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Logan y su madre, terminan de preparar la comida mientras el señor Mitchell fue a comprar algunas cosas que eran necesarias, están peleando contra reloj.

-Maldigo el momento en que creí que sería buena idea darle esa idea a tu padre- dice la señora estresada poniendo algunos vegetales en la estufa.

-No te preocupes, casi acabamos, si gustas ve a arreglarte y yo termino esto.

-De hecho quiero aprovechar que no está tu papá para hablar contigo, ¿Cómo van los cursos?

-¿Los cursos?

-Sí, Carlos ha dicho que no te ha visto por allá- informa tapando las ollas- ¿Por qué?

-Ya sabes, el trabajo.

-Ya me lo habías dicho, pero parece que te llevas bien con tu jefe ¿No?

-Sí.

-Ahí está, podrías pedirle permiso para salir un poco antes y así te da tiempo, no sé, tal vez él pueda acompañarte.

-¿Intentas decir algo?- pregunta algo molesto el joven enfermero.

-Kendall es gay ¿Cierto?- pregunta pero no espera la respuesta- escucha Logan yo solo quiero lo mejor para ti, y así tenga que sacarte de ese trabajo para que vuelvas al buen camino te aseguro que lo haré.

-Ya puedo tomar mis decisiones, mamá. No soy un niño.

-Entiéndelo corazón, vas a sufrir, por eso intenta cambiar, la gente te va a juzgar, te van a tratar mal.

El pelinegro no quiero escuchar más y mejor sale de la cocina ignorando los llamados de su madre.

Pasadas las horas y aun con algo de tensión en el aire, la familia Mitchell empieza a recibir a los invitados que llegan poco a poco, pasó de ser una simple comida de negocios a ser una fiesta algo pequeña.

La pequeña familia conformada por Kendall y su madre llegan en el auto, el rubio lleva un traje sencillo mientras que Jennifer llevaba un vestido cómodo.

-Qué bueno que Logan eligió la ropa está vez- agradece Jennifer y Kendall la mira mal- ¿Qué?

El rubio niega con la cabeza y sale del auto para posteriormente abrirle la puerta a su madre, así juntos van a la dirección acordada.

-Señora Jennifer, joven Kendall, que bueno que pudieron acompañarnos- saluda la señora Mitchell con una sonrisa- adelante, están en su casa.

-Al contrario, gracias por la invitación- agradece sincera Jennifer- tienen una linda casa.

-Se los agradezco mucho, Logan viene en un momento, está ayudándome a ordenar algunas cosas en la cocina.

Kendall asiente y van a sentarse a uno de los sillones mientras saludan a los presentes, se siente un ambiente agradable pese a que no conocen a nadie además de Logan y la señora Mitchell.

El padre del enfermero ve a los dos desconocidos porque que supone que se tratar de la familia que emplea a su hijo así que va para poder saludarlos.

-Hola, es un gusto- saluda con una sonrisa- usted debe ser Kendall.

-Así es, un placer- saluda de vuelta poniéndose de pie, al ver el parecido se atreve a preguntar- ¿Señor Mitchell?

-El mismo, he oído mucho de ustedes, les agradezco que traten tan bien a mi hijo.

-No es un problema, su hijo es una gran persona.

-Ya lo creo, siempre ha sido así.

Después de varios minutos el pelinegro sale de la cocina para seguir atendiendo a los invitados cuando nota a su padre y su novio mantener una conversación.

De verdad le gustaría presentarlo como tal pero por las acciones de su mamá así como el miedo a su padre se lo impiden, intenta poner su mejor sonrisa para acercarse y unirse a la plática.

-Kendall, señora Jennifer, es bueno verlos- saluda alegre besando la mejilla de la mujer y mirando al rubio.

-Ya te debemos tener hartos pero tú nos invitaste- bromea la mujer haciéndolos reír a todos.

-No se preocupe, jamás me hartaría de ustedes.

-Tú lo prometiste- dijo está vez el ojiverde haciendo sonrojar a su novio.

-Pasen a sentarse- interrumpe la madre de Logan nerviosa pues escuchó el cumplido.

Todos asintieron y fueron a sus lugares para comenzar a comer, solo el jefe del señor Mitchell, un amigo de la oficina con su esposa y aunque Camile, hija de ese matrimonio no pudo asistir mandó sus felicitaciones al jefe de la empresa.

-Quiero agradecerles por todo esto, me siento muy halagado- dice el jefe- ya que me van a trasladar a otras oficinas creo que está es una manera muy agradable de despedirme.

-Ni lo mencione, lo vamos a extrañar- aclara el señor Mitchell.

De repente una ola de golpes en la puerta interrumpieron la tranquila velada, los golpes acompañados con una serie de gritos repitiendo un nombre alteraron a Logan pues esos lamentos iban dirigidos a él.

-¡Logan!- escuchaba una y otra vez- ¡Logan, debemos hablar!

-James- dijo el pelinegro al reconocer la voz.

La señora Mitchell estaba muy asustada mientras que el resto de las personas parecen confundidas.

-Creo que iré a ver qué sucede- se ofreció el enfermero levantándose de la silla.

-Te acompaño- siguió el rubio, parecía preocupado pero sobre todo molesto.

Abrió la puerta esperando le peor y para su desgracia le atinó.

James estaba ebrio, aun con una botella en la mano diciendo incoherencias.

-Logan, tenemos que hablar- repitió lo que había gritado antes- ven- ordenó y tomó su muñeca pero Kendall quitó su mano y tomó la otra muñeca del pelinegro.

-Tal vez deberías calmarte y regresar después- sugiere el ojiverde tratando de serenarse- no es un buen momento.

-¿Y tú qué sabes? Logan, por favor, sé que lo arruiné solo te pido que me escuches.

-James, tienes que irte ahora, te lo suplico- pidió el enfermero asustado- no puedo hablar ahora.

-¿O qué? ¡Ah! Cierto, que no saben que me amas- exclamó burlón- no saben que eres mi novio.

-Ex, James, ex novio- aclaró- tienes que irte ahora.

-Caballero, ya lo escuchó- dijo el señor Mitchell que estaba detrás de ellos, al parecer escuchó toda la conversación.

El castaño en un ataque de ira tomó la muñeca de Logan y tiró de ésta más fuerte dispuesto a correr con el pero este fue más rápido y se logró soltar.

Al ver que esto no iba a ningún rumbo, Kendall avanzó a donde James y lo tomó del cuello de su camisa jalándolo violentamente.

-Escucha amigo, te pedí por las buenas que te fueras pero si no entiendes veo que no entiendes, te lo pediré una vez más, ¡Largo!- gritó y aventó a James haciendo que este cayera al pavimento.

Ya sin más remedio se fue del lugar dejando solo al enfermero con quien sabe cuántos problemas con su familia, estaba creando excusas en su mente cuando la vez de su padre rompió el silencio.

-Ni una palabra de esto hasta que se vayan los invitados- ordenó el hombre molesto.

Kogan: No soy homofóbica// TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora