente no podía pensar en como hablar con ella, porque parecía no escucharle. Estaba harto.
No pareció pensar al caminar detrás de ella y coger su brazo, un pequeño jadeo salió de los labios ajenos, aún sin girar su rostro y con la otra, una mano fue directa a su pelo.

La primera lágrima cayó.

Vamos a ver si me explico bien.

Su labio mordido, ahora no podía despegarlo de sus dientes, los ojos de Lisa se cerraron momentaneamente ante el agarre del azabache y llevó su mano hasta la suya, resbalando en el intento y agachó su cabeza. Dolía tanto que podía sentir sus raices separarse de su cabello. Jungkook apretó más su mano contra su pelo y miró hacia abajo, cogiendo su cara con su mano izquierda y giró su rostro.

—Cuando tu marido te habla, no se le ignora. — masculló. Sus dedos apretaron más fuerte su rostro y Lisa notaba  como su mandívula dolía cada vez más, pero era lo que menos le dolía en ese instante, su cabeza, ahora era como si estuvieran arrancandole los pelos.

—Jungk— ¡Ah! —Sus uñas empezaron a clavarse en la muñeca del chico, deseando que parara. El nudo en su garganta le impedía decir todo lo que quería. Suplicarle, suplicarle que parara.
Y aunque estuvieran en el salón, notó como el chico empezaba a moverse y ella también, porque iba prácticamente arrastrando sus pies por el suelo, dejandose llevar. Y entonces su espalda chocó contra la pared, haciendo que un jadeo de dolor saliera de sus labios, pero esta vez, no había sido un susurro, había sido en voz alta.

—Por favor, Jungkook— susurró, aunque su mano derecha seguía en su cabeza notó como la izquierda se apoyaba en su garganta, dejandola tocar el suelo con sus pies.

—¡Callate! ¡¿Te crees que soy feliz haciendo esto?! — gritó, cerrando sus ojos.

Había perdido la cuenta de cuantos tirones había recibido en su cabeza, había perdido la cuenta de todos los golpes que había recivido por su cuerpo, pero cuando su puño llegó a su estómago, sus ojos se abrieron de repente, sacando su nudo de la garganta. El aire que había inspirado se ahogó en su garganta y su mano soltó la del chico, empezando a llorar.
Sus lágrimas caían cada vez que un tirón u otro golpe llegaba y ni siquiera podía suplicar, quería que parara, necesitaba que parara.

Pero cada minuto que pasó se hizo eterno para ambos, terminando por soltarla, dejandola caer contra la pared y sacudió su mano, mirandola por última vez, cuando pensaba que la quería, que no había cometido un error, queriendola a ella también, pero su padre le había enseñado las reglas, le había enseñado como tratar a una mujer cuando no escuchaba, lo mismo que había visto de pequeño, viendo como su madre recivía aquellas palizas y su padre le obligaba a ver.
Su respiración agitada se dejó ver y vió como la cabeza de la chica se movía hacia el lado contrario, y sin decir nada, salió de casa.

Nothing but a woman [L.M & J.JK] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora