1. Konoha

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Konoha, 1955

La brisa fresca del otoño golpeó con toda su fuerza por la ventana del coche, anunciando que pronto llegaría el invierno , y con el, los duros recuerdos del pasado. Naruto Namikaze, ahora duque de Konoha, estaba camino al lugar que había sido su hogar por mucho tiempo.

Naruto había heredado su título recientemente, pero maldecía la hora en la que tenía que renunciar a su libertad. No tenía que preocuparse por una imagen falsa ante una sociedad mal agradecida e hipócrita.

Pensar que tendría que casarse engendrar herederos, le provocaba un fuerte dolor de cabeza. Quizás heredaría ese maldito titulo, pero no aceptaría las condiciones  que con eso conlleva. No renunciaría jamás a su soltería y mucho menos tendría hijos. Así que cuando muriera el título tendría que pasar a manos de los herederos de Menma, su hermano.

Mientras el coche seguía su curso Naruto observaba la pradera que lo rodeaba. Había olvidado lo hermoso que era Konoha. Una maravilla visual en todo su esplendor. Aún así no tenía ganas de regresar a aquel pueblo atrasado y marginado. Había pasado quince años desde que se marchó de allí no anhelaba  regresar. Esperaba a aque su padre viviera un poco más, pero no fue así. Su viejo padre había decidió morirse antes.

–Viejo egoísta y miserable– bramó Naruto golpeando el asiento con fuerza.habia tenido suficiente con enterarse que el era el siguiente en línea. Quería seguir en la
Ciudad donde todo era diversión, pasión y disfrute. Donde puedes ver a mujeres hermosas mostrando sus encantos. Visitar los famosos clubs para caballeros llenos de bebidas y juegos al azar. Muy distinto a aquel pueblo, donde dolor encontraría paja y trigo.

Escuchó un leve toque en la puerta que lo trajo devuelta a la realidad.

–Hemos llegado Milord–le indicó uno de sus criados.

Cuando el cochero abrió la puerta Naruto salió para encontrarse con la mansión de los Namikaze. Grande, imponente, prepotente como solía ser su padre. Lo único que le daba alegría en esos momentos era poder ver a su madre y hermana. Quizás a su hermano cuando llegara.

Camino hasta la entrada de la mansión y el mayordomo le abrió la puerta para recibirlo. Naruto sonrió con nostalgia al ver que Iruka seguía al servicio de la familia.

–Bienvenido, Milord– le saludo mientras hacía una leve reverencia.

–Es bueno verte Iruka– Le saludo Naruto extendiendo su mano.

Iruka la aceptó con entusiasmo y sus ojos se llenaron de lágrimas.

–Ha pasado mucho sin verle, me alegra verle en salud.

Naruto asintió y le dedicó una cálida sonrisa.

–Lo mismo digo, amigo mío.

Luego de esto Iruka le informó que su madre y hermana estaban en el salón del fondo tomando el té. Naruto asintió y le agradeció. Comenzó a caminar hacia la sala. No antes sin mirar a su alrededor y apreciar los pocos recuerdos agradables que tenía de aquella casa. Era inevitable no pensar en las risas y travesuras que el y sus hermanos habían vivido allí. Ojalá las cosas hubieran sido diferentes...

Al llegar al salón, tocó dos veces para luego entrar.

–Madre– saludo haciendo una pequeña reverencia.

Cuando levantó el rostro se dio cuenta que su madre ni siquiera lo miró. Se quedó en silencio tomando varios sorbos de su taza.

Joven y Bonita (NH)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora